Los procesos democráticos de la actualidad en México requieren de la participación de las mujeres, no solo como ciudadanas que votan y son votadas, sino también como parte de la organización de los procesos electorales. 

No obstante, la presencia de las mujeres en la política no fue siempre una realidad; se necesitó la lucha de mujeres feministas comprometidas con los derechos políticos de las mexicanas para hacer de la inclusión de las mujeres una realidad. 

“Soy parte de esta generación que ha visto cómo el mundo se ha ido transformando”, cuenta la consejera electoral del Instituto Nacional Electoral (INE), Norma Irene de la Cruz Magaña, quien actualmente preside la Comisión de igualdad de género y no discriminación,

“Hace unos años me preguntaban qué hacía, y recuerdo que tuve una respuesta con la que una amiga y yo nos reíamos juntas, porque dije ‘hago historia’,y sí, porque parte de quien soy es haber estado en procesos de cambio históricos”, dijo. “Lo que me permite hacer lo que hago es haber estado en procesos que han sido históricos por muchas razones, desde por ejemplo, estar en un proceso donde se eligió a la primera mujer presidenta en África en 2005 [Ellen Johnson, primera presidenta de la República de Liberia]”.

La consejera electoral afirma sentirse afortunada de haber nacido y estar viviendo en estos tiempos de cambio, donde las mujeres han adoptado puestos de responsabilidad social e incidencia política. 

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Norma Irene tiene claro que la presencia de las mujeres en la vida política del país es un legado de las predecesoras en la lucha por los derechos y la democracia, y por tanto, resulta necesario actuar con la responsabilidad que tal legado conlleva:

“Todo eso que fuimos construyendo en el camino ahora lo tenemos que poner en práctica. Es lo que te lleva a ser consistente y congruente con lo que haces, con las decisiones que tomas, porque una vez estando en un puesto como servidora pública es tu responsabilidad el efecto que tienes”

“La UNAM me formó”

Su primera experiencia en un proceso electoral ocurrió meses antes de iniciar su carrera universitaria. En las elecciones de 1994 el Instituto Federal Electoral (IFE) había sido creado cuatro años antes, y México se encontraba en un contexto de ciudadanización de los procesos electorales. 

Al mismo tiempo el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) formaba parte importante de la opinión pública. Estos fueron hechos históricos que marcaron la visión de Norma Irene durante su último año de bachillerato, que cursó en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) plantel Naucalpan. 

“Yo sin ningún pudor digo que la UNAM me formó. Llegar allí a los 15 años te cambia la vida, llegar a esa diversidad de grupos, de expresiones e incluso preocupaciones. Preocupaciones que a veces no sabes nombrar porque apenas te estás formando”, dijo la consejera.

Fue gracias a su participación social y políticamente activa desde el bachillerato que encontró su vocación en los procesos electorales. “A mí me quedó claro que quería que las cosas cambiaran, pero tenía que ser de forma pacífica”, afirmó. 

Primeras experiencias en elecciones nacionales e internacionales

La actual consejera electoral se formó para ser capacitadora electoral en la elección de 1994, la primera elección que organizó un órgano autónomo (IFE). Ahí supo que eso era lo que ella quería: lo vió como una forma de cambiar pacíficamente las cosas. 

Así, cuando inició la carrera en periodismo y comunicación en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, ella ya había participado en su primer proceso electoral.  En la licenciatura se especializó en investigación y docencia, incluso hizo el programa de ayudantías, actividad para encaminar a los estudiantes hacia la docencia. “Todo eso me ayudó muchísimo cuando estaba de capacitadora electoral”, afirmó. 

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Su primera experiencia electoral internacional fue con la  Organización de las Naciones Unidas en Liberia. Posteriormente, hizo la maestría en Gestión de Mantenimiento de la Paz por la Universidad de Turín. “Las elecciones no solo son instrumentos para disputar el poder, también son instrumentos de consolidación de la paz”, reflexiona la consejera sobre su experiencia en procesos electorales. 

Los obstáculos por ser mujer

“Hasta hace unos años había áreas netamente masculinas”, afirma la consejera electoral sobre las instituciones que llevan a cabo los procesos democráticos nacionales. Cuenta que, en su camino rumbo a la acción política desde lo electoral, ha experimentado discriminación por ser mujer. 

“Yo creo que todas hemos estado expuestas a un montón de estas situaciones. Ahora, una tiene más herramientas para hacer frente a estas situaciones”, dijo.

De acuerdo con Norma Irene, la violencia política contra las mujeres en razón de género es una de las expresiones de la violencia contra las mujeres, y son una respuesta de rechazo hacia la presencia de mujeres en puestos de decisión.  “Claro que hay muchas resistencias que son estructurales”, dijo. “No solo sucede en México. Es, independientemente de la cultura y la religión, una problemática que encuentras”, agregó.

“Creo que todas hemos sido expuestas a la violencia, y por eso, estamos férreamente impulsando todas estas políticas. Este es nuestro momento de incidir. Eso se lo debemos a las generaciones de antes de nosotras, que hicieron posible que nosotras estemos aquí, pero también se lo debemos a las generaciones que vienen. Tenemos que pavimentar el camino para que los retos que nosotras enfrentamos sean menos para ellas”, señaló.

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“Los resultados están allí”

Sobre su ingreso como consejera electoral del INE, Norma Irene asegura que ha sido una etapa de aprendizaje muy particular, debido a las condiciones impuestas por la emergencia sanitaria. 

“Tuvimos una curva de aprendizaje, porque llegué con cuatro colegas que fuimos nombrados durante la pandemia, y había un proceso electoral a las pocas semanas que empezamos. Ha sido una cosa bien interesante y también histórica, porque logramos consolidar una masa crítica dentro del consejo electoral”, dijo Norma Irene.

La consejera Electoral señaló que ha sido gratificante ser parte del proceso de materialización de la paridad total, ya que aunque la constitución establecía la paridad en puestos de representación social, esto no se reflejaba en la realidad. 

“El resultado está ahí: ya hay siete mujeres que fueron electas”, dijo la consejera. “En toda la historia del voto de la mujer, había sólo seis mujeres electas, y ahora, en una sola elección, hay siete mujeres gobernadoras”, señaló.

No obstante, la presidenta de la Comisión de igualdad de género y no discriminación del INE reconoce que aún existen problemáticas que deben seguir atendiendo, especialmente la prevención, atención y erradicación de la violencia política contra las mujeres. 

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Si bien las últimas elecciones fueron históricas, no solo por la cantidad de puestos de representación social que se eligieron, sino también por llevar a cabo acciones en favor de la igualdad de género, tales como la Ley 3 de 3, la exigencia de la paridad de género y la tipificación de la violencia política contra las mujeres como un delito electoral, aún existen cosas que se deben mejorar. 

Una de las propuestas impulsadas por la consejera electoral fue que el 40% de los recursos públicos, por lo menos, se dedicara para financiar las campañas de las candidatas y también el tiempo de radio y televisión. “Ayudó porque las candidatas tuvieron mejores condiciones para competir, pero no es suficiente porque ahora que estamos haciendo el análisis con datos duros nos damos cuenta de que no todas las candidatas recibieron esos recursos”, dijo. 

“No es suficiente la paridad numérica: tiene que ser sustantiva”

Para Norma Irene aún existen muchos retos por superar en camino a la igualdad de género dentro de la esfera política; no obstante, incidir en los procesos electorales del país es una forma de cambiar la realidad política de las mujeres mexicanas. 

“Estamos en este proceso, y esperamos que a las próximas generaciones les parezca normal la paridad de género en todo”, dijo. “Hay mucho que celebrar, pero todavía hay mucho que empujar, porque a veces no solo hay techos de cristal, también hay muros”
 

“No es suficiente la paridad numérica: tiene que ser sustantiva. Hay que involucrarse activamente”, enfatizó.