Pese a la existencia de parquímetros en la calle de Río Danubio, en la misma calle donde se encuentra la embajada de Estados Unidos, los franeleros se aprovechan de los ciudadanos que van a tramitar sus visas, y les cobran tarifa para estacionarse.
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De acuerdo con una ciudadana, cobran 100 pesos por estacionarse en el espacio público. Según una vecina, si uno no sabe y no usa los parquímetros, cobran 50 pesos pero sí se queda mucho tiempo entonces exigen más dinero. Una vendedora consultada cerca del lugar, afirma que llegan a cobrar 80 pesos.
Sí, en cualquier lugar se puede estacionar”, dice la vendedora a La Silla Rota. “Nada más en esta calle es en donde están los franeleros. En Pánuco ya hay lugar”, agrega.
-¿Cuánto cobran ellos?
“Me parece que estaban cobrando 80”, compartió la mujer, quien diariamente se pone frente a la Embajada, como hacen otras personas para ofrecer productos que van desde cigarros, plumas, copias, fotos y hasta renta de bancos a quienes sueñan con obtener su visa para viajar o trabajar en Estados Unidos.
Cómo operan
En Río Danubio, frente a un café ubicado en esa zona hay un parquímetro. Ahí llega un hombre con playera blanca y gorra que con una mano habilidosamente mete dinero al parquímetro, y en la otra carga diversas llaves.
En 15 minutos ingresa en tres ocasiones monedas. Otro hombre lava un automóvil, termina y enciende el coche y se va, pero deja una caja de cartón para apartar el lugar, que en menos de 10 minutos es ocupado por una camioneta que se estaciona ahí durante unos minutos, y luego se aleja, pero sus ocupantes vuelven a dejar el lugar apartado.
Mientras el hombre de blanco usa el parquímetro, también hay otras personas que sí ponen por ellos mismos sus monedas.
En la calle de atrás otro hombre hace lo mismo, estaciona autos y pone el dinero en el parquímetro.
Zona Complicada
Tanto en la zona aledaña a la embajada como en Hamburgo 213, colonia Juárez, donde se entregan las visas, son áreas a las que diariamente acuden cientos de personas.
Algunas vienen de fuera y dado lo estresante que resulta, se ha generado en ambos sitios un pequeño caldo de cultivo de franeleros, vendedores de plumas, y en ambos sitios hay una ausencia total de autoridad, asegura Gustavo García, un ex integrante de Vecinos Organizados de la Cuauhtémoc y defensor del espacio público.
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