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Desde el primer día hubo indicios de asesinato en caso de Graciela y su hija

Una de las líneas de investigación es el robo, luego que un reporte de la Procuraduría informara que la joven no fue víctima de violación

Escrito en METRÓPOLI el

Benjamin Vargas, exconcubino de Graciela Cifuentes, lamenta la lentitud de la investigación sobre las causas de la muerte de su expareja y la hija de ella, Gratziella Sol Cifuentes.

Afirma que desde las primeras horas posteriores al incendio en la casa de su expareja, luego de que el hermano de Graciela y él acudieron al Ministerio Público tuvieron indicios de que la muerte de la fotógrafa y su hija fue obra de un asesinato, y no sólo a causa de un incendio.

Asegura que en los primeros días no mostraron su descontento, porque confiaban en que la línea de investigación se orientaría hacia el homicidio, pero cuando el 1 de abril las autoridades de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México le entregaron a su excuñado la casa (con lo que prácticamente se cerraba el caso), decidieron hacer el video que se viralizó en Facebook, donde piden justicia a las autoridades, denuncian que ambas mujeres fueron estranguladas, golpeadas con arma punzocortante y quemadas, y en el caso de Sol, violada.

Pero, la activista Frida Guerrera estuvo por la noche en la Procuraduría y adelantó en entrevista televisiva que el reporte oficial dictaba que la joven no sufrió abuso sexual, como también lo había adelantado una fuente a La Silla Rota esta tarde.

Vargas señala que la atención de la Procuraduría ha sido distinta a partir de la publicación del video, pero advirtió que si no hay justicia y no se detiene al o los responsables, entonces convocará a la comunidad universitaria -a la que pertenecían ambas- a protestar en las calles.

También se refiere al posible móvil del crimen, relacionado con la intención de despojar de dinero a Graciela por un crédito para reparar su casa afectada por el terremoto del 19 de septiembre pasado, y que ella buscaba arreglar.

Benjamin Vargas confirmó que una mujer que trabajaba en la casa le expresó que efectivamente Graciela le había comentado que tendría un crédito por 2 millones de pesos.

Respecto al sospechoso, que sería el novio de Gratziella Sol, los ojos se le entornan, y dice que él ha pensado lo mismo. Afirma que no lo conoció, aunque supo que la joven de 22 años lo conoció por la red social Facebook.

EL RECURSO DEL VIDEO

Vargas recuerda que días después del asesinato, con el dolor a cuestas, esperaron que la investigación arrojara datos sobre el probable asesino, pero en la Procuraduría capitalina les dieron largas al respecto y cuando el 1 de abril les entregaron la casa supieron que la línea de investigación por homicidio no había avanzado.

El 1 de abril, la Procuraduría General de Justicia le entregó la casa a su excuñado Raúl Cifuentes, luego de que acabó la investigación por la muerte de Graciela Cifuentes y su hija Sol Cifuentes.

Fue entonces cuando decidieron hacer el video que puso el caso en la mirada de la opinión pública. Entrevistado por La Silla Rota, en la casa que por 15 años compartió con Graciela, dice que gracias al video la Procuraduría retomó el caso y que incluso un hermano de su expareja será recibido por el procurador.

Además, gracias al video los medios de comunicación se interesaron por el caso. Sabe que algunos manejaron su nombre como sospechoso, pero no tiene problema con eso. Su interés es difundir el doble. feminicidio

Rememora que fue maestro de fotografía de Graciela y que duraron 15 años juntos. Nunca se casaron y él no era padre biológico de Sol, pero la llamaba hija.

Como le entregaron la casa a su excuñado, es él quien permite la entrada de los medios.

La casa luce los estragos del incendio: en el patio hay libros tirados a medio abrir con hojas quemadas. También hay muebles ahí, fuera de lugar e incluso un maguey al centro se ve ahumado.

Muestra un pequeño cuarto, que también está quemado. Ahí dormía Sol luego del terremoto del 29 de septiembre, ya que su cuarto quedó con fracturas y tenía miedo de volver. Menciona que ella estudiaba en la Facultad de Arquitectura de la UNAM, por lo tanto sabía del tema. En ese cuarto el colchón luce quemado, y la habitación se nota desordenada.

De ahí al segundo piso de la principal construcción el camino se ve gris o de plano negro por las cenizas, el color que deja un incendio.

Al subir las escaleras, la pared y el techo se ven ahumados. Al concluir los escalones, del lado derecho está un recibidor que era la habitación de Sol antes del sismo, y pegado un estudio lleno de polines para sostener el techo. Se trata de una de las áreas más dañadas por el sismo. Las grietas son visibles.

La intención de Graciela era reforzar la casa levantada en los años 70 a su gusto, de cantera y de toques coloniales.

“Tenía una gran voluntad”, dice de su expareja.

Después se dirige a la habitación de ella, pero que compartieron durante década y media. Es tal vez la más dañada por el fuego. El colchón es un esqueleto de resortes, y lo demás quedó destruido.

Todo el segundo piso aún huele a quemado.

Su voz es serena. Sólo cuando reitera que pide justicia, se le nota coraje. Es el mismo sentimiento que denota cuando menciona que el vigilante que esa noche estaba a cargo de la pluma, ese día dejó pasar el auto Yaris propiedad de Graciela, pero manejado por otra persona.

Luego, cuando le preguntó que por qué no hizo nada para detenerlo, el guardia le dijo que porque él no le pagaba. Explica que el guardia lo paga un abogado que vive ladera abajo, por eso no tenía que pagarle.

“Él le abrió al asesino”, dice con un tono de voz más fuerte.

Agrega que un comandante le dijo que el vigilante -que al momento de la entrevista no está a cargo de la pluma- es un mitómano, y también podría ser un sospechoso.

ERA BUENA VECINA

El caso se volvió una referencia en la zona, ubicado en una zona escarpada y boscosa de Álvaro Obregón, donde el metro Barranca del Muerto está a hora y media en autobús.

Aunque la calle está cerca de la terminal de autobuses que van a dicha estación, no se ve la nomenclatura de las calles. Sólo hasta que uno pregunta por la casa incendiada los vecinos ubican el sitio y ayudan.

Cerca del domicilio que perteneció a Graciela, una señora la recuerda como una buena vecina. Dice que ella también salió afectada por el sismo, como ocurrió con distintos vecinos de Santa Rosa Xochiac, y que como la fotógrafa ella tiene una hija, quien lloró al saber de la muerte de Sol Cifuentes.

jamp