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Vivir para servir: El legado de Lupita, rectora asesinada en Veracruz

Amigos y compañeros de trabajo recuerdan a Guadalupe como una persona solidaria y cariñosa que forjó generaciones de jóvenes durante años

Escrito en VERACRUZ el

Xalapa, Ver. – “El que no vive para servir, no sirve para vivir”, era el lema de Guadalupe Martínez Aguilar, rectora de la Universidad Valladolid. Amigos y compañeros de trabajo la recuerdan como una persona solidaria y cariñosa que forjó generaciones de jóvenes durante años, hasta que la acribillaron en la puerta de su vivienda. 

En 2014, a unos días del asesinato de Gregorio Jiménez de la Cruz, reportero del diario Notisur, Martínez Aguilar otorgó becas completas a dos hijos del periodista para que cursaran primero y segundo año de secundaria en la universidad privada.

“Apenas me entero de su muerte. Es muy lamentable que a una persona noble de corazón la hayan matado. Vivimos días difíciles y espero que den con sus asesinos”, dijo Carmela Hernández, viuda de Gregorio Jiménez, privado de su libertad y encontrado sin vida el 12 de febrero de 2014 en una fosa clandestina de Coatzacoalcos. 

Como esta historia otras son contadas en la entrada del panteón Bosques del Recuerdo, donde “Lupita”, como también la llamaban de cariño, es despedida con rehiletes y porras por decenas de personas que rompieron la cuarentena. 

María Guadalupe Martínez fue asesinada con dos disparos en la cabeza el pasado 29 de junio, en el municipio de Emiliano Zapata. La rectora murió en la entrada de su casa, a cinco metros de le universidad donde hasta hace poco recibía estudiantes y daba avisos a padres de familia.   

Aunque los responsables de este crimen están libres, profesores y alumnos no dudan en dar referencias frente a la cámara.  “Fue una mujer luchadora, que se preocupaba por la educación de los niños. Ahora que estamos en el proceso de la pandemia se preocupaba porque no perdieran sus clases. Eso es lo que vamos a extrañar”, dice una madre de familia. 

Durante la pandemia de covid-19, la página de la Universidad promovió negocios locales de integrantes de la comunidad estudiantil, como parte de una iniciativa que la rectora impulsó para promover el consumo local durante la pandemia por el virus SARS-CoV2.

Asimismo, la universidad dirigida por Martínez Aguilar apoyó con despensas a personas afectadas por el desempleo que generó la contingencia sanitaria. 

PROMOTORA DEL DEPORTE Y FAN DE LOS TOROS VALLADOLID 

El apego de Guadalupe Martínez con la Universidad Valladolid traspasaba las aulas. Aunque en un inicio no era fanática del futbol, alumnos comparten que terminó siendo fiel seguidora del equipo Toros Valladolid, a quienes acompañó en torneos a lo largo del país. 

“Yo llegué a la escuela desde hace tres años gracias una beca deportiva. La maestra becó a muchos jugadores, creó un buen equipo y prácticamente nos regalaba los estudios por hacer lo que nos gusta”, dice Marco Antonio Hernández García un joven de 18 años que además es novio de la hija mayor de Guadalupe Martínez.

El joven explica que el equipo universitario lo integran unos 30 jugadores de los cuales 20 fueron beneficiados con becas del cien por ciento, al igual que sucedió con los hijos del reportero Gregorio Jiménez. 

“A muchos ayudaba, era muy buena persona. En el equipo hay compañeros que no tienen muchos recursos y pues ella les daba estudio y si alguien pedía un apoyo ella también se lo daba. Fue de las personas más buenas y solidarias que conocí en mis 18 años de vida”, dice el joven.  

Marco Antonio recuerda que hasta antes de que fuera creado el equipo de futbol Valladolid, la rectora simpatizaba más con eventos de “tocho” o futbol americano. “Pero después se apasionó y nos acompañaba a los partidos, a los viajes; llevaba a las maestras, tocaban tambores, trompetas, quería tanto al equipo que hacía lo imposible para que nosotros viajáramos bien, comiéramos bien”, agrega. 

Así Marco Antonio y sus compañeros que se han dado cita en el panteón de Xalapa recuerdan con ligeras sonrisas las experiencias que compartieron con Martínez Aguilar en torneos por Puebla, Pachuca, Veracruz, Guadalajara y Monterrey. “Todos los gastos ella los solventaba”, reconocen agradecidos los jugadores de futbol. 

Pero Guadalupe alternaba sus labores académicas con actividades que compartía con su familia. María Guadalupe fue una mujer excepcional. Tenía un gran sentido de la amistad y de la solidaridad. Siempre estaba pendiente de sus papás, fue excelente madre, hija, esposa”, dice otra amistad de la rectora. 

“HAY TEMOR DE QUE SE ESTO REPITA; EXIGIMOS JUSTICIA”

“Hay temor, yo anoche me encerré. Hay miedo de que esto pueda repetirse. Aquí es una zona muy tranquila, vivimos generalmente puros maestros en la unidad Bugambilias”, dice una vecina del fraccionamiento de Emiliano Zapata. 

La mujer que asistió a un homenaje de cuerpo presente en la Universidad Valladolid, se dice consternada por el crimen que se cometió en un lugar donde el patrullaje de policías es frecuente, porque fue a las nueve de la mañana, y contra una persona trabajadora. 

“Exigimos a las autoridades que se pongan a trabajar, es lo que nos merecemos quienes pagamos impuestos. Este tipo de escenas nos mueve a todos, no nos permite salir con tranquilidad. Exigimos a las autoridades que investiguen, que esto no se quede así”, dice la mujer que solicita el anonimato. 

Sobre el asesinato de Martínez Aguilar la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) informó que hay sospecha de dos responsables que se cambiaron de ropa y huyeron; que hay dos líneas de investigación y que prácticamente está descartado que todo haya derivado de un robo. 

En el portón blanco donde fue acribillada Guadalupe se miran ocho huellas dactilares marcadas e identificadas por la Fiscalía General del Estado (FGE) de las personas que hoy están prófugas de la justicia.  

Por los cielos de Xalapa y Emiliano Zapata un helicóptero sigue las pistas de los asesinos, en discursos autoridades prometen justicia, pero entre los deudos, a ras de suelo, se esparce un temor de que este sea el caso de otra mujer que matan y que queda impune.

ygr