Main logo

Vitaminas para el Alma, 67 años de promover la lectura de los jarochos

Vitaminas para el Alma fue uno de los pocos negocios que permaneció abierto al público durante la pandemia del covid

Escrito en VERACRUZ el

En la avenida Francisco I. Madero, a una cuadra del Mercado Hidalgo de la ciudad de Veracruz, docenas de libros y revistas viejas permanecen estáticos y con su contenido intacto, esperando la llegada de sus nuevos lectores.

Con 67 años permaneciendo vigente en el gusto de los veracruzanos “Vitaminas para el Alma” es una de las librerías más antiguas y con tradición de la ciudad, que subsiste pese a las bajas ventas y el cambio que impuso la pandemia del covid.

El pequeño negocio de compra y venta de libros usados, rodeado de tiendas de ropa y zapatos, no pasa desapercibido por los jarochos que caminan por la zona.

Sobre las puertas con cortinas de metal el nombre del negocio se encuentra escrito con letras desgastadas como las que se ven en las portadas de sus libros, pero por estos tiempos es otro el letrero que llama más la atención de quienes caminan por el lugar: “Oferta de libros a solo 10 pesos.”

En su interior sentado en su mítico sillón negro está Marcos Ventura López, propietario de aquel local que, además de albergar cientos de libros y revistas que tapizan sus paredes, está lleno de tradición e historia.

Marcos es la segunda generación que atiende aquel negocio, que fue fundado por su padre Omar Ventura, quien en sus comienzos se dedicó a la venta de tortas en la zona de mercados.

Su pasión por la lectura y al ver que sus clientes compraban las revistas que leía, lo llevó a poner aquel local que años más tarde se convertiría en referencia no solo por los jarochos, sino también por personas de diferentes países.

Al igual que artistas y distintos personajes de la política veracruzana, hicieron de este, su lugar preferido para comprar libros.

“La misma gente empezó a venderle los libros a mi padre y él cambiaba, compraba y vendía, después la gente empezó a ver que aquí compraban libros usados, que hoy en día ya casi nadie los compra”, lamentó Marcos.

Más de 4 mil libros permanecen dentro del negocio

El negocio familiar fue heredado a Marcos Ventura y otro de sus hermanos, quienes mantienen vivo el mismo amor que su padre tenía por la lectura.

Con más de 4 mil ejemplares que son donados o vendidos por los mismos clientes, es como se abastece aquel local con temas variados como cultura, política, historia, ciencia, viajes, literatura e infinidad de autores para todos los gustos.

Entre los más vendidos están las revistas de ciencia, que la mayoría de los estudiantes las ocupa para recortar, mientras que los libros de superación personal son los que tienen más auge entre los clientes.

“Tuvimos la venta de un libro de 2 mil 500 pesos, del Quijote de la Mancha con dibujo y todo del año mil ochocientos y fracción en verdad muy viejo”, cuenta entusiasmado Marcos por aquellos años donde el negocio tenía mayor apogeo.

Aparte de contribuir con la venta a bajo costo, donan algunos de ellos a las comunidades más alejadas del estado y que no cuentan con las posibilidades económicas para adquirir libros nuevos.

Covid bajó 60 por ciento ventas de libros

Vitaminas para el Alma fue uno de los pocos negocios que permaneció abierto al público durante la pandemia del covid, pero eso no evitó que sus ventas cayeran hasta 60 por ciento, aseguró su dueño.

El cierre de escuelas y la baja actividad económica dañó los ingresos de sus clientes, lo que causó que dejaran de comprar por algunos meses.

Pese a eso permanecen abiertos, ya que muchos de sus clientes frecuentes con el paso de los años se convirtieron en amigos y una referencia para todas aquellas personas que gusten por comprar libros a un buen precio.

“La gente sí lee, lo que pasa es que no tiene accesos a los libros por el costo”, afirmó Marcos Ventura.

Contra todos los pronósticos y pese a que el hábito de la lectura con el paso de los años se ha ido deteriorando entre las personas, Marcos comenta que la gente no compra libros por el costo excesivo de algunos. 

“Nosotros que vendemos usados los damos a la mitad o un poquito abajo y no se venden, por eso mucha gente dice equivocadamente que no sabemos leer, pero sí sabemos, no podemos comprar que es muy diferente ya que la economía no está para eso”.

Fue por ese motivo que su negocio logró sobrevivir casi siete décadas en el gusto de los veracruzanos, quienes siempre buscan su local por el precio accesible que les brinda y lo acogedor de los libros tapizando las paredes o apilados al fondo del viejo local.

ygr