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VIDEO| “Temo por mi vida”: Doctora del INAH denuncia a su esposo por amenazas de muerte

Durante 11 años ha sufrido abusos, incluso, frente a autoridades judiciales de Veracruz sin que el arquitecto xalapeño haya sido detenido

Escrito en VERACRUZ el

Xalapa, Ver. - Amenazas de muerte, desprestigio, vandalismo y una probable complicidad de autoridades con su agresor, denunció Adriana Gil Mardoño, investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Veracruz, quién durante 11 años ha sido víctima de violencia por parte de su exesposo, Antonio Selem Hurtado de Mendoza, incluso frente a autoridades en un recinto judicial de Veracruz, sin que a la fecha “alguien haya hecho algo”. 

“Dado los trágicos acontecimientos cometidos contra Raquel Padilla y Abril Pérez -víctimas de femicidio- es que hoy me veo en la necesidad de hacer pública mi situación”, lamenta la doctora a través de un video, que junto a un escrito ha hecho circular para evidenciar a su expareja, a la Fiscalía General de la República (FGR) y del Estado de Veracruz (FGE) por su inacción. 

Señala directamente al M.P. Rogelio Villalobos, adscrito a la FGR en Veracruz, por intentar desacreditar su labor como investigadora, a la M.P. Andrea Jahel González quién por meses se ha negado a aceptar datos de prueba en contra de su agresor y a la diputada Ana Miriam Ferraez, quién le permitió a Antonio Hurtado exhibir a Abril Gil en un simposio por negarle ver a la hija de ambos.  

Los abusos y maltratos que ella denuncia públicamente provenientes del aquitecto xalapeño, donde asegura que teme por su vida, comenzaron desde hace 11 años, su agresor, expone, se ha valido de todos los medios posibles para insultarla, así lo revela el texto que evidencia algunos de los correos recibidos. 

“Obsérvate bien: ególatra narcisa, pretendes ser artista, crees que luces impecables, ¿te gustas? Eres carne vieja de mala calidad, llena de problemas que arrastra un hijo cuadripléjico y una fama pública desprestigiada. A ver quién quiere meter las manos por ti. No puedes ofrecer ser pareja porque no lo eres. No puedes ofrecer ni siquiera buen sexo. Tu destino es la nada y el de tu familia es peor.”

El calvario de Abril Gil inició en 2009, en Houston Texas donde el hijo de ella con su anterior matrimonio se mantenía hospitalizado luego que una negligencia médica lo dejara cuadripléjico.

“Ambicionaba (su entonces esposo) una casa de lujo en Houston y un avión privado” relata la mujer en la misiva; por lo que mientras ella intentaba llevar a su hijo a rehabilitación, él buscaba “mantenerlo como rehén” en el hospital para obtener así el dinero que buscaba. 

Dos años más tarde, al llegar a un acuerdo con el hospital y trasladar a su hijo a un centro de rehabilitación, Adriana Gil conoció la otra cara de Antonio Hurtado “se enfureció como nunca antes” y a través de emails desacreditó a la investigadora del INAH frente a las autoridades del hospital.

Los próximos años, Gil Moroño “sin fuerzas para divorciarse” explica que se dedicó a sus hijos y a las investigaciones sobre historia de Veracruz, trabajos inspirados en el profundo dolor que padecía ante la situación de su hijo y la que enfrentaba “cuando conocí el verdadero rostro del monstruo con quien me había casado.” 

Fue hasta 2016 que solicitó el divorcio, pues asegura que, aunque el hombre que continúa libre pasaba largas temporada alejado de ella, “cuando estaba conmigo abusaba emocional y psicológicamente de mí.”

Ahí iniciaron las vejaciones peores. Al enterarse Antonio Selem que ella le pedía el divorcio la saco de su casa, la persiguió e insultó en público. La amenazó con matarla a ella, a su papá, a su hermana y a sus sobrinos. Abril Gil fue auxiliada por la policía mientras lloraba en la calle. El agresor robó su visa y la de sus hijos.

Al llegar la orden de restricción en contra de Hurtado de Mendoza, enfurecido la dejó “en el frío de la noche” a ella, a su hijo en silla de ruedas aún convaleciente y a la hija de ambos de apenas nueve años. 

En 2017 Antonio Hurtado fue detenido por fraude y liberado más tarde, en el tiempo que permaneció privado de la libertad, la investigadora del INAH cuenta que mandó a vandalizar la casa en la que vivían y buscaba vender: pintó paredes, robó mobiliario, e intimidó a los agentes inmobiliarios para impedir la venta. 

Durante el proceso de divorcio, Adriana Gil recibió un mensaje en el cual su ahora exesposo la amenazó nuevamente. “Dijo que dedicaría su vida a destruirme”.