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Veracruzana desafía al cáncer, a la pobreza y al covid-19

Adela tiene a 2 nietos a su cargo, un refrigerador casi vacío y vive en colonia donde vecinos se manifiestan por hambre

Escrito en VERACRUZ el

Xalapa, Ver. - La preocupación de Adela son sus nietos. El cáncer en etapa 3 que padece o la pandemia de covid-19 son grandes obstáculos para cuidar de María y Roberto, de 10 y 9 años.

El virus está dificultando todo. Su esposo trabaja ocasionalmente; su hija, madre de los menores, se fue a la Ciudad de México a probar suerte, pero está en paro y llora vía telefónica por no poder enviarles dinero.

Además, ella necesita ser operada por segunda ocasión. Tras la extirpación de un tumor en uno de sus senos fue al Centro de Alta Especialidad de Xalapa para que le quitaran los puntos.

Fue entonces que los médicos se percataron que antes de la intervención el cáncer se había expandido.

Por ahora espera y confía en que puedan operarla en el Centro Estatal de Cancerología (CECAN), aunque la fecha estimada es que lo hagan el próximo mes de junio o julio, concluidas las quimioterapias.

A la fecha su familia casi no tiene nada. El gas se terminó y prepara o calienta los alimentos con una cubeta de metal convertida en anafre.

Con esfuerzos pagaron el recibo de luz y gracias a eso también usan una parrilla eléctrica. En un banco acomodaron 4 tabiques, simulando con astucia una estufa, aminorando el esfuerzo de poner o quitar cacerolas.

Ahí Adela calienta el agua para bañarse. Los estantes colgados en las paredes de la cocina para conservas y otros alimentos están vacíos, igual que la nevera.

“Todo esto es muy difícil porque no tenemos más que un ingreso; mi esposo es ayudante de albañilería y no tiene trabajo seguro.

“Es lo que me preocupa, nosotros como adultos nos comemos cualquier cosa, unos frijolitos, pero un niño pide cosas que para nosotros ahora son imposibles”, lamenta.

SE MANIFIESTAN POR HAMBRE

Adela vive en la colonia El Porvenir II, en donde los vecinos recienten la crisis económica ocasionada por la pandemia. Apenas a inicios de este mes de mayo los colonos se manifestaron en las inmediaciones de la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan).

El Ayuntamiento de Xalapa ofreció despensas para los ciudadanos en situación vulnerable por el coronavirus y aconsejó que pusieran trapos rojos en las puertas de sus hogares, pero la ayuda no llegó a esta zona.

Sin recursos para trasladarse a la zona centro, donde está el Palacio Municipal, los lugareños optaron por pedir auxilio en Finanzas. Las oficinas de esta Secretaría son vecinas de la colonia y llegaron a pie.

En su movilización pacífica gritaron o escribieron en cartulinas que en El Porvenir II son más de 350 habitantes en completa necesidad. La mayoría laboran como obreros, empleados informales o de pequeños negocios, sin recibir un ingreso desde hace 2 meses.

Tras “clausurar” simbólicamente la dependencia los manifestantes volvieron a El Porvenir II. Casi una semana después llegaron algunas despensas, aunque en hogares como el de Adela ni siquiera se enteraron cuando las repartieron.

VIVIR AL DÍA

“Me diagnosticaron cáncer de mama, es un gran problema; me operaron en el CAE y cuando fui a retirarme los puntos me dijeron que ya tenía cáncer en etapa 3”, explica Adela.

Reconoce que en una ocasión el DIF le brindó una despensa una vez que empezó la contingencia sanitaria y en general ha sido atendida en su enfermedad. 

Apretándose las manos, con un gorro cubriendo su cabeza, su rostro se consterna el ver el refrigerador casi vacío. Después voltea a ver a sus nietos.

En la humilde vivienda todo está impecable. Pese a sus “achaques” la mujer se da fuerzas para limpiar, hacer de comer y atender a sus pequeños.

En la pieza huele un poco a carbón, del último guiso que cocinó en el patio, en una pequeña parte techada.

Insiste en que quisiera trabajar, pues desde agosto de 2019, cuando fue diagnosticada, tuvo que dejar de ayudar con los gastos.

“Me operaron el 9 de septiembre y a partir de esa fecha no he podido trabajar; espero que el mes que viene o en julio me puedan operar de nuevo”

Reconoce los esfuerzos de su esposo, Domingo Aburto, quien por su insistencia consigue uno o dos trabajos por semana, lo que les permite vivir al día.

“Para nosotros ahorita es imposible absorber gastos. Llega la luz, el agua.

Mi hija se fue afuera a trabajar y por esto que está pasando no ha podido regresar; ella se quedó sin trabajo, me habló y no nos puede ayudar”.

Adela confía en que la ayuda llegue, que alguien, quien sea, pueda “echarles una mano” para salir adelante.

Las imágenes religiosas cuelgan en varias partes de las paredes sin repellar. Destacan una virgen de Guadalupe y un cuadro de la última cena, a los que Adela dedica sus oraciones.

ygr