Main logo

Tragedia en mercado de Veracruz, herida que duele después de 17 años

En aquel entonces, se giraron 23 órdenes de aprehensión en contra de vendedores que comercializaban los cohetes, así como 10 exfuncionarios del Ayuntamiento

Escrito en VERACRUZ el

Lo primero que recuerda es el estruendo que la ensordeció unos segundos, después vinieron los gritos y explosiones, la gente comenzó a correr frente a su local ubicado en uno de los accesos en la cara sur del Mercado Hidalgo, en la zona centro de la ciudad de Veracruz.

Xóchilt Saviñón siente el olor penetrante a pólvora del 31 de diciembre de hace 17 años cada vez que recuerda la fecha, los cuerpos carbonizados entre los fierros retorcidos y el escombro calcinado por donde caminó ese día también le caen a la mente, por eso trata de hablar lo menos posible de cómo vivió ese momento.

“Vi a las personas quemadas, como quedaron, mutiladas, ya muertas ahí, entré a lo que ahora le llaman la zona cero, vi a los compañeros que trabajaban aquí. Yo pensé que se estaba cayendo el mercado”

Sin embargo, lo cree necesario para que no se olvide la peor tragedia que se ha vivido en la ciudad de Veracruz, con un saldo de 29 personas muertas por la explosión de puestos ambulantes llenos de juegos pirotécnicos que se vendían con la complacencia del Ayuntamiento.

El lugar donde cayó la primera chispa que desató la reacción en cadena es la esquina de la avenida Miguel Hidalgo y la calle Juan Soto; que un año después de delimitó como “zona cero”.

En el sitio una cruz negra con una placa de metal tiene escritos los 29 nombres de las mujeres y hombres que murieron en el lugar la tarde del 31 de diciembre del 2002, cuando comerciantes y ciudadanos se preparaban para celebrar un año nuevo.

INVADIDA LA ZONA CERO

Después de la tragedia la autoridad municipal reglamentó una política de cero tolerancia para la instalación de comercios ambulantes o puestos fijos y semifijos en el lugar, también se estableció la prohibición para la venta de cualquier artículo elaborado con pólvora.

Sin embargo, después de 17 años ninguna de las dos restricciones es acatada; en el primer caso los inspectores de comercio que caminan en la zona de mercado no aplican el Reglamento Municipal.

Se les puede ver pasar de largo por la cruz que sirve como monumento para recordar el luto, sin voltear a ver a los vendedores que ofrecen sus productos justo en ese lugar.

En las banquetas de la calle Juan Soto y la avenida Miguel Hidalgo, se ubican más vendedores ambulantes, un puesto fijo y varios semifijos en al menos 100 metros de lado y lado.

Xóchilt prefiere no dar una opinión sobre este hecho, su cara de disgusto es evidente, pero afirma que ahora es presidenta de la Asociación de Locatarios del Mercado Hidalgo, por lo que prefiere mantener el control al interior de la plaza y no en el exterior.

“Todos fuimos culpables, el que compró, el que dio los permisos, los que vimos y no denunciamos en su momento, como siempre dijimos que no pasaba nada y pasó, muchos comerciantes quedaron ahí”, declaró la representante de locatarios que fue testigo de los hechos.

HECHO IMPUNE

El saldo fatal en el incendio en la zona de mercados la tarde del 31 de diciembre del 2002 fue de 29 personas muertas, calcinadas por el fuego o asfixiadas por el humo de la pólvora, lo menos grave fueron las pérdidas económicas de 10 millones de pesos por los daños a los comercios y viviendas.

En aquel entonces, se giraron 23 órdenes de aprehensión en contra de vendedores que comercializaban los cohetes, así como 10 exfuncionarios del Ayuntamiento de Veracruz, aunque el entonces alcalde, José Ramón Gutiérrez de Velasco, no tuvo ninguna consecuencia legal.

Los exfuncionarios involucrados, del área de Comercio, pagaron una fianza de 10 mil pesos y salieron casi de inmediato de la cárcel.

La única que permaneció encarcelada por este hecho fue una vendedora ambulante inculpada por ser la supuesta propietaria del puesto donde se generó el incendio, en el que perdió a su papá y su hermana menor de edad, aunque ella salió libre tras cumplir su condena en el 2006.

En declaraciones a este reportero, la comerciante en libertad afirmó que la responsabilidad fue de funcionarios del Ayuntamiento que autorizaron la instalación de los puestos con pagos que no eran registrados en la Tesorería, lo que ese año en particular hizo que la cantidad de puesto no tuviera control.

Versiones de sobrevivientes apuntan a que un hombre arrojó una colilla de cigarro sobre uno de los puestos con cohetones, saliéndose de control el fuego, mientras que la cantidad de puestos hizo imposible huir para muchas personas que realizaban sus actividades en ese momento.

Xóchilt Saviñon afirma que la fecha quedó marcada en la memoria para que no se repita.

ygr