El canto de Julián inunda la avenida Independencia, mientras su esposa y su hijo lo esperan a un lado sentados en la banqueta, hace más de un año que las calles se convirtieron en su segunda fuente de ingresos.
Desde antes de la pandemia de la covid, la avenida Independencia en el Centro Histórico de la ciudad de Veracruz era el escenario predilecto para los artistas, que encontraron en el arte urbano un mejor ingreso, como Julián.
Al igual que muchos estuvo estudiando por cuatro años Educación Musical y Canto Operístico, en la Ciudad de México, después de estar fuera de su estado decidió regresar a Veracruz para probar suerte.
Hace tres años se topó con la falta de trabajo para este sector, posteriormente decidió entrar al Coro de la Universidad Veracruzana, pero no hubo espacio para alguien que estudió en otra universidad, por lo que optó por dar clases particulares para ir sobreviviendo.
“Estuve haciendo de todo, cantando en restaurantes, estuve cantando en calles, avenidas, en el malecón e inclusive en los camiones y pues si, es un poquito pesado porque hay que estarse moviendo, trasladando”, contó.
La llegada de la pandemia vino a complicar su situación, pues con el cierre masivo de espacios públicos, centros nocturnos y restricciones sanitarias puso en riesgo su único ingreso.
Aunado a eso dejó de dar clases debido al temor del contagio del virus, pues su esposa acababa de dar a luz su primer hijo, lo que complicó más su situación económica.
“Me estuve yendo desde marzo hasta septiembre cantando en los camiones y del diario me levantaba entre 40, 50 y 80 pesos, por lo general nunca pase de 200, desde las 10 de la mañana hasta las 7 u ocho de la noche ”, aseguró.
Todavía recuerda la preocupación que tenía en los primeros días de la pandemia, pues no había trabajo y su esposa se encontraba internada en el hospital, para pagar la deuda se dedicó a la venta de comida.
“Estuve vendiendo donas, buñuelos, hielitos todo ese tipo de cosas porque pues sí, estaba acostumbrado más a que mi fuerte era la música, cantar en las calles, eventos y de repente muévete a otro campo donde no tienes idea de cómo le vas a hacer”, dijo.
Tras el regreso al semáforo verde en la ciudad se instaló en la avenida Independencia, junto con su esposa llegan todos los días desde las 11 de la mañana hasta las cinco de la tarde. Con la cooperación de algunos transeúntes ha logrado sobrellevar la crisis.
Espera que con el regreso a clases presenciales en escuelas pueda retomar la enseñanza en estos institutos.
PRECARIEDAD LABORAL PARA ARTISTAS
Julián asegura que dentro del estado de Veracruz y a nivel nacional el campo laboral de los artistas es escaso, por lo que se ven obligados a incursionar en el arte urbano.
Otra de las cosas que ha notado es que en el estado no abren espacios para otros géneros como el mariachi, ópera y pintura.
“Es una carrera con muy poco campo laboral, no es como que en cualquier empresa estén solicitando músico y para que alguien requiera un cantante. Un médico cualquiera lo requiere en cualquier ocasión, en tanto un músico es más para ocasiones especiales”, aseveró.
Además de la falta de espacios y trabajo, la precariedad laboral en el ambiente artístico antes de la pandemia ya se encontraba en situaciones adversas.
Para el año 2014 según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), la población ocupada como músico en México, corresponde a poco más de 126 mil personas.
Siendo los hombres los que más desempeñan esta profesión, pues 93 de cada 100 son hombres y únicamente siete son mujeres, de estos 90 son músicos ejecutantes, ocho son cantantes y dos son compositores y arreglistas.
De cada 100 matriculados en carreras de música del nivel superior, 60 se concentran en el Distrito Federal, Puebla, Nuevo León, Veracruz y Chihuahua.
La encuesta también arrojó que en el año 2014 de cada 100 músicos, 81 estaban ocupados en el sector de los hogares de manera informal. Ganan en promedio por hora trabajada aproximadamente 86 pesos moneda nacional. De ellos, 95 por ciento no tienen acceso a instituciones de salud como prestación laboral.
Solo 18 de cada 100 músicos remunerados o asalariados tienen otras prestaciones como aguinaldo y vacaciones con goce de sueldo.
Del total de músicos que son subordinados remunerados, solo 12 por ciento cuenta con un contrato escrito y 88 por ciento no. De los contratados, 93 de cada 100 tienen contrato de base, planta o tiempo indefinido, en tanto que el resto cuenta con contrato temporal.
Este es el caso de Julián quien la pandemia lo orilló a buscar otras alternativas para sobrevivir, debido a la falta de un trabajo seguro.
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