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“Si mi país fuera seguro y hubiera trabajo, no estaría aquí”: migrante en Juárez

Migrantes centroamericanos narran las pesadillas que los obligaron a huir de sus países hacia Ciudad Juárez, donde pasan otro viacrucis al solicitar asilo a EU

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Escrito en ESTADOS el

CIUDAD JUÁREZ-. Ingrid, una solicitante de asilo guatemalteca, dijo que buscó refugio en México en marzo pasado después de ser expulsada de Estados Unidos.

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Ella cruzó hacia Arizona con dos de sus hijos, de 6 y 14 años, con la ayuda de un contrabandista, pero fue detenida y enviada de regreso a México sin que se le permitiera presentar su caso, que, según su testimonio, se basa en el abuso que había sufrido en una relación. “Estaba devastada”, dijo.

Ahora vive en un refugio para migrantes en Ciudad de México y afirma que todavía espera poder llegar a Estados Unidos algún día. Mientras tanto, México es una buena alternativa.

Si regreso a Guatemala, tendría miedo por mi vida y la de mis hijos... aquí me siento libre

ESPERA ETERNA

Todo lo que Isela puede hacer es esperar. Ella es una entre docenas de migrantes que han hallado refugio temporal en el albergue Buen Samaritano, según narra La Verdad.

Ella huyó de su casa en Perú hace seis meses. La pandemia cerró su negocio, y le dejó una deuda. Una deuda, dice ella, que los pandilleros le fueron a cobrar.

Vinieron a nuestra casa con armas de fuego... si mi país fuera seguro, y si hubiera trabajo, yo no estaría aquí

Isela solicitó asilo en diciembre al gobierno de Estados Unidos, y aún no ha tenido su primera audiencia en el tribunal de inmigración. Ella tiene familia en Nueva York, y espera poder reunirse con ellos mientras atraviesa su proceso.

“Mi mayor miedo es que me envíen de vuelta”.

HUYEN DE LA VIOLENCIA

En 2011, la familia de Keldy y otras decidieron comprar unas parcelas de tierra en la costa norte del Caribe de Honduras. Las pandillas, sin embargo, no estaba de acuerdo y amenazaron a uno de sus hermanos. Lo mataron después de que éste lo reportara a las autoridades. Keldy testificó contra los asesinos y después recibió numerosas amenazas. Se enteró de que pusieron precio a su cabeza.

La familia entera huyó a México en 2013, pero fueron deportados por el gobierno mexicano.

De nuevo en Honduras, huyeron a una zona montañosa llamada El Naranjo. En 2017, sin embargo, los vecinos le dijeron a Keldy que había gente preguntando sobre sus horarios: ¿A qué hora salía de casa normalmente? ¿A qué hora llegaba? El miedo volvió y la familia huyó hacia Estados Unidos.

En 2017 cruzó la frontera con su hijo menor, Erick, que ahora tiene 17 años, y su hijo mediano, Mino, hoy de 19.

Planeaban pedir asilo, así que saludaron con los brazos cuando vieron a una camioneta de la patrulla fronteriza en el desierto de Nuevo Mexico. Ella y sus hijos fueron llevados a una celda en un centro de detención en Deming, Nuevo México. Pensaban que en algún momento serían liberados y se podrían reunir con Alex, hijo mayor de Keldy y quien había cruzado la frontera el mismo día por Arizona.

Lo que no sabían era que el presidente Trump había impuesto medidas extraordinarias para limitar el asilo, acusando de criminalidad a cualquiera que entrara a Estados Unidos ilegalmente desde México y lo cual se traducía en la separación de miles de niños de sus padres.

Menos de dos días después de llegar a Estados Unidos, Keldy fue esposada y separada de sus dos hijos. Se reunieron tres años después, tras comprobar que efectivamente era perseguida por el crimen en su país.

MUCHAS VECES SE PIERDE

En el mismo albergue, Manuel Tinto, un solicitante de asilo hondureño, evalúa sus opciones. Llegó a Juárez con su hijo adolescente hace más de dos años. Perdió su caso hace casi seis meses.

Comencé a llorar cuando perdí mi caso... sentí un fuerte dolor en el pecho, mi corazón. Vine aquí con la idea de que podía vivir una vida más segura para mi familia

En lugar de presentarse a su audiencia de apelación, decidió quedarse en Juárez. Actualmente trabaja en construcción y tiene la esperanza de que algún día podrá obtener asilo en los Estados Unidos. Volver a su país de origen no es una opción. Dijo que las pandillas trataron de obligar a su hijo a unirse.

¿ASILADO O REFUGIADO?

Para Linda Rivas, directora ejecutiva del Centro de Defensa del Inmigrante de Las Américas, “demostrar que lo pueden matar o demostrar que es probable que lo maten en realidad no es suficiente para obtener asilo”.

“El asilo no tiene como propósito proteger a todos aquellos que están en peligro inminente”, cuenta a La Verdad.

El gobierno estadounidense define a un asilado como una persona que “no puede o no quiere regresar a su país de origen debido a persecución o un temor bien fundado de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opinión política”.

Hay una diferencia clave entre asilados y refugiados. Estados Unidos limita la cantidad de refugiados que acepta cada año. Pero dado que los solicitantes de asilo deben pisar territorio estadounidense para solicitar protección, no hay límite.

Entonces los solicitantes de asilo deben demostrar que son perseguidos y que sus gobiernos no pueden protegerlos.

A menudo se entregan voluntariamente a los agentes en la frontera; sin embargo, el proceso se ha vuelto confuso, dado que el Departamento de Seguridad Interna está implementando una directiva del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), llamada Título 42, una orden que permite que los agentes estadounidenses expulsen a los inmigrantes hacia México inmediatamente, citando los problemas de salud relacionados con la pandemia.

LARGA BATALLA

Cuando el proceso de asilo se desencadena, comienza una larga batalla cuesta arriba para aquellos que buscan refugio en Estados Unidos. Los datos muestran que en realidad solo alrededor del 15 % ganan sus casos.

“Quieren una mejor situación. Si pudieran mantenerse a sí mismos y a sus hijos a salvo, no vendrían a Estados Unidos”, dijo Rivas.

Ese fue el caso de Julio González y Enrique Henríquez. La pareja salvadoreña llegó a Estados Unidos en 2017.

“Las pandillas se dieron cuenta de que vivíamos juntos. Se dieron cuenta de que somos gay”, dijo González.

Los extorsionaron, y González dijo que cuando fueron a la policía, los oficiales se rieron en sus caras.

Después de pedir asilo, González y Henríquez estuvieron detenidos en el centro de detención de Inmigración y Control de Aduanas de El Paso.

“Fue un proceso muy difícil. Estuvimos detenidos por casi un año”, dijo González.

Pero tenían a Rivas como abogada. Tener representación legal aumenta enormemente las posibilidades de triunfar.

Para complicar las cosas, las tasas de otorgamiento de asilo varían mucho en función del lugar en que el caso del inmigrante se juzga. El Paso tiene una de las tasas de aprobación más bajas en el país. De los 223 casos conocidos en el Ejercicio fiscal 2020, solo 29 fueron otorgados, o el 13 por ciento. En Los Ángeles, por ejemplo, la tasa de aprobación fue de 23 por ciento.

Varios factores determinan si un solicitante de asilo tendrá éxito. Las tasas de asilo varían enormemente en función de quién es el juez de inmigración. Las tasas de rechazo oscilan entre 76.8 y 92.2 por ciento con los jueces de inmigración de El Paso, de acuerdo con los datos.

FINAL FELIZ

Llenos de felicidad y agradecidos con el gobierno de Joe Biden por permitirles ingresar a Estados Unidos después de esperar hasta dos años en Ciudad Juárez, 4 mil 715 migrantes han cruzado la frontera a través del Puente Internacional Paso del Norte, bajo los Protocolos de Protección a Migrantes (MPP), 73 de ellos este miércoles.

Los primeros migrantes en ingresar al vecino país lo hicieron a través de Tijuana el 19 de febrero, mientras que en Ciudad Juárez el primer grupo de 25 personas entró el 26 de febrero, en coordinación con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados de las Naciones Unidas (Acnur), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). 

Hasta el ingreso de Biden a la presidencia, 8 mil 785 todavía estaban en espera de su primera audiencia ante el juez y 2 mil 061 permanecían pendientes en el proceso ante la Corte de Inmigración de El Paso.

 

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