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“Puente del Diablo”: la leyenda lúgubre del pueblo mágico de Coatepec

Homicidios, choques, suicidios… en el puente construido hace más de 4 siglos siguen ocurriendo toda clase de tragedias año tras año

Escrito en VERACRUZ el

Lo llaman “el puente del diablo” y fue construido a finales del siglo XVI y principios del XVII. Con poco más de 4 siglos de historia año con año siguen ocurriendo toda clase de tragedias en esta estructura transitada diariamente por miles de vehículos.

Cerca del lugar hay cruces de las personas que han fallecido en accidentes. De vez en cuando también son visibles ofrendas para quienes habrían sido asesinados y arrojados al río, así como para aquellos que optaron por suicidarse lanzándose de la estructura de unos 6 metros de altura.

En medios de comunicación hay constancia de los múltiples accidentes automovilísticos que ocurren en este lugar, situado en la entrada al ejido Las Lomas, junto al ingenio de Puerto Rico, en Coatepec.

En este sitio también son constantes los deslaves que llenan de lodo y agua la carretera. La visibilidad por la niebla característica de Coatepec también ocasiona toda clase de percances viales.

Entre los pobladores de la zona, en la avenida La Trinidad, existe el recuerdo de hombres y jóvenes cuyos cuerpos son hallados atorados entre las piedras porque la corriente del agua no es tan fuerte para arrastrarlos.

En algunos casos se atribuyen las muertes a suicidios. En otros los mismos pobladores afirman que algunas riñas terminaron en homicidios y los responsables optan por arrojar los cuerpos a este lugar histórico del pueblo mágico.

LA LEYENDA

La leyenda dice que el puente fue construido en una sola noche por el diablo y se puede encontrar en libros y otras publicaciones de internet.

En este lugar las personas generalmente se dedican al cultivo de café y de la caña de azúcar. Se afirma que el puente originalmente se llama “La Trinidad”, es decir, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Sin embargo, la leyenda de su construcción afirma que, a Don Francisco Fernández de la Higuera, propietario del antiguo ingenio “El Grande”, se le apareció el diablo, que a cambio de su alma le ofreció construir el puente para librar el río.

El puente era un anhelo de Don Francisco, quien puso como condición que el Diablo debía terminar el puente antes de que el gallo cantara a la mañana siguiente. Antes de amanecer el terrateniente mandó a un peón a hacer cantar un gallo.

El Diablo no pudo terminar su obra ni quedarse con el alma y como mal perdedor intentó derribar el puente, pero ya no le fue posible porque lo cimentó piedra a piedra. En su arranque sólo alcanzó a dejar marcada su mano y sus garras en los cimientos.