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Preparan sepelio de migrante muerto en tráiler de Texas

Tras 10 días de espera, el cadáver del joven de 26 años arribó la madrugada del jueves, proveniente del estado de Texas, Estados Unidos

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PAPANTLA, Veracruz (La Silla Rota).- Caras largas y aguardiente es lo que abunda en el camposanto de la comunidad José María Morelos, Papantla. Unos diez jugadores del equipo Los Pericos cavan la tumba del más talentoso de los suyos: Mariano López Cano, alias “El Chaneque” o “Chito”, quien dejó el futbol -su más grande pasión- por una oportunidad laboral en los Estados Unidos, pero murió asfixiado junto a otros nueve en una caja de tráiler. 

Tras 10 días de espera y luego de haberse confirmado lo que los lugareños ya refieren como “una desgracia que solo se veía en las noticias”, el cadáver del joven de 26 años arribó la madrugada del jueves, proveniente del estado de Texas, Estados Unidos. 

Desde entonces 15 integrantes del equipo Los Pericos no han dormido. “Los que tienen sentimientos ya lloraron”, confiesa un hombre de manos ásperas y bigote delineado. Algunos de ellos acompañan a la viuda de Mariano y a sus tres hijos en la casa de su madre, donde es velado. El resto, optaron por llevar sus herramientas de trabajo al cementerio de la comunidad a preparar el último refugio de su compañero. 

Los más fuertes revocan las paredes de la tumba de Mariano, otros descansan sobre algunos féretros y a la par brindan con licor de caña y refresco de cola por el jugador más talentoso del plantel. “Por algo tenía el número 10”, recuerda un aficionado del pueblo mientras eleva su vaso de plástico. 

Los compañeros de Chito -llamado así por Marianito-, recuerdan que junto a su hermano, Humberto López Cano, alias “La Víbora”, llevaron a Los Pericos a ser bicampeones de la liga intermunicipal del municipio de El Espinal. 

Siempre juntos estaban en el campo los hermanos. Mariano servía de pases a Humberto, quien no desaprovechaba las oportunidades y convertía goles por racimos. De El Chaneque echarán de menos sus cobros de tiro de esquina, de tiro libre y de penal. Incluidos sus arranques de ira cuando las cosas no salían bien. “Por eso lo de Chaneque”, explican entre risas los jóvenes. 

Juntos -como en el futbol- Humberto convenció a Mariano de cruzar a los Estados Unidos, escondidos en una caja de trailer. La decisión Mariano la tomó como en el deporte, de inmediato. Y salió con una despedida de botepronto a sus familiares  y amigos. “Él no quería tanto irse, pero lo convencieron”, comparte un joven con barba de candado, quien manda a traer más litros de refresco. 

A petición de Luisa, la madre de Mariano, su cuerpo será llevado al campo de la comunidad, donde un equipo uniformado con la casaca de las Chivas Rayadas del Guadalajara, se tomará la última fotografía junto al féretro color gris metálico. 

Amigos y familiares de Mariano López le rendirán un homenaje con aplausos -como cada domingo de triunfos- luego lo acompañarán hasta el cementerio, en una esquina del predio custodiado por árboles de cedro y de chijol. 

En casa de Mariano el ambiente es lúgubre. Los cánticos cristianos de un hombre es lo único que resuena en el patio de tierra. La caja de metal donde se aprecia su fotografía, es ofrendada con tortillas y una cerveza Corona. Los amigos de Mariano no descartan que esta noche la noche sea velada con música de banda. 

La madre apenas enuncia unas palabras para agradecer la solidaridad de 100 personas que han llegado hasta su casa. Luego da media vuelta y su mirada la regresa a un lugar lejano. La mujer insiste, amagada por el llanto “es una tragedia para nosotros, hace tiempo que no se vivía en el pueblo”. 


kach