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Pobreza y olvido, la pandemia más arraigada en municipios zoques

En Tapalapa, municipio zoque hundido en la pobreza, hay desinformación sobre el SARS CoV-2 y desconfianza en la vacuna contra la covid

Escrito en ESTADOS el

REGIÓN ZOQUE.- Caminos o tramos plagados de baches o sin pavimentar; tiraderos a cielo abierto a orilla de carretera; programas sociales que no llegan; promoción turística agotada por el desinterés gubernamental, más pobreza, marginación y hambre, son algunos de los males que aquejan a la mayor parte de los municipios zoques, asentados en las regiones Centro y Norte de Chiapas.

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Cerca de un centenar de kilómetros de la capital Tuxtla hacia el norte, entre vegetación abundante y árboles de pino que alcanzan los 20 o 30 metros de altura en esta zona montañosa, y luego de sortear pendientes que casi se inclinan a 90 grados, aparece Tapalapa, cuya superficie (conformada por 10 comunidades) solo representa el 0.04% del territorio total del estado.

Allí, la mayor parte de sus casi cinco mil pobladores ?ni una sola persona con cubreboca? está más preocupada por la pérdida de su lengua, el zoque (cerca del 80% de su población aún lo parla), o por el rezago en atención médica, o incluso por la falta de apoyo gubernamental, que por la llegada de la vacuna anticoronavirus.

Matilde García, quien nunca se casó ni tuvo hijos, carga trozos de leña con el apoyo de su frente y espalda, y entre el zoque y el español, o con un leve movimiento de cabeza, desaprueba que a ella la vacunen.

Fotos Christian González

A sus más de 70 años de vida, a ella y a su hermana mayor, quien está postrada en cama por una enfermedad, solo les preocupa laborar desde temprano para obtener el alimento diario.

A diferencia de otros, cada bimestre, ambas cobran el apoyo que les otorga el gobierno federal, pero inclusive éste es insuficiente, pues desde hace tiempo, al menos ella, padece de dolor de huesos y nadie la ha podido revisar.

Con ayuda de su sobrino Román, advierte que la información sobre la enfermedad, o la propia vacuna, no les ha llegado; “es a cuentagotas”, lamenta.

“Lo poco que sabemos es por lo que dicen en la tele, pero nos tienen olvidados”, resalta el hombre de 55 años quien, sin dudar, confirma que desde que la pandemia se hizo presente en tierras chiapanecas, no ha habido campañas de salud ni asambleas en su municipio, ni por parte de la alcaldesa, para saber qué procederá.

No obstante, dice, al menos él sí permitirá que lo vacunen; “porque no quiero morirme”, ataja, entre risas.

TOS Y GRIPA, “ALGO COMÚN”

Para los tapalapenses, la tos y gripa son males comunes, las cuales han librado con tratamientos naturales (incluso desde que apareció el primer caso en la entidad), pues si requieren de una mejor atención tendrían que trasladarse a Coapilla, o hasta Tuxtla, pero no todos tienen la manera, ni el dinero.

Nicolás Hernández se hinca para levantar, poco a poco, el café que desde hace dos días puso a secar bajo los rayos del sol en plena calle, frente a su casa. Aunque el agricultor ya se apuntó para ser vacunado, asegura que está dudoso, y que existe la posibilidad de arrepentirse porque ?justifica? el biológico “apenas está en prueba de laboratorio”.

Su alimentación, basada en verduras, frijol, arroz, carne o huevos (lo que producen ellos mismos), es para el varón de 68 años de edad la mejor “medicina” para contrarrestar cualquier mal y, prueba de ello, dice, es que desde hace años no le da “ni gripa”.

El padre de nueve hijos advierte que lo más preocupante es el desinterés, primero, de sus autoridades municipales, quienes no les acercan ni programas ni proyectos para mejorar su calidad de vida. “Estamos olvidados, y la autoridad solo está para ganar el sueldo, y peor porque no nos dan una buena atención en salud”, apunta.

A diferencia de Nicolás, su esposa Rafaela Jiménez Gómez, de 62 años, ya advirtió que no se vacunará, pues cree que los remedios naturales son suficientes para salvar vidas, como lo ha hecho con personas que acuden con ella para que las sane, pues es conocedora de la partería y la herbolaría desde hace como dos décadas.

HAY OTRAS PREOCUPACIONES

En lo último en que piensan, dice por su parte María Julia Jiménez, madre de tres hijas, es en otras cuestiones como el avance en materia educativa de sus hijos, pues con un acceso a internet limitado, o casi nulo, tienen que esperar a que cada semana arribe el maestro o maestra para dejarles tarea y revisar lo que avanzaron.

Para ellos, como familias de escasos recursos, es casi imposible recibir clases en línea, pues tendrían que erogar, por hijo, 8 pesos por hora mediante la compra de fichas para el teléfono celular que, de hecho, no todos tienen.

Sobre la vacuna, puntualiza que en el pueblo ya “perifonearon” que será aplicada a quienes lo deseen, pero para ella hay un error: no se le ha explicado a la gente, de forma puntual, los estragos que ha ocasionado la pandemia, ni mucho menos los beneficios del mencionado biológico que se pretende aplicar.

Acá mucha gente dice que no es buena la vacuna, porque tienen miedo de morir, y pues creen que primero tienen que ‘dárselo’ a los jóvenes, porque son más resistentes

COAPILLA, TAMBIÉN EN EL OLVIDO

La Silla Rota también recorrió Coapilla, ubicado como a una hora de Tapalapa y como a dos de la capital Tuxtla Gutiérrez. Reconocido por su Laguna Encantada, las condiciones de vida son más modestas, aunque no menos precarias.

Pese a ello, los adultos mayores que platicaron con La Silla Rota reconocen que, en los últimos días, los “siervos de la nación” ya los apuntaron para ser vacunados contra el covid-19.

Aunque no hay cifras exactas, se calcula que poco más del 90 por ciento de personas que rebasan las seis décadas de vida, de las 16 comunidades que componen esta demarcación, sí quieren la vacuna y se apuntaron para recibirla.

Sin embargo, se percibe la desinformación, y solo en sitios estratégicos, como la Presidencia Municipal, se exhiben lonas con datos básicos de la enfermedad, y los cuidados que la población deberá tomar en cuenta para no enfermarse. O incluso el Parque Central luce acordonado, para que la gente no se aglomere allí.

Las mismas autoridades municipales refieren que, si tendrían problemas para la vacunación, sería en dos comunidades: Morelos y San Sebastián, donde hay un poco más de resistencia, e incluso el grueso de las familias de esos lugares aún hablan el tsotsil, y muy pocos ya el zoque.

CONTAGIOS SON “MÍNIMOS”; PRUEBAS DE DETECCIÓN SON POCAS

Pese a que la misma autoridad local reconoce que en Coapilla, cuyo padrón alcanza los 10 mil habitantes, solo ha habido tres casos confirmados desde que empezó la pandemia en marzo pasado, también advierte que las pruebas enviadas para ese procedimiento son mínimas, contadas.

“Puede ser que hubo más personas infectadas (cerca de 40), pero solo nos otorgan de dos a tres pruebas cuando las autoridades de Salud vienen al municipio (cada mes y medio), y pues no se sabe más allá; pero eso sí, les damos el seguimiento por cualquier cosa”, confirma Óscar López López, enlace de Salud Municipal.

Es decir, en Coapilla ha habido más casos sospechosos, pero, por falta de pruebas, la gente se recupera sola, en sus casas. “La vez pasada hubo como una decena de casos sospechosos, pero como había más casos en otros municipios, solo nos dieron un par de pruebas”, aclara el funcionario quien, además, cree que una joven de 25 años de edad fallecería de ese virus, pero no lo confirmaron pro la misma escasez de pruebas.

LE TIENEN “FE” A LA VACUNA

Hasta el momento, no se sabe cuándo se aplicarían las vacunas anticovid-19; sin embargo, Amparo Patricio Trejo, lugareña, está convencida de que la vacuna no es mala y que, por consiguiente, no solo a ella sino a su esposo, de 65 años, permitirán que se las apliquen. De hecho, ya fueron “censados” por los servidores de la nación.

“Nos dijeron que vendrán doctores, como si fuera consulta, y ahí nos la pondrán en el brazo”, dice la mujer de 69 años quien, hasta el momento, solo sufre de hipertensión.

En este lugar, las atenciones médicas son continuas, pues cuenta con su propio centro de salud, pero carece de personal médico suficiente e incluso de medicamentos más especiales.

Eso lo comprueba de nueva cuenta Óscar López, también encargado de la Seguridad de su municipio, quien refiere que desde hace muchos años éste ha sido olvidado en materia de salud no solo en la cuestión de la contingencia sanitaria que se vive en la actualidad, sino desde siempre, y prueba de ello es que cuando se presenta una emergencia obstétrica, tienen que trasladarse hasta la capital tuxtleca, u otros sitios como Ocozocoautla o Berriozábal.

Pero no solo se trata de una cuestión de tiempo, sino de las condiciones en las que están sus caminos, lo que permite la demora y, por ende, las complicaciones en los enfermos, o en su caso de las mujeres embarazadas que requieren de atención inmediata y especializada.

Y se complica más cuando hay lluvias, porque se generan derrumbes, deslaves, y tenemos que buscar otras rutas, lo que hace más tardado todo

A pesar de que desde hace algunos años a Coapilla se le construyó su centro de salud, el funcionario reafirma que sin embargo solo haya como tres o cuatro doctores, pero todos son pasantes, sin experiencia.