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Pese a memes, ansiedad genera deserción en ciencias de la salud UV

La falta de prácticas y la poca flexibilidad de catedráticos con las clases a distancia, además de la pandemia, llevaron a 200 estudiantes a solicitar su baja

Escrito en VERACRUZ el

La educación a distancia provoca incertidumbre en estudiantes de licenciaturas y posgrados en Ciencias de la Salud en la Universidad Veracruzana (UV) y cientos optaron por desertar o estuvieron a punto de hacerlo durante la contingencia sanitaria por covid-19.

En entrevista, alumnos coinciden en que la casa de estudios no estaba preparada para las clases online. Explican que, pese a la plataforma Eminus hubo casos en los que profesores considerados eminencias no pudieron adaptarse a las clases virtuales.

Además, materias que requerían prácticas en hospitales, laboratorios y talleres sólo fueron abordadas teóricamente, generando desánimo y el sentimiento de que, a la larga, cargarán con el estigma de ser “la generación de la contingencia”.

De acuerdo con información oficial de la Dirección General de Administración Escolar, cerca de 200 estudiantes de Ciencias de la Salud optaron por darse de baja, temporal o definitivamente, en diferentes carreras entre marzo de 2020 a marzo de 2021.

Esto también ocurrió en posgrados como Ciencia del Comportamiento; Ciencias Alimentarias; Ciencias de la Salud; Investigación Clínica e Investigaciones Cerebrales.

Las largas jornadas al frente de la computadora, tareas excesivas, así como las clases desde las 8 de la mañana hasta las 10 de la noche, también se volvieron factores que llevaron a algunos alumnos a abandonar sus carreras de forma transitoria o permanente.

Esto sin importar las críticas de amigos y familiares, e incluso las que se generan en internet como los memes a causa de la “ansiedad” derivada de la pandemia y las clases digitales, con los que universitarios se convierten en motivo de escarnio.

UNOS ABDICAN, OTROS APENAS PERSEVERAN

Laura comenzó a estudiar la carrera de Nutrición en la región de Veracruz-Boca del Río en agosto de 2019 y tuvo tanto clases presenciales como virtuales antes de darse de baja. A partir de marzo de 2020, comenta, la casa de estudios optó por suspender las actividades por la pandemia, pero en su licenciatura es fundamental la práctica para ciertas materias.

A sus 20 años reconoce que esta situación le hizo entender que la carrera de Nutrición no es su vocación, pues se desanimó al no poder cumplir con las prácticas como debía ser. Además, ella padece Trastorno de Ansiedad Generalizado (TAG), lo que le hace pasar por episodios que dificultan su día a día.

“Tanto mis compañeros como en mi caso, sentimos la diferencia en una materia en especial; por ejemplo, en el Taller de Dietética se necesitaba práctica y laboratorio, pero se sentía la diferencia de llevarla en línea; sólo hicimos una práctica en laboratorio antes de la cuarentena”.

La exestudiante pide la reserva de su nombre, ya que buscará cursar otra licenciatura en la UV para el próximo ciclo escolar. Comenta que con la contingencia las clases generalmente se suspendían y los profesores optaron por solicitarles trabajos para evaluarlos.

“Algunas clases casi no las teníamos; la mayoría de los trabajos encargaron trabajos y pusieron fechas de entrega para calificar. De las 6 materias que tenía sólo 2 fueron con clases en línea”, explica Laura.

“Yo me di de baja justo cuando terminó el segundo semestre y opté por darme de baja definitiva (…); aunque llevaba buenas calificaciones descubrí que no era la carrera que quería y en segundo lugar no estaba aprendiendo las cosas como yo quería”.

La carrera de Nutrición registra 14 bajas temporales y 9 definitivas, Laura fue una de estas últimas. Comenta que habló largo y tendido con su madre antes de tomar la decisión de suspender sus estudios y perder su inversión de 2 años en educación superior.

“Algunas materias que cursé de área básica y las podré revalidar para la próxima carrera; no fue un tiempo perdido del todo”.

Asegura que ni la institución, los catedráticos, ni los alumnos, estaban preparados para las clases virtuales, pues con esta modalidad la mayoría se desentendió y les recomendaron aprender prácticamente de forma autodidacta.

De acuerdo con Laura, otros compañeros externaron que no tenían computadora o fácil acceso a internet, lo que los llevó a darse de baja temporal y definitiva porque no podrían cumplir.

“En mi caso, tuve que compartir computadora con mi hermana. En ocasiones intenté estudiar vía celular, pero se dificulta bastante”.

Laura reconoce sufrir TAG, teniendo distintas crisis durante la contingencia e incluso antes, con las clases presenciales. Ella optó por no hacer algunos trabajos finales y reprobó 2 materias, aunque ya había decidido darse de baja, es decir que las dio por perdidas.

“Yo quise estudiar Nutrición porque era lo más accesible económicamente para mi familia. Estuve en el área de Biológicas en el bachillerato y creía tener ciertas bases de lo que es esta área. Las carreras de ciencia de la Salud siempre me han parecido interesantes.

“Ahora espero cursar una nueva carrera en la que tengo facilidad, pero tendré que trasladarme a otra ciudad”.

Adriana, estudiante del octavo semestre de Medicina en la Región de Coatzacoalcos-Minatitlán, reconoce que se ha visto superada por la cantidad de tareas, trabajos y clases que ha llevado a distancia durante la pandemia.

Ella no renunciará a su licenciatura, pero sostiene que todos sus compañeros coinciden en que las clases online hicieron “mucho más pesados” sus estudios.

“Medicina es una carrera práctica; deberíamos estar en hospitales. Primero es esto, no estamos aprendiendo como quisiéramos y creemos que ni nosotros, ni los profesores que tenemos, estaban preparados para las clases en línea.

“Consideramos que nos están cargando la mano, pues el semestre pasado tuvimos que acceder hasta 11 materias y fue el más pesado. Todo el día la pasé en clases y además combinar haciendo las tareas (…), en mi grupo coincidimos que se trataron de los 6 meses más estresantes”.

La universitaria explica que en 2020 estaba en séptimo semestre y fue completamente en línea. Además, es probable que el octavo termine de esta forma, aunque la mayoría “ya no lo soporta”.

Añade que el plan educativo de su generación cambió y la pandemia lo hizo casi imposible de cumplir, provocando que hubiese clases desde las 8 de la mañana hasta las 10 de la noche.

“Medicina es una clase en donde no puedes darte el lujo de ir a clases sin prepararte; se hizo demasiado pesado, esto aparte de vivir el encierro, creo que hasta ahora entendemos la importancia de la salud mental, cuando no podemos cumplir con otras actividades ni salir.

“En nuestro caso nos queda un año en la escuela y después viene el internado, pero prácticamente llegaremos sin las bases prácticas que deberíamos de estar tomando ahorita”, lamenta.

La carrera de Médico Cirujano es otra de las que tienen más deserciones en la UV, con 16 bajas temporales y 16 definitivas en los diferentes campus que se ofertan; 32 en total en el último año.

“La UV tiene buen plan educativo, personal capacitado, personal que realmente se interesa en aportar conocimiento, pero sí cuando estábamos en presencial había deficiencias, ahora, es más. Hay doctores adultos mayores que son eminencias, tienen mucha experiencia, pero no están familiarizados con el uso de una computadora”.

La universitaria detalla que para su clase de Dermatología la catedrática tiene 80 años y le fue imposible impartir clases con la plataforma Eminus, de ahí que tanto ella como sus compañeros la dieron por vista y estudiaron de forma autodidacta.

“No llevamos pediatría en hospital ni ginecología; ahora estamos llevando la integración de ginecología y obstetricia, pero no vamos al hospital, vamos al área de simulación de la facultad en grupos pequeños porque los mismos doctores se dieron cuenta de la necesidad de realizar las prácticas”.

Añade que las dificultades económicas y otros factores externos están complicando el futuro de decenas de estudiantes que tenían un proyecto de vida.

“Entre nosotros hacemos el comentario de que el internado es un año en el hospital en donde pones a prueba lo que aprendiste en 5 años en la facultad, pero antes debes cursar ciclos clínicos y aprender de cada área del hospital para llegar con una base al internado para las prácticas y guardias.

“La verdad es que nos sentimos limitados en ese aspecto y sentimos que llegaremos en ceros. La gente así lo percibe y saben que lo ideal es no llevar esta carrera de la forma en que se está impartiendo, tememos que haya repercusiones”.

LAS BROMAS DE “LA ANSIEDAD” 

Adriana, quien también pide respetar su anonimato, lamenta la falta de empatía ante la situación de los universitarios en Ciencias de la Salud a causa de la pandemia y el escarnio del que son objeto quienes expresan padecer depresión o ansiedad.

Menciona que todas las materias se han visto afectadas en el área práctica y ellos están conscientes de que con ver videos no basta, por ello sería necesario generar actualizaciones o que la Universidad contemple una forma de ayudarles porque hay universitarios “desesperados”.

En su caso, optó por convertirse en médica luego de que en preparatoria llevó gericultura, lo que despertó su vocación, aunque no tiene familia en esta área. Comenta que la deserción puede ser normal en la carrera, pero conforme avanzan los semestres es difícil que ello ocurra.

Afirma que con la contingencia en general los ciudadanos reportan haber padecido depresión y estrés, por ello llama la atención que se generan burlas de los amigos, compañeros o familiares incluso vía redes sociales y con memes, que, aunque generalmente son tomados con humor, pueden expresar una idea errónea de que son alumnos quejumbrosos.

“Parece que es sencillo prender la computadora y llevar así tus clases, pero no lo es; hay muchos factores que nos desmotivan. Todos mis compañeros expresamos que no queremos seguir así, hay comentarios de doctores que piensan que es fácil, pero no se generó ningún tipo de flexibilidad (…).

“En redes sociales se hacen chistes de la ansiedad y esto sí pasa; medicina es de las que tienen más deserción y creo que no estábamos preparados para las clases en línea”, reiteró.

BAJAS EN CIENCIAS DE LA SALUD 

La UV reporta mil 22 bajas, 494 temporales y 528 definitivas durante la contingencia. El área de Ciencias de la Salud es una de las más afectadas por este problema, según datos institucionales.

Esto pese al déficit de profesionales de la Salud que fue evidenciado a partir de la pandemia de covid-19.

De acuerdo con información oficial, en el último año la carrera de Cirujano Dentista registró 39 bajas, de las cuales 19 fueron temporales y 20 definitivas. Enfermería suma 34 en total, de las cuales 16 fueron temporales y el mismo número definitivas.

La carrera de Médico Cirujano suma 32 bajas, de las cuales 16 son temporales y 16 definitivas; Nutrición 23 bajas, de las cuales 14 son temporales y 9 definitivas; Prótesis Dental tiene 12 bajas temporales; Psicología 41 bajas, de las cuales 24 fueron temporales y 17 definitivas.

La carrera de Química Clínica suma 20 bajas, de las cuales 10 son temporales, así como 10 definitivas y la carrera de Educación Física, Deporte y Recreación 3 bajas temporales.

Finalmente los doctorados de Ciencia del Comportamiento una baja temporal; Alimentarias una definitiva; de la Salud una temporal; la maestría de Investigación Clínica 2 bajas temporales; el doctorado de Ciencias Cerebrales una baja temporal y el doctorado en investigaciones cerebrales una baja temporal.

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