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Pasear en las Plaza Andamar, un recuerdo de la vida antes del covid-19

En sus 25 años, Mario jamás había vivido una situación tan desconcertante como la pandemia del nuevo coronavirus

Escrito en VERACRUZ el

Ver el mar, tomar un pastel con café, caminar, pensar; hace más de 40 días que Mario no ha podido despejarse, como era su costumbre, entre los pasillos y balcones de la Plaza Andamar, en Boca del Río, un lugar que, a pesar de su agitado ambiente de compras, representaba un momento de paz en la vida antes de la pandemia.

“Mi familia y yo solíamos ir a las plazas comerciales cada fin de semana, a veces empezábamos por Andamar, nos paseábamos por algunas tiendas y comprábamos ropa u objetos en algunas de ellas”, recuerda Mario con cierta nostalgia.

Al hablar de los días antes del covid-19, suena como si recordara una vida anterior, sin embargo solo 40 días han pasado desde la declaratoria de emergencia sanitaria en el país, debido al inicio de los contagios del nuevo coronavirus.

Las medidas de salud eran diferentes, más bien, casi nulas. Personas rozando unas con otras en las horas pico de la plaza, abrazando o saludando de beso a conocidos y familiares que se encontrasen frente a frente entra tiendas y boutiques.

Acompañado por su familia, Mario recorría las plazas comerciales de la zona turística de Boca del Río, a veces pasaban a algún supermercado para comprar la despensa.

En aquellos días, ir al super era diferente, no existía aún la Sana Distancia, nadie utilizaba cubrebocas, uno podía entrar tranquilamente en un lugar, sin preocuparse mucho por las aglomeraciones de personas.

Los domingos, cuando Mario y sus papás iban por víveres para su casa, podían entrar todos juntos al súper, tomar un carrito sin muchas preocupaciones por quién los agarró antes, y adentrarse en los pasillos, ahora reina la restricción de ir una persona por familia, para evitar aglomeraciones y brotes de contagio.

“El sábado pasado tuve oportunidad de pasar en mi coche por las calles que rodean plaza Américas y Andamar, vi el estacionamiento completamente vacío y me transmitió una sensación de abandono.”

Así como Mario, cientos de familias recorrían los pasillos de ambas plazas, buscando artículos en su lista de compras, viendo las novedades en tecnología o sentados en algún restaurante para comer algo fuera de casa.

“Me dio tristeza en primera porque era una actividad recreativa familiar que se volvió una especie de tradición, casi todos los fines de semana lo hacíamos y de pronto ya no”

Además de las salidas familiares por las plazas, el gimnasio al que Mario acudía diariamente se encuentra dentro de Plaza Américas, pero ahora permanece cerrado, hasta que pase la pandemia.

“También pensé en todas los establecimientos que se vieron forzadas a dejar de ofrecer servicios, como los salones de belleza y las mismas tiendas de ropa y me hizo preguntar cómo los empleadores podrían pagar sueldos si no tienen ingresos, y me entristeció muchísimo pensar en todos los que están pasando por dificultades económicas.”

Antes, Mario pasaba un par de horas en el balcón de Plaza Andamar, que tiene vista a la mar de Veracruz, en ese lapso veía la tarde acabarse e iniciar la noche, y durante ese tiempo reflexionaba; ahora desde su casa, en aislamiento, piensa en el día que todo regrese a la normalidad y pueda pasar un fin de semana entre tiendas y viendo el mar.