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VERACRUZ

Parque Zamora: lugar predilecto para encuentros sexuales en Veracruz

Miradas nerviosas y códigos secretos de comunicación, así se relacionan hombres que gustan de encuentros sexuales en espacios públicos

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Martín esperaba ansioso una mirada. Quería acercarse a dos jóvenes que deambulaban por el parque Zamora, pero no sabía cómo. 

Mientras movía la pierna derecha de un lado a otro, se acomodó la camisa manga larga color blanco con puntos negros y rozó su entrepierna en señal de aviso. Ellos miraron de reojo.  

¿Su edad? 40 años.

¿Orientación? Bisexual.

¿Estado civil? Casado.  

Eran las 19:00 horas de un sábado con temperatura de 32 y sensación de 35 grados.

Por el lugar, caminaban familias enteras: mujeres y hombres de todas las edades. A esa hora –a pesar de la tercera ola de covid- es muy común ver a personas disfrutar las áreas verdes y los juegos infantiles que ofrece.

Sin embargo, Martín buscaba algo diferente, sabe que mirar a un hombre a los ojos y tocarse la entrepierna es señal de “me gustas, ven”.

Desde hace más de 10 años acude con frecuencia a conocer nuevos amigos al parque Zamora, uno de los más antiguos del puerto de Veracruz y el corazón verde de la ciudad por sus grandes árboles que crecen desde el siglo pasado.

Forma parte de las personas que buscan encuentros casuales entre desconocidos, en su mayoría hombres que desean mantener relaciones sexuales pasajeras con otros hombres, cruising en zonas cercanas y algunos comparten drogas.  

Martín ya no se droga, pero esperaba hacer un trío con la pareja de chavos que vio, pues estaba a punto de irse tras esperar por mucho tiempo y no lograr nada.

No aguantaba más. Su esposa se encontraba fuera de casa y tenía que llegar a ver a su hijo de 12 años. Es su segundo matrimonio y espera sea el último.  

 

“No quiero que se entere porque se puede enojar y no quiero”, dijo pensativo.

 

Los chicos de no más de 22 años lo voltean a ver y deciden acercarse. El hombre esbelto con peinado al estilo de Benito Juárez les dio confianza. No saben qué busca, en el Zamora “todo es posible”, aseguraron.  

- ¿Cómo están? ¿Son pareja? - les preguntó con la mirada al suelo.  

-Bien. Sí, somos novios – contestaron. 

- ¿Hacen tríos? - cuestionó tajante.  

-A veces – le dijeron.  

Es muy normal que las conversaciones entre los amantes de las experiencias sexuales al aire libre, giren alrededor de temas sexuales o íntimos, pues “es lo que vienen a hacer”.

Para la antropóloga Jessi Reyes Sánchez en su artículo “Encuentros Sexuales, espacios escolares y heteronorma”, la sexualidad humana es un componente que no solo se encuentra en el ámbito privado, sino que cruza con espacios de la vida pública, como el parque Zamora.

 

Para que estas prácticas se puedan llevar a cabo, se utilizan patrones de comunicación muy específicos, horarios y lenguajes corporales establecidos por los mismos hombres. No importa la edad. No importa cómo estén vestidos. Todos siguen el mismo patrón.  

Llegan a cualquier hora del día, caminan toda la periferia del parque para reconocer a los demás, comparten miradas con quien les gusta, se sientan frente a ellos, se acomodan la ropa y tocan su entrepierna. Lo demás puede cambiar.  

PRÁCTICA CONOCIDA, PELIGRO CONSTANTE

Martín platicó durante más de media hora con los chicos. Estaba decidido a lograr algo. Quería hacer un trío, pero no le quedaban claras sus intenciones.  

-Cuando hacen encuentros, ¿A dónde se van? - cuestionó curioso.  

-En nuestra casa- contestaron.  

-Qué bueno, luego en los hoteles de aquí cerca se pone peligroso – quedaron en silencio.  

El hombre, de 40 años, tiene razón. Veracruz es uno de los estados más peligrosos para vivir si formas parte de la comunidad LGBT+.  

Con 30 asesinatos a lesbianas, mujeres trans, gays, hombres trans y personas bisexuales, Veracruz se posicionó como el más peligroso para vivir en todo México durante el 2020.

De acuerdo con el Informe Anual 2020 de Crímenes de Odio por Identidad de Género y Orientación Sexual Capítulo: Veracruz, de 2020 a 2021, el estado se ubicó en el primer lugar de violencia contra el colectivo.

 

En el parque Zamora no hay excepciones. Existe de todo. Algunos visitantes explicaron que “los mayates (hombres heterosexuales que tienen encuentros con hombres homosexuales) se llevan a los señores y los golpean”.  

En su mayoría bajo los influjos del alcohol o sustancias nocivas, aceptan tener relaciones a cambio de dinero. Llegan a uno de los hoteles que rodean el lugar. Se arrepienten y los golpean.

Hasta el momento no se conoce una historia pública, porque temen ser discriminados por su orientación sexual, victimizados e incluso criminalizados por la sociedad. 

A Martín no le ha sucedido algo parecido, jura que por su edad puede darse cuenta de las intenciones de los hombres que le llaman y evitarlo. Los chicos se dicen novatos y no entienden.  

SEXUALIDAD CON PROTECCIÓN DURANTE COVID

La noche cayó y las familias cargaron a los niños y niñas que jugaban en los toboganes del parque. Mientras caminaban apurados para llegar temprano a cenar, hombres como Martín merodeaban por las banquetas sin importarles la poca iluminación.

De las más de 40 personas en el lugar, al menos la mitad no usaba cubrebocas. Martín no usa cubrebocas. Se protege de enfermedades de transmisión sexual “porque hay muchas” y prefiere mostrar su cara al mundo porque esa es la clave para conseguir encuentros.

 

“El coronavirus es un invento”, soltó.

 

En marzo estuvo en cama por seis días con lo que especialistas aseguran son síntomas de covid, pero que para Martín fueron días de descanso. Al sentirse mejor volvió a la rutina. “Tal vez fue dengue”, contó.

El estado de Veracruz se mantiene en semáforo epidemiológico color naranja y muchas actividades no esenciales son canceladas. Las calles cercanas al parque están cerradas. La movilización se encuentra regulada.

Esto no detiene a los hombres que con ojos de sueño anhelan compartir palabras con alguien y, si bien les va, irse con ellos “a pasarla bien”.  

Una mujer de limpieza pública, dos hombres recicladores, el betunero y la señora que vende chicles conocen la situación. Algunos se molestan de vez en cuando, pero aprendieron a vivir con ello.

 

“En otros lados se pone peor. Hay unas saunas por el regional que se llenan y ahí sí hay de todo. Aquí está tranquilo”.

 

CRUISING ALREDEDOR DE VERACRUZ  

Hablar de los espacios públicos al interior de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, es reconocer que más de uno sirve como punto de encuentro para los amantes del cruising, como se le denomina a los encuentros sexuales con desconocidos en sitios públicos. 

La Silla Rota Veracruz compartió -hace casi dos años- los métodos utilizados en los baños de plaza Américas y Plaza Río, con los que hombres logran tener relaciones consensuadas con algún desconocido.  

Existen al menos dos mil 403 publicaciones en una página especializada en cruising de Veracruz y más de dos mil 800 en Xalapa.  

Para el sexólogo Sergio Meixueiro, existen muchas formas de estudiar el cruising y sus derivados: el voyeurismo y el exhibicionismo. Ambos relacionados principalmente con el placer homoerótico, es decir, con las relaciones que mantienen dos o más hombres.  

Estas prácticas pueden o no estar relacionadas con una necesidad meramente sexual o económica.  

 

“La homosexualidad era mal vista y era considerada algo malo. Pecaminoso. Las personas buscaron un lugar donde pudieran encontrarse con otras personas para que no fueran violentados físicamente”, explicó Meixeuiro.

 

Martín reconoce que debe salir de su casa para que su esposa e hijo no se molesten o se den cuenta que es un apasionado del exhibicionismo y el voyeurismo. Ella sabe que él es bisexual, pero piensa que cuando sale a trabajar, él se queda con su hijo en casa.  

Los años enseñaron a Martín que se puede tener placer sexual a la hora de mostrarse a alguien más en el parque (exhibicionismo) y que disfruta ver la forma en la que se relaciona la comunidad masculina en el lugar (voyeurismo).

Si bien es imposible entablar una relación a futuro con sus nuevos “amantes”, mientras sea consensuado Martín está dispuesto a intentarlo.  

 

Cuando no es consensuado se llama parafilia, pero en el caso del cruising lo es porque existe un acuerdo implícito entre los participantes del acto, aseguró el sexólogo Sergio Meixeuiro.  

Enviar packs o nudes, así como, hacer videollamadas de tipo sexual son un derivado del cruising. El placer no está limitado y se explora día con día.  

Martín y los jóvenes no concretaron un encuentro. Ninguno pagó un hotel para vivir su sexualidad. Se despidieron y caminaron en direcciones contrarias del parque. Martín hasta zona norte y los jóvenes hasta zona sur.  

Muchos otros lograron algo más que una plática y muchos otros siguen esperando. La noche es larga y “solo Veracruz es bello”, dicen.  

Viven en una jungla donde el que no corre, vuela, concluyó un hombre de nombre desconocido.

 

 

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