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Organilleros en Veracruz se aferran a trabajar en medio de la pandemia

Por la pandemia del covid, Luis y Romeo organilleros desde hace cinco años, cambiaron las calles del Centro Histórico por los semáforos en la ciudad de Veracruz

Escrito en VERACRUZ el

Veracruz, Ver. – Luis y Romeo dejaron de trabajar durante dos meses por la pandemia del covid-19, ellos son organilleros y debido a que ya no los dejan colocarse en las calles del centro se refugiaron en los semáforos del principal acceso a la ciudad de Veracruz.

A lo largo de la avenida Rafael Cuervo en la zona norte de la ciudad, frente a una bodega de tráileres, se escucha como música de fondo al organillero.

Al lado de un semáforo está Luis, su función es mover la manija para que salgan esas melodías que ante los oídos del público son inconfundibles, mientras que su compañero Romeo camina entre los autos para pedir algunas monedas. 

Las Mañanitas, Cielito Lindo y Amor Eterno son tres de las ocho canciones con las que al diario alegran las calles por donde se paran y algunas otras que ponen a petición de las personas que les traen gratos recuerdos de su infancia.

Con su característico uniforme color café, cargando el pesado instrumento con un monopie que puede llegar a pesar 50 kilógramos, suelen caminar varias calles hasta encontrar un lugar donde se establecerán temporalmente.

Ellos llevan cinco años trabajando este oficio, que se niega a extinguirse a pesar de las décadas y de la situación económica por la que está cruzando todo el país.

Luis cuenta que, la emergencia sanitaria los dejó sin trabajar dos meses, pues los lugares donde normalmente se instalaban eran las principales avenidas del Centro Histórico, pero con el cierre de comercios, la poca afluencia de personas y las medidas de sana distancia que implementó el Ayuntamiento les prohibieron estar ahí.

Por lo que ahora se colocan en las orillas de la ciudad, donde hay más tráfico de vehículos, para ver si logran conseguir el sustento del día y así poder llevar algo para sus familias.

Su horario es de 11 de la mañana a ocho de la noche, soportando el calor que en estas épocas del año asciende a más de 30 grados centígrados.

“Prácticamente todo el día estamos aquí, es muy pesado y agotador, pero gracias a Dios la gente se ha portado muy bien con nosotros”, dijo Luis.

Hay días en lo que les va bien en cuanto a ingresos, pero existen otros en los que solo logran juntar 300 pesos, aunado a esto tienen que pagar la renta por el instrumento que está en 160 pesos por día, es por eso que trabajan todos los días sin descanso alguno, ya que saben que si no lo hacen no tendrán para comer al siguiente.

En el puerto de Veracruz hay un total de tres instrumentos y seis personas que se dedican a este oficio, dos en el puerto y otro en Boca del Río.

Luis y Romeo no usan cubrebocas ni guantes, pese a que están en contacto con el dinero que las personas les regalan, pues con lo poco que ganan no les alcanza para comprar estos artículos de protección.

Pese a que aseguran tener miedo a contraer el covid-19, no pueden darse el “lujo” como ellos dicen, para no trabajar otro día más.

ygr