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No sabía cómo pedir ayuda: Lucia, víctima de violencia familiar

Después de padecer violencia familiar y huir de su agresor, Lucía luchó contra la covid

Escrito en VERACRUZ el

“Se levantó de la cama, me aventó hacia el piso y me empezó a golpear y a golpear hasta que se cansó, yo no sé de dónde me salió la fuerza y salí corriendo”, dijo Lucia al recordar aquella noche de su agresión.

Eran mediados de junio del 2020, época en la que la emergencia sanitaria había puesto a la mayoría de las personas a trabajar en casa.

Lucía -nombre ficticio para proteger su seguridad- había mudado su lugar de trabajo al domicilio que compartía con su pareja en la ciudad de Xalapa, algo que le resultó insoportable a su agresor, tener que pasar más tiempo con ella. 

“Para él fue incomodo, empezó a aislarse más, era molesto para él que estuviéramos en ese lugar, era molesto verme despertar, escucharme trabajar, era molesto saber que estábamos en ese confinamiento. Lejos de ayudar a que aminorara, el maltrato acrecentó” aseguró Lucia.

Pero para Lucia la violencia familiar comenzó mucho antes de la pandemia, frases como “estás gorda”, “ya estás vieja” y distintas agresiones hacia su físico y psicológicamente, fueron los primeros indicios de que algo no estaba bien en su relación.

Conforme fue pasando el tiempo, las agresiones comenzaron a subir de tono hasta llegar a los golpes.

“Empecé a ver muchísima diferencia de trato, sin embargo, la necesidad de que alguien me apoyara con mi hijo hacía que yo tolerara muchas cosas, no me preguntes cómo, pero cuando empieza la violencia psicológica y verbal, uno empieza a introducirse en este mundo del conformismo y cuando tomé conciencia me vi sumergida en desacuerdos verbales”, dijo Lucia.

Comenzó a normalizar ese tipo de agresiones que provenían constantemente de su pareja, fue durante la época de confinamiento de la Covid-19 que la situación para ella y su hijo se volvió más insoportable al tener que convivir más tiempo con su agresor.

Admitió que aquella ocasión no había sido la primera vez en la que era agredida, pues en días anteriores los maltratos físicos hacia ella se habían vuelto constantes.

“Esa golpiza despertó en mí el que yo no debería estar ahí”, narró Lucia, en aquel momento fue a levantar su denuncia ante el Centro de Atención para las Mujeres.

Para alejarse de su agresor y estar en un ambiente más seguro se refugió en un albergue de la ciudad de Veracruz, aunque eso no fue suficiente ya que tiempo después volvió a buscarla por redes sociales y llamadas telefónicas.

PADECER COVID LE DIO UNA NUEVA PERSPECTIVA DE VIDA

Durante todo ese tiempo, además de tener que estar lidiando con la violencia y el acoso que seguía viviendo de su agresor, se contagió de covid.

“El que tú llegues al covid con maltrato intrafamiliar no es sencillo, porque vienes con defensas emocionales bajas, pero cuando el covid llegó yo ya estaba sola con mi hijo, yo me propuse cambiar mi estilo de vida de tal manera que yo me iba a amar, así como fuera”.

Junto con su hijo estuvieron atravesando la etapa más dura de la enfermedad, para Lucía el maltrato intrafamiliar pasó a segundo plano, lo importante era recuperar su salud y volver a retomar su vida.

En aquel momento Lucía se encontraba sin trabajo, sin casa y en un nuevo lugar, los primeros días que transcurrió de la enfermedad no podía mantenerse en pie, debido al dolor muscular y las intensas fiebres que padeció.

Por fortuna contó con el apoyo de diversas personas que la ayudaron con comida y algunos medicamentos.

“Mi hijo me preparaba los alimentos, nuestro único contacto era él a tres metros sentado en una mecedora, ese momento no fue sencillo, pero fue algo que yo necesitaba, para poder valorar lo que tenía”, aseguró.

PANDEMIA INCREMENTÓ DENUNCIAS DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

Ana María Fonseca asesora en temas de género y derechos humanos y atención de la violencia contra las mujeres, mencionó que la pandemia de la covid-19, además de poner en una situación adversa a miles de personas, causó mayor peso en las mujeres.

Los retos económicos y las cargas de ocupación aumentaron con la llegada del confinamiento, así como la convivencia con sus parejas.

“Creo que magnificó las cifras, las estadísticas y visibilizó el que existe todavía un dominio, un control de quien tiene el poder y en mayor medida es de los hombres hacia las mujeres”, aseveró.

Esto según la especialista se vio reflejado en los reportes e incidencias de llamadas por violencia familiar.

Datos que la Fiscalía General del Estado (FGE) señalan que en los primeros cinco meses el número de reportes por denuncia de violencia familiar aumentó 22.6 por ciento, pues en este año alcanzó 4 mil 961 delitos, mientras que en el mismo periodo pero del 2020 fue de 4 mil 45.


De lo 212 municipios que conforman la entidad 10 registraron 50 por ciento de la incidencia en estas denuncias; Veracruz (780), Xalapa (428), Coatzacoalcos (277), Córdoba (186), Boca del Río (151), Poza Rica (133), Tuxpan (125), Papantla (115), Orizaba (104 y Tierra Blanca (103).

En lo que va del 2021 las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), señalan que las denuncias por presuntos delitos de violencia familiar alcanzaron 106 mil 603 casos a nivel nacional.

De las llamadas relacionadas a incidencias de violencia contra la mujer; 6 millones 654 mil 588 que hubo en el país, 4. 32 por ciento fueron relacionadas con esta modalidad de delito. De esta cantidad 17 mil 035 fueron registradas en el estado de Veracruz.

Ana María Fonseca puntualizó que se debería poner más atención a este fenómeno de crecimiento, así como la difusión de los espacios que sean seguros para las mujeres, ya que muchas de ellas desconocen de sus derechos.

PANDEMIA Y CONFINAMIENTO DAÑO PSICOLÓGICO PARA MUJERES

Otro de los factores que deriva del confinamiento son las consecuencias psicológicas. La depresión, ansiedad y estrés que ha generado la crisis económica es uno de los detonantes para el incremento de la violencia familiar, agregó la psicóloga Lorena Redondo Delgado.

“Vivir de manera cotidiana con una situación de violencia va mermando la salud integral de las personas, puede haber problemas de autoestima, ansiedad, depresión, un desgaste emocional, empiezas a tener problemas psicosomáticos”, aseguró.

Redondo Delgado señaló que, derivado de esto muchas mujeres pueden sentirse culpables o vergüenza por pasar este tipo de violencia, debido a que varias de ellas se les ha educado con ciertos factores que hacen que se detengan a denunciar a sus agresores.

“El hecho que desde niñas se nos diga cómo puedes o no puedes ser y que tiendan a reprimirte ya es un acto de violencia, porque aprendemos a autocensurarnos, hay cosas que las mujeres ni siquiera nos atrevemos a reconocer a nosotras mismas; ideas, sentimientos, ganas de hacer algo, porque ya aprendimos a sentirnos culpables”, agregó.

Es importante que las mujeres que sufren violencia reconozcan este hecho, ya que es el primer paso para salir de una relación que las violente, dijo.

“Si nos quedamos tolerando la violencia, esto va mermando nuestra vida, nuestra salud, nos va auto consumiendo, primero es aceptarlo y tratar de no culparme y no juzgarme”, concluyó.


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