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Molina empezó dirigencia con pie izquierdo, Duarte lo opacó y ofendió a su compadre

El ganadero tuvo un crecimiento político y económico desde principios de la década pasada

Escrito en VERACRUZ el

La cúspide de la carrera política del ganadero Juan Carlos Molina llegó con un trago amargo. A finales de septiembre del 2015, lo nombraron dirigente estatal de la Confederación Nacional Campesina (CNC), pero la ceremonia de protesta quedó arruinada, pues el entonces gobernador, Javier Duarte de Ochoa, máxima figura del PRI en esos años, hizo un desdén público al Senador Héctor Yunes Landa, que opacó el evento realizado en el WTC de Boca del Río.

El salón Tajín del recinto tenía más de 20 mil personas, priistas y productores agrarios que fueron convocados para atestiguar el nombramiento del nuevo dirigente, sin embargo, los reflectores giraron a la disputa política entre el mandatario estatal y el legislador.

El PRI decidió que Héctor Yunes fuera el candidato a la gubernatura en el 2016, y así, de ganar, suceder a Javier Duarte. Sin embargo, el cordobés estaba inconforme, él pretendía imponer a su vocero, Alberto Silva Ramos.

El aspirante, Héctor, había prometido en una entrevista investigar y atrapar a todos los “peces gordos”, en clara referencia a los supuestos actos de corrupción del gobernador y a su sobrepeso.

Por eso, meticuloso Duarte contestó la ofensa en la ceremonia de la CNC, regalando una caña de pescar a Héctor Yunes, ante miles de priistas, explicando en su discurso que era para que pescara a los peces que vivían cerca de ahí, en la Riviera Veracruzana, refiriéndose a Miguel Ángel Yunes Linares, candidato del PAN a la gubernatura y primo del abanderado del PRI.

Ese suceso caló hondo en Juan Carlos Molina Palacios, según allegados al diputado local. La molestia era doble.

Primero, le había arruinado su toma de protesta en la CNC y la segunda, había ofendido al Senador Héctor, su compadre y amigo.

Desde ese 2015, Molina guardó distancia con Javier Duarte. Eran del mismo partido, pero el dirigente agrarista decidió enfocar su fuerza en apoyar a los grupos que no eran afines al cordobés.

EL PADRINO

El sábado 9 de noviembre de este 2019, Juan Carlos Molina fue asesinado de varios disparos dentro de su rancho Rosa del Alba. Su cuerpo quedó sin vida en el asiento del piloto de su camioneta, a unos metros de la puerta principal de la propiedad ubicada en Medellín de Bravo, en la zona conurbada con el puerto de Veracruz.

La escena del crimen vio sus mejores tiempos hace tres años. Era una pasarela política que sirvió para destapar a dos candidatos a la gubernatura, ambos Yunes, los dos enemigos del duartismo.

El rancho, galardonado con premios internacionales por su ganado y con el Premio Nacional Ganadero en el 2017, fue escenario de dos comidas masivas para impulsar a la gubernatura, primero a su compadre, Héctor Yunes Landa, en el 2016, y luego, al otro Senador, José Yunes Zorrilla, en el 2017.

Además, por todo el estado, Juan Carlos Molina movía masas, usando las bases de la CNC, para apoyar a los candidatos de su agrado o afines a los Yunes priistas.

Su carrera era inspiración para muchos campesinos. Su líder pasó de vivir en una casa de Infonavit de la unidad El Coyol, del Puerto de Veracruz, a tener un emporio de empresas, casas y su rancho Rosa del Alba, nombrado así en honor a su esposa.

Aunque, los dos candidatos a la gubernatura que apadrinó no lograron ganar las elecciones, él obtuvo una diputación local por el PRI, por la vía plurinominal en el 2018.

Días después de rendir protesta como legislador, renunció a la bancada de su partido al ver que eran muy cercanos a Morena, que tiene la mayoría en el Congreso del Estado.

Ya como independiente apoyó al grupo del PAN ligado al exgobernador, Miguel Ángel Yunes Linares, incluso, votó en contra del juicio político al Fiscal General, Jorge Winckler Ortiz, lo que le valió, según sus propias palabras, amenazas de parte del secretario de gobierno del estado, Eric Patrocinio Cisneros Burgos.

ygr