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“Mi mamá sabía que su cabeza tenía precio”, hija de María Elena Ferral

Su trabajo periodístico “trazó el camino de cuatro asesinatos de potenciales candidatos a la alcaldía de Gutiérrez Zamora

Escrito en VERACRUZ el

Papantla, Ver. – “Cuando sacó su última columna yo le dije que tomara medidas. ‘Mamá, no te expongas así’. No hizo caso y me pidió que la subiera a nuestro portal”, cuenta Fernanda junto al sepulcro de María Elena Ferral Hernández, corresponsal del Diario de Xalapa

La joven narra sobre el último escrito que su madre redactó el pasado 12 de marzo, 18 días antes de que recibiera tres impactos de bala (calibre 45) que perforaron su hígado, sus pulmones y vaciaron la sangre de su cuerpo hasta provocarle la muerte.  

El trabajo periodístico de Ferral, como era conocida en el norte de Veracruz, “trazó el camino de cuatro asesinatos de potenciales candidatos a la alcaldía de Gutiérrez Zamora”. El quinto crimen en cadena fue el suyo; el segundo contra reporteros en el gobierno del morenista, Cuitláhuac García Jiménez. 

“Los cuatro eran ‘presidenciables’ y al menos dos de ellos trabajaban abiertamente para llegar a la alcaldía zamoreña el próximo año, hoy ya están muertos, porque alguien los mandó a quitar del camino”, escribió la mujer de 49 años de edad, en su columna Polaca Totonaca.

Las fuentes policiales de María Elena la consagraron como un referente en la zona norte de la entidad. Autoridades del gobierno de Veracruz aseguraron que información que ella obtuvo fue determinante para capturar al presunto homicida del reportero Leobardo Vázquez Atzín, ultimado a balazos un 21 de marzo de 2018, también en Gutiérrez Zamora. 

"Ella vivía consciente de que en cualquier momento iba a pasar lo que sucedió ayer. Toda mi vida me preparó para eso, pero pensé que nunca iba a pasar”, vuelve a lamentarse Fernanda sin que el llanto la invada. Su carácter, fuerte como el plomo, es algo que heredó de su madre. 

Con una frialdad similar, Ferral siguió la pista y documentó los asesinatos contra Francisco Javier Riaño Santes, presidente del PVEM en Gutiérrez Zamora (5 de septiembre de 2018); Saúl Zapata, excandidato a la alcaldía de ese municipio (21 de enero de 2019); Alberto René Cancino Álvarez, secretario particular del alcalde de Gutiérrez Zamora (19 de febrero del 2020); y José Ramón Pérez Cano, presidente del PVEM en esa ciudad (6 de marzo de 2020). 

“Ella sabía que su cabeza tenía precio porque las amenazas hacia ella eran muy constantes (…) Cuando empezaron los asesinatos a los precandidatos le dije que ya, que pensara cómo se estaban poniendo las cosas. Me dijo que lo iba a pensar”, agrega Fernanda.

“Fer, vente para la notaria, acaban de balacear a tu mamá” 

Los días fueron pasando -del 12 al 30 de marzo- desde la publicación de la columna La lucha del poder. María Elena avisó a Fernanda y a su hijo menor que regresaba en un rato. Iría a entrevistar al notario Donaciano Cobos, en el centro de Papantla. 

“Decía que se iba y se regresaba; se iba y se regresaba a seguir platicando con nosotros. Algo raro, la verdad”, recuerda Fernanda la última vez que vio con vida a su madre.

Ferral vestía una blusa azul y zapatillas en tono beige; su bolso era color rosa. Así abordó su vehículo Mazda rojo, marcado con un logotipo en la puerta derecha de su medio El Quinto Poder. 

“Mi mamá se despidió de mí, era como la una y media. Yo me quedé con unos amigos que habían llegado, estaba desayunando. A las dos con siete minutos me entra una llamada del número de mi tío: ‘Fer, vente para la Notaría de Chano, acaban de balacear a tu mamá. En ese momento algo se quebró, supe que no iba a salir bien. Fue instintivo”, dice Fernanda.

De acuerdo con información recabada por la Fiscalía General del Estado (FGE), María Elena fue interceptada por dos hombres en la entrada de la notaría número 6. Allí habrían disparado en cinco ocasiones; tres balas perforaron su pierna, su pierna, su glúteo y su abdomen. 

“Cuando nos entregaron las cosas de mi mamá nos dimos cuenta que una bala perforó los tres celulares que llevaba en la bolsa, esa misma (bala) se le incrustó en el hígado y luego en los pulmones”.

Ferral se desvaneció sobre el pavimento. Los asesinos huyeron y a la fecha están prófugos. 

El director del hospital regional de Papantla fue honesto con Fernanda: “Me dijo que como iba muy grave, que no me daba posibilidades de nada. Trataron de reanimarla y la trasladaron al hospital de Poza Rica, pero los doctores me dijeron que probablemente falleció en el traslado. Se desangró”, narra la joven de 24 años. 

Fernanda lamenta con rabia un deseo que no pudo cumplirle a María Elena.

“Ella siempre me dijo que si algún día le pasaba eso que no dejara que le tomaran fotos. Yo no estaba con ella, desgraciadamente yo no estaba con ella”.

Medios de comunicación decidieron adornar sus portadas de portales en internet con la fotografía sin censura de la periodista veracruzana. Su mirada perdida y el rojo sobre sus prendas es una acción que difícilmente perdonará, advierte Fernanda. 

“Mi mamá decía que el enemigo del periodista es el mismo periodista. Ella siempre quería ver al gremio unido, soñaba con tener una colonia de periodistas, puros periodistas, aquí en Papantla, fundar esa colonia, y lo intentó hacer dos veces”.

Ferral, pionera del periodismo en el norte de veracruz 

"Mi mamá fue la primera mujer periodista en la zona norte de Veracruz. Fue reconocida como hija pródiga de Gutiérrez Zamora, ya que ella nació ahí, pero adoptó a Papantla como suyo”, presume Fernanda con una sonrisa similar a la de Elena.

Ferral Hernández comenzó a trabajar en la Organización Editorial Mexicana (OEM) a los 18 años de edad, particularmente para el Diario de Xalapa. Desde sus inicios una disciplina militar le valieron para, con el paso del tiempo, consagrarse como un referente en el norte de Veracruz. 

Si el periodismo es una profesión egoísta que demanda desvelos, mal pasos y sinsabores, Elena tenía en sus hombros años de trabajar en el campo, “desde los nueve años se paraba a las cuatro de la mañana. Iba a cuidar las cosechas, a arrear el ganado en su natal Cacahuatal, una localidad de Gutiérrez Zamora”, cuenta Fernanda. 

Con ese ímpetu, Elena se despertaba todos los días a las seis de la mañana para revisar sus mensajes en sus tres teléfonos celulares. Por cada jornada eran, al menos, tres tazas de café. Antes de salir a reportear, llevaba a su hijo de 10 años a su escuela. Luego pasaba a comprar tres periódicos (Diario de Xalapa, Vanguardia y La Opinión). 

“Veía la información de Papantla, la general, y procedía a escribir. Ella escribía en la mañana, si tenía algún compromiso de desayunos o reuniones en las mañanas salía a esas reuniones. Si no se quedaba escribiendo toda la mañana y salía en la tarde”.

Lugar al que acudía Ferral la acompañaba un chaleco negro del Diario de Xalapa, prenda de vestir que “era su orgullo y defendía con pasión. La OEM era la vida de mi mamá”, insiste Fernanda.

“Al día mandaba cuatro para el Diario de Xalapa, otras cuatro para El Heraldo de Poza Rica; ocho notas al día. Los últimos días se venía durmiendo a las 4 de la mañana subiendo notas a nuestro portal El Quinto Poder de Veracruz”, abunda.

Fernanda comparte sobre su madre, más allá de la labor periodística que es reconocida en el gremio, una mujer que regalaba abrazos a sus dos hijos, aunque no fuera a menudo. Alguien que siempre buscaba la manera de resolver problemas y necesidades de su familia. 

“Tengo muchas enfermedades, me acaban de operar de la columna, tengo tres hernias. Mi mamá no se cansaba de buscar opiniones con doctores, intentó hacer todo lo que estaba dentro de sus posibilidades, por quitarme este dolor. Ya no le dio tiempo de más”, dice.

La cuarentena no calló al gremio de veracruz: justicia para ferral 

Hasta una funeraria de Papantla llegaron amigos y compañeros de María Elena. Unos apoyaron con rezos en ese lugar, otros tomaron la autopista para exigir al gobernador Cuitláhuac García justicia. 

La cuarentena sugerida por los gobiernos estatal y federal –debido a la pandemia del coronavirus- no pudo ser este 31 de marzo. Frente al féretro de cedro y el retrato de la reportera hubo decenas de personas que la despidieron.

Fernanda eligió para su madre un vestido color negro, con flores bordadas a la altura del pecho y tacones altos. “Se lo compró hace un mes. Me dijo que le gustó mucho. Que se lo pondría para una ocasión especial”, dice Fernanda sin que una sola lágrima se entrometa en su rostro. “No van a ver a otra Ferral quebrada”, advierte.

ygr