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Luis, con TDAH, no tuvo acceso a clases en línea y ahora teme ir a la escuela

El menor de 14 años ha sufrido de bullying, maltratos y omisiones de autoridades escolares desde que ingresó al kínder; ahora tiene miedo de ingresar a un salón

Escrito en ESTADOS el

MÉRIDA.- Durante la pandemia por la covid-19, a Luis de 14 años le negaron el derecho a la educación por tener trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Sus maestros no le permitieron su acceso a la plataforma Zoom para tomar clases. En respuesta, su madre, Anabel, interpuso una queja (121/2020) ante la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán (Codhey).  

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Este 30 de agosto, el menor inicia el tercer grado en la Secundaria General 10 “José Andrés Antuña Sánchez”. Regresa a la escuela, al igual que otros 107 mil adolescentes en Yucatán; sin embargo, luego de ser rechazado, Luis teme volver a las aulas. 

En pandemia, cuando la Secretaría de Educación Pública (SEP) ordenó que las clases fueran virtuales y por televisión, la tutora del grupo, Lucely Chan no agregó al grupo de WhatsApp a la mamá de Luis, ni le aviso por otra vía para enviarle los enlaces de las clases y tareas. Desesperada, Anabel subió un video a redes sociales para localizarla. 

“La mamá, a los dos meses averiguó que ya habían iniciado las clases del grupo. En la escuela querían demostrar que era una irresponsable. Luis tenía un compañero que contactó y le preguntó si lo podía agregar al grupo de WhatsApp y le respondió que no podía porque Lucely Chan no quería. Su mamá empezó a buscar contactar y nada, así que hizo un video que subió a redes para contactar a la escuela”, declaró en entrevista la representante legal del menor y su madre, Myrna Cortés. 

Tras la difusión del video y la queja interpuesta ante la Codhey, la directiva de la escuela intentó comunicarse con Anabel, pero solo fue una simulación. La abogada asegura que únicamente timbraron al número su celular y adjuntaron la captura de pantalla como evidencia para contestar la queja. 

Para dejar constancia del maltrato psicoemocional, Anabel y Myrna enviaron correos al área jurídica de la Segey, al director la escuela secundaria, Eduardo Mendoza Osorio, al supervisor de la zona y a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). También al Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), a este mismo Sistema Estatal y la Procuradoría de la Defensa del Menor y la Familia (Prodemefa). 

“La estrategia de la escuela es decir que no existen grupos de Whatsapp. Primero le dijeron a la mamá de Luis que las tareas y links de clases se subirían por la plataforma de internet de classroom. Y sí, la maestra subía la tarea, pero no se la asignaba y sin esto, él no puede hacer nada. Luego hicieron un grupo donde agregaron a la mamá, pero eran a modo porque a todos los números se les hablo y nadie contestaba”, explicó la abogada. 

Luis no pudo tomar clases desde marzo de 2020 y cuando al fin localizaron a la tutora del grupo, los maestros lo dejaban hasta 15 minutos esperando en línea antes de dejarlo ingresar a la plataforma Zoom. 

¿QUÉ ES EL TDHA? 

Luis tiene trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), los menores que tienen esta condición son más distraídos, hiperactivos e impulsivos. Para quien tiene TDHA es más complicado desarrollar habilidades y controlar su atención, así como las emociones. En muchas ocasiones el desconocimiento y la falta de información hace que sean considerados como niñas y niños “difíciles de manejar”.  

Luis aceptó ser entrevistado –con permiso de su tutora- y explicó todos los esfuerzos que realizó por integrarse al grupo. Explicó que solo le permitieron tomar unas clases en línea y comprendió que era porque sus maestros no lo quieren, pese a esto sigue cumpliendo con sus tareas.  

Reconoció que la hiperactividad que tiene a causa del TDHA es lo que molesta a sus maestros. Él va a terapia y trabaja en mejorar cada día, pero no entiende por qué solo él debe cambiar y sus maestros no quieren aprender del tema. 

Yo soy así e intento mejorar como soy, se supone que por mi hiperactividad les molesto a los maestros, aunque no debería cambiar como soy con ellos, pero puedo intentar ser más serio, calmado, pese a que no se conforman

Para Luis, las actitudes negativas en su contra eran habituales, pero en pandemia se incrementaron. Se dio cuenta que nada cambiaría, pues cuando pidió ayuda para tomar clases virtuales ninguno de los docentes lo apoyó. 

BULLYING EN LA SECUNDARIA  

Su primer acercamiento con la segundaria fue de rechazo, pues en aquella ocasión el director Eduardo Mendoza Osorio no aceptó sus documentos. No era su obligación, pero Anabel y la abogada le habían explicado que la escuela primaria Álvaro Obregón, de la comisaría de Xcanatún, no quería entregarlos porque había una demanda en curso. 

Para conseguir los papeles de Luis, la abogada Myrna tuvo que presentar tres escritos a la escuela y a la Segey. De hecho, el director de la secundaria aceptó a Luis en la escuela solo porque un medio de comunicación lo acompañó el primer día de clases.  

Myrna aseguró que después de este incidente, el director les dijo a los maestros que el menor era conflictivo. En consecuencia, la tutora de su grupo Lucely Chan lo amenazó y le recordó que tenía que comportarse o le pasaría lo que en la primaria.  

En otra ocasión, lo castigó por llevar un desodorante en la mochila, ya que supuestamente estaba prohibido ingresarlo a la secundaria. Luis empezó a usar desodorante porque la directora de la primaria decía que “apestaba”. 

La violencia contra el menor también era ejercida por sus compañeros. Una vez, un grupo de alumnos de segundo y tercero lo amenazó con una navaja dentro de la escuela y le tiraron excremento de perro.  Cuando le platicó el incidente al director Mendoza Osorio, lo obligó a confrontar a sus agresores. “Lo expuso como carne de cañón”, abundó la abogada Myrna. 

La mamá de Luis y la abogada Myrna trataron de concientizar a las maestras, maestros, al director y todo el personal de qué era el TDHA, al punto que llevaron a un psicólogo para darles una plática del tema y nadie puso atención.  

SIEMPRE FUE VÍCTIMA DEL SISTEMA DE EDUCACIÓN PÚBLICA 

La educación y maltratos contra Luis iniciaron en el kínder “El hormiguero”, ubicado en Brisas, en donde un día jugando abrió la bolsa de su maestra y sacó sus cosas. El enojo contra él fue tanto que le llamaron la policía y cuando llegó su mamá Anabel por él, encontró a su hijo sometido contra la pared.  

Luego ingresó a la escuela primaria Elvira Parra Ávila, en el fraccionamiento Emiliano Zapata Oriente. La maestra de su grupo no comprendía su comportamiento y siempre actuó a la defensiva.  

Esta maestra, en una ocasión, lo sacó de la escuela, según ella se portó mal y le dijo que se vaya a su casa. Luis no esperó que su mamá fuera por él y se fue caminando hasta su casa. Una persona le contó a su mamá que las otras mamás lo veían y se alejaban de él, ya había un discurso de odio en su contra. Es una crueldad sin explicación y no sabemos por qué”, detalló la abogada Myrna Cortes
 

En otra ocasión, la docente acusó de tirar piedras en el salón y cuando su mamá entró para verificar lo que hizo, notó que eran galletas de animalitos. Anabel presentó un escrito a la supervisión escolar de la Segey. 

SE CAMBIÓ DE PRIMARIA, SIGUIÓ LA NARRATIVA DE ODIO

En 2014, Luis se cambió a la primaria en la Álvaro Obregón, de la comisaría de Xcanatún, en Mérida; ahí comenzó el segundo grado escolar. 

La directora de la escuela, Noemí Romero y la maestra Virginia Montesinos ya estaban al tanto de que él tenía TDHA, de todas formas, siempre ejercían maltrato contra el menor. Le negaban los paseos escolares porque supuestamente no se portaba bien. 

A esto se le sumó que la Unidad de Apoyo a la Educación Regular (USAER) no lo apoyaba en su aprendizaje, solo reportaban quejas. Por estas situaciones, Anabel interpuso la queja 171/2014 ante la Codhey.  

La narrativa de odio contra Luis fue iniciada por la propia directora Noemí y la maestra de grupo Virginia, le dijeron a la comunidad que él era malo y su mamá floja. Ocasionaron que los padres de familia cerraran la escuela en 2014, para pedir que lo expulsaran. 

En esa ocasión, un representante de la Codhey, Gustavo Arjona Canto, intentó manipular una conversación con la abogada de la familia, Myrna Cortes. “Quería que aceptara cambiar a Luis a un particular, trató de forzar una conciliación, pero no cedimos a la presión”, agregó. 

En febrero de 2016, cerraron la escuela por segunda vez y de nuevo solicitaron la salida de Luis. La Codhey fue a la escuela a decirle a las otras mamás y papás que sus hijos también tienen derechos.  

Anabel y Myrna presentaron una segunda queja, la 262/2015, la cual pidieron se acumule con la primera. En noviembre de 2016, se emitió una recomendación que nunca se cumplió. 

DEMANDARON A LA SEGEY  

En 2016, interpusieron una demanda de amparo en contra de la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado por bullying, trato indigno y acoso. La sentencia fue favorable para el menor y su madre, aun así no removieron de su cargo a ninguno de las y los docentes. 

El juez les ordenó formar un equipo multidisciplinario que garantizará la inclusión del menor. Crearon uno, pero no fue de profesionales y únicamente lo hicieron con la intención de decir que cumplieron. 

Además, el juez determinó que un perito en neuropediatría debería hacer un informe del estado del menor para calificarlo como víctima. En año y medio después de la sentencia, la Segey presentó escritos para evitar cumplir con esto.  

Ese mismo año salió la sentencia del juicio de amparo y en diciembre se fue a revisión en el Tribunal Colegiado, finalmente, en 2017, la modificaron y calificaron a Luis como víctima.  

Después de esto fueron obligados a dotar a Luis de apoyo psicoemocional en las clases- una sombra-, pero nunca se cumplió a cabalidad. No se trataba de un profesional capacitado en el tema. 

Con el cambio de administración de gobierno en 2018, la dirección de Educación Especial quedó a cargo de Jesús Valencia. Para ese momento, Luis ingresó al sistema extra edad, que le permitiría juntar cursos y salir de primaria. La tensión también aumentó. 

Incluso con las sombras, nunca cuidaron de él. En una ocasión tuvo un accidente en un juego infantil porque la persona que debía vigilarlo no lo hizo adecuadamente. En 2018, le pusieron una sombra nueva, se llamaba Abraham, pero él siempre lo regañaba.  

Para sexto grado, Luis tuvo una crisis, se encerró en el salón y no quería salir. En esa ocasión llegó Jesús Valencia a la escuela y no quiso hablar con la mamá para explicarle que ocurrió. Anabel cree que la sombra lo detonó. 

Tras ese evento, Anabel decidió denunciar penalmente a la escuela y todo el personal. A la par interpuso un segundo juicio de amparo por tortura y tratos crueles y degradantes. Ella consideró que el mal manejo del TDHA de Luis pudo haberle costado la vida en cada uno de los incidentes que ocurrieron.  

 

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