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Los perfumes de Don Gustavo: éxito pese a la crisis

Fue el primero de marzo de 1952, cuando se hizo dueño de la perfumería que actualmente continúa con las puertas abiertas

Escrito en VERACRUZ el

Veracruz, Ver. Apenas se atraviesa la puerta de cristal, un fuerte olor a rosas rompe con la atmosfera de la zona de mercados de la ciudad de Veracruz.

La empresa más antigua del municipio, según el registro de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo en Veracruz, José Antonio Mendoza es la Perfumería Flora.

Don Gustavo García Gómez, de tez clara y con la edad en el rostro, cuenta para La Silla Rota Veracruz, cómo ha evolucionado su negocio a raíz de la entrada de tiendas departamentales al estado y demás situaciones temporales.

“Las ventas disminuyeron, lo más vendido eran líneas finas como Lancome, Channel, Nina Ricci”.

La mejor solución para el propietario fue cambiar el tipo de productos que vendía sin descuidar la calidad que caracterizaba el local.

“Fuimos cambiando, hasta la fecha vendemos 70 por ciento de lo nuestro y 30 por ciento de lo que es popular, líneas finas muy poco” comenta en referencia las fragancias que elaboran en el establecimiento.

El aroma de la Perfumería Flora permanece intacto desde hace 87 años, pero como cualquier negocio tuvo que evolucionar, incluso cambió de dueño.

Don Agustín Farelas fundó la empresa en 1932, pero cuando fallece, su esposa decide traspasar el negocio a través de una solicitud a CANACO y es ahí cuando el padre de Gustavo García le comenta sobre un posible negocio.

Don Gustavo García Gómez, como es conocido a nivel local, vivió dos años en Estados Unidos como interno en un colegio militar, al regresar a Veracruz no pudo revalidar sus estudios por lo que, con ayuda de su padre, presidente de CANACO en 1952, aceptó el traspaso del negocio de Agustín Farelas.

“Estuve trabajando en el negocio de mi papá, pero yo le decía, quiero algo para mí, algo donde yo gane mi dinero y yo pueda hacer mi vida”

Fue el primero de marzo de 1952, cuando el señor Gustavo José Gerardo García Gómez, nombre completo que le pusieron al momento de su bautizo católico, se hizo dueño de la Perfumería Flora.

Con una inversión inicial de 50 mil pesos, durante un lapso de cinco años sin parar y sin vacaciones, el señor Gustavo logró posicionar y volver rentable su perfumería.

Al entrar al lugar, lo primero que se puede ver es una serie de vitrinas organizadas en forma de U con productos cosmetológicos que son ofrecidos por tres mujeres uniformadas de color rosa, en compañía del propio don Gustavo.

“Llegué a tener líneas completas de cosméticos que estuvimos distribuyendo, era mi marca con registro de salubridad cerca de los 70´s”

Con los años, las ventas al mayoreo se vieron incrementadas. Don Gustavo cuenta con precisión todos los municipios que recorrió en los 70’s: Cardel, Úrsulo Galván, Cempoala, Tuxpan, Acayucan, Tlacotalpan, Loma Bonita, Villa Azueta y partes de Oaxaca.

Paloix, Excellence y Hechizo Oriental son los nombres de aquellas líneas, “con el tiempo estudié cosmetología, pertenecí a la sociedad de cosmetólogos de México”, contó Don Gustavo.

Levantar un negocio no es fácil, el mismo dueño platica sobre otras dificultades que sorteó a lo largo de años para lograr posicionar su empresa.

Por ejemplo, la crisis económica del país en 1994 causada en gran medida por el TLCAN, cuando México invierte a través de Tesobonos y CETES, una especie de deudas a corto plazo.

“Cuando vino el problema del 94 nadie quería vender o comprar, no se sabía a ciencia cierta en cuánto iba a quedar el dólar, la fluctuación del mercado se hizo muy notoria y las ventas por mayoreo se suspenden”.

“A raíz de la devaluación y las tiendas departamentales, las ventas de fragancias fabricadas aquí aumentan”.

La parte trasera del primer local ubicado en la avenida Hernán Cortés Entre Miguel Hidalgo y Nicolás Bravo lo conforma una habitación aproximadamente de 4x4 metros.

Este, se divide en dos partes: Una pequeña oficina en la que fotos enmarcadas, reconocimientos, y fragancias comercializadas 20 años atrás adornan sus paredes.

En el otro apartado, un pequeño escritorio con una computadora y una mujer revisando inventario.

El negocio tenía una entrada independiente que daba hacia la calle, por ahí la viuda de Farelas entraba y salía durante las dos semanas que continuó viviendo en el lugar luego de la venta del establecimiento:

“Me estuvo enseñando un tiempo, yo cerraba y ella ahí se quedaba mientras veía a donde se cambiaba y aparte me servía a mí para aprender”.

Al inicio, perfumería Flora no solo vendía sus fragancias en pequeñas botellas, también lo empacaban en bolsas de gran volumen que personas compraban y a su vez, revendían a menor volumen. Se convirtieron en fuente de trabajo.

“Muchos incluso nos agradecieron porque no tenían trabajo y esto los sacó a delante y los ayudó mucho, se vendió bastante”.

Don Gustavo asegura que el haber sido el primero en el municipio con un negocio de este giro le da ventajas sobre la competencia como la confianza de sus clientes “tuvimos tanto éxito que trascendió”.

La familia fue un pilar para el negocio, su esposa lo ayudaba en el área administrativa y su hijo menor, Luis Antonio García, se encarga de la empresa, y la nueva sucursal en el fraccionamiento Reforma.

“Ya tiene dos años que él está ahí para impulsar el negocio, yo ahí no he intervenido en nada, él fue el que diseñó, buscó otro tipo de imagen. Este negocio es más que nada popular, pero en el otro se está buscando otro nivel con otra imagen.”

Sobre la clave para lograr permanecer con un negocio así durante este tiempo, don Gustavo García Gómez concluyó, “Nuevos productos siempre.”