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La pandemia llevó a los “Chongo Loko” del parque a los semáforos

“Cerecita” era del público y así se enamoró de “Coketón”; tuvieron a “Coketín” y ahora, por la falta de trabajo, la familia pide ayuda en Xalapa

Escrito en VERACRUZ el

Xalapa, Ver.-La pandemia del SARS-CoV2 obligó al payaso Coketón Chongo Loko, a su esposa, Cerecita Chongo Loko y su hijo Coketín Chongo Loko, de seis años, a cambiar el escenario del Parque Juárez por los semáforos en la ciudad de Xalapa.

Coketón, nombre artístico de Enrique López Martínez, se dedica al arte de las carcajadas desde los 12 años. Sin embargo, por el cierre de las plazas públicas y la suspensión de fiestas infantiles, la familia de payasos mudó su espectáculo al cruce de Sayago y Manuel Ávila Camacho, en la Capital del Estado.

Canceladas sus presentaciones en el parque Juárez y los eventos privados para los que fueron contratados, Coketón Chongo Loko no quita la sonrisa de su rostro. Él y su familia payasística hacen sus actos para los automovilistas detenidos en el crucero a cambio de unos pesos.

"El ser payaso para nosotros lo es ser todo. De día, de noche tratamos de dar lo mejor de nosotros. Aunque uno esté triste o pasen cosas tristes en la casa, nosotros tenemos la dicha o el don de dar alegría a todo el mundo, aunque nosotros no estemos tan bien y en este caso esto nos está pasando que por la pandemia nos quedamos sin trabajo", expresa Cerecita Chongo Loko, de nombre Vanessa Flores Carmona; esposa de Coketón y madre de Coketín Chongo Loko.

Xalapeños con corazón noble

Coketín, el más pequeño de la familia Chongo Loko, actúa desde los tres años. A sus seis años, Ramón de Jesús Flores Carmona practica malabares y da marometas en el improvisado escenario de concreto, tras el cierre al público del parque central de Xalapa el 24 de abril de 2020.

"De hecho somos una familia de payasos y nos dedicamos a trabajar en los parques y mucha gente nos conoce porque trabajamos en el Parque Juárez, junto con mi hermano, y en las fiestas infantiles", explica Enrique López.

Las medidas de sana distancia y reducción de la movilidad agravó la situación económica de la familia Chongo Loko y de las 47 compañías y grupos privados e independientes de espectáculos y artistas en el estado de Veracruz, 11 de ellos radicados en Xalapa, de acuerdo con el Censo Económico del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

En un día normal, Coketón explica que él, Cerecita y Coketín laboran en el semáforo por cuatro horas, aunque igual dan la oportunidad a las demás personas de poder trabajar unos minutos en el crucero de Sayago y Ávila Camacho, a unos pasos de la Secretaría del Trabajo y Prevención Social.

"Estamos dos horas, tres, cuatro horas, dependiendo. Entendemos que no somos las únicas personas que buscan un semáforo para buscar sustento a sus casas: hay desde vendedores, limpiaparabrisas, malabaristas, payasos, magos y entre nosotros mismos nos apoyamos para trabajar. Claro que sí nos ha disminuido, bastante, bastante el ingreso, nosotros teníamos ingresos del parque Juárez y de las fiestas infantiles y ahorita nada".

Coketón admite que pese a la baja en los ingresos, los artistas en la calle recibieron la solidaridad y generosidad de los xalapeños.

Enrique López explica que su carrera inició a los 12 años de edad, por herencia de sus primos, primas, tía y su tío, Bartolo Bartolín de la Bartolera.

"De mi parte yo ya pertenezco a una familia de artistas desde hace más de 40 años, mi tío es un payaso muy famoso que fue muy conocido en Xalapa llamado Bartolo Bartolín de la Bartolera, mi tío es payaso, mi tía es payasa, mis primos son payasos y yo me volví payaso con ellos".

Del público surgió el amor

Enrique López cuenta que a su esposa Cerecita la conoció en el Parque Juárez, a donde Vanessa acudió a ver una función de Coketón. Ella era una persona normal con afición al espectáculo y después de que se hicieron pareja surgió su personaje.

Vanessa comenzó a ir al parque a sus funciones con su familia y primero se hicieron amigos.

"Y como toda fan, como todo público que la foto, que esto, que el otro; empezamos a platicar, nos empezamos a conocer, nos empezamos a tratar, y desde la primera vez que nos juntamos me la empecé a llevar a mis funciones de staff, era mi DJ y era la persona que maquillaba las caritas de los niños y se empezó a adentrar al mundo"

Relata que un día le contactaron y le pidieron un payaso "extra". Aunque le marcó a sus compañeros, nadie estaba disponible.

"Y la voltee a ver y le dije: ''te sientes capaz, crees poderlo hacer'' y me dijo ''ya me sé todo el show". Se maquilló, llegamos a Jalcomulco, como quiera ensayamos, entrenó, le dimos una repasada, entró al escenario, empezó nerviosa y después fluyó y le encantó. Cuando iba a entrar a actuar, los niños no querían que yo entrara: ''¡Queremos ver a la payasita, que venga la payasita!", relató.

Enrique afirma que ahora el show se lo lleva Coketín, por eso tratan de prepararse, porque es el oficio con el que sustentan su hogar. El pequeño estudia, aunque lo hace a distancia por la pandemia y tiene las tardes libres para salir a las calles con ellos.

Para Enrique el arte de payaso no es fácil, porque exige capacitación y talento teatral: y no es sólo "ponerse las pantuflas del abuelo".

"Todos hemos viajado a congresos, convenciones, y es una larga historia porque mucha gente aquí piensa que el ser payaso es maquillarse, ponerse las pantuflas del abuelo, la bata de mamá y salir, y la verdad no, la mayoría somos payasos preparados: hemos ido a congresos, convenciones, hemos tomado talleres de teatro, de risoterapia, somos payasos preparados para dar un espectáculo desde un semáforo a una fiesta infantil, un escenario, una pantomima, un teatro del pueblo"

"Nosotros no tenemos una tarifa. Nos podemos llevar 50 pesos hasta 300 pesos, y no falta la que te da un peso y la que no coopera nada, o te dan diez; pero cinco no te van dar nada"

Explicó que la pandemia obliga hoy a los payasos a duplicar las horas de trabajo, incluso desde las 9 de la mañana a las 8 de la noche.

"Las familias xalapeñas son familias de muy noble corazón, y nos apoyan, en gran parte su mayoría, pero hay de todo, en la vida del señor hay de todo; pero en su mayoría tenemos buena respuesta".

Por su parte, Cerecita Chongo Loko, Vanessa, confía que la pandemia pase pronto, aunque hoy, vive el sueño de compartir risas en las tardes de fin de semana

"Soy muy feliz por ser payasita. A mí me gustaba mucho ir a ver el show. Iba cada semana, lo conocí, era fan de los payasos desde muy chiquita y para mi estar aquí es un sueño hecho realidad porque gracias al payaso conocí el amor, conocí a mi esposo y tengo a mi hijo que le gusta ser payaso, le encanta,  y ahora puedo ser parte de la familia payasística xalapeña"

En el cruce de Sayago y Ávila Camacho, los payasos Chongo Loko participan el "Payatón", básicamente, para reunir víveres y sobrellevar la pandemia.

"Somos gente preparada que le echamos ganas y día a día salimos con esta pandemia para sacar a nuestras familias adelante", resalta Coketón.

El Payatón se presentará este viernes 18 de septiembre en Ávila Camacho y Sayago; el domingo, a partir de las 10 de la mañana en la Revolución; el martes en la cancha de fútbol de El Adoquín, de 10 a 2 de la tarde y el jueves continuará en el AutoZone de Lázaro Cárdenas y finaliza el sábado en el edificio de Tesorería, en la Unidad de Bosque.

ygr