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La matanza en la sierra veracruzana de Las Choapas

La escena fue el crimen con mayor número de víctimas en los primeros días de 2021 en Veracruz

Escrito en VERACRUZ el

Por: Miguel León y Roberto Morales

XALAPA, VER. - Sobre un camino rural de arcilla roja, en el sur de Veracruz, las llantas de ocho camionetas marcaron el inicio de una matanza. Doce hombres fueron emboscados y repartidos en las bateas de esos vehículos de rediles. Su destino fue un paraje en la extensa zona rural de Las Choapas, donde los gritos y el estruendo de armas largas se pierden entre la nada.

Para policías del estado se trató de una cacería humana. Para el gobernador un desencuentro entre ganaderos de los municipios de Uxpanapa y Las Choapas. Otros pobladores, en cambio, se refieren a los hechos del 17 de enero como un ajuste de cuentas entre dos grupos armados -presuntas autodefensas- con mejores armas que el ejército.

Testigos de este multihomicidio -asentados en la carpeta de investigación UIPJ/DXXI/CHOA/F2/043/202- coinciden que el hecho considerado el más crudo en 2021 inició como una tarde habitual. Cinco personas, cuatro hombres y una mujer, bebían cerveza sobre la batea de una camioneta Ford color verde, doble cabina.

El carro estaba estacionado frente a una tienda de abarrotes color azul, en un campo de futbol de la colonia Francisco Villa, perteneciente a Minatitlán. Alrededor de las 16:30 horas, las porterías de ese terreno comenzaron a verse rodeadas por más camionetas. Sobre ellas había hombres armados; unos cubrían sus rostros con pasamontañas, otros con cubrebocas.

El número de camionetas, calcularon los testigos, fue de ocho. Una Nissan roja de batea, doble cabina, otra del mismo modelo, pero gris y las demás de rediles, una de ellas en tono blanco. De esos vehículos descendieron al menos 10 hombres que cortaron cartucho y se acercaron a la batea donde se servían las cervezas. Un hombre de complexión robusta, tez clara y ojos verdes, se acercó hasta su objetivo: Valentín Gorostieta Hernández.

Valentín, 32 años, era el hijo de Teódulo Gorostieta Domínguez, quien se ostentaba como líder de las autodefensas del Cerro del Nanchital, desde julio de 2020.

—“¡Tira tu cerveza!”—, habría ordenado el hombre de ojos verdes. Valentín rápidamente trató de pedir ayuda por un radio transmisor, pero el equipo le fue arrebatado.

Las órdenes que siguieron fueron más específicas y violentas. El hombre, en contra de su voluntad, avanzó hasta una camioneta Ford Pick up. Segundos después nuevamente se encontraba sobre una batea, pero esta vez estaba acostado boca abajo; una bota presionaba su espalda.

Las ocho camionetas arrancaron sus motores y se retiraron con Valentín privado de la libertad. Sus acompañantes pidieron auxilio mediante gritos a la gente que pasaba por el campo de fútbol, pero nadie respondió. Familiares del hombre plagiado reportaron lo que acababa de suceder a Teódulo Gorostieta, el padre, quien aseguró que enviaría refuerzos. Lo peor ya estaba por ocurrir.

Emboscada

Teódulo Gorostieta se encontraba en una reunión en el Ejido Samaria, en Las Choapas, a unos 20 kilómetros del campo de futbol. Al hombre de 57 años de edad lo acompañaron dos de sus hijos: Mauro y Fernando Gorostieta, de 28 y 30 años, respectivamente.

También iban su hermano mayor, Ramiro Gorostieta Domínguez (59 años) e Isidro García Morales (46 años), quien era agente municipal de la comunidad Cerro de Nanchital.

Con ellos iban Bartolo Domínguez Isidro (30 años), Alfredo Jaime Barrusqueta (56), Miguel Barrales Rodriguez (51), Luis Hernández Hernández, Régulo López Domínguez y Santiago Rodríguez Juárez. Once hombres en total persiguiendo el paradero de Valentín Gorostieta Hernández.

Los autodefensas de Teódulo Gorostieta presuntamente fueron identificados por vigías del grupo contrario. A los 11 los emboscaron en una especie de retén montado antes de llegar al Ejido Emiliano Zapata Misantla, Minatitlán. Allí, a todos les habrían ordenado descender de sus vehículos y los ataron de pies y manos.

Al grupo lo trasladaron a unos 30 kilómetros de distancia, en las inmediaciones del ejido Alto Uxpanapa, aún perteneciente a Las Choapas. Fue en un paraje sin luz eléctrica, señal telefónica, ni policías, donde torturaron a todos. Las 12 víctimas estaban vendadas del rostro con cinta de aislar, maniatados de pies y manos, y con al menos un disparo en la cabeza.

El camino que conduce del ejido Alto Uxpanapa al ejido Nueva Tabasqueña estuvo bloqueado durante horas. No eran troncos, ni vacas lo que impedía el paso, sino doce cadáveres esparcidos a lo largo del camino de arcilla roja.

La escena no solo significó el crimen con mayor número de víctimas en los primeros días de 2021 en la entidad, sino además el 60 por ciento de todos los homicidios dolosos registrados en Las Choapas durante el año anterior. Veinte asesinatos se cometieron en 2020, de acuerdo con el Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Divisiones entre ganaderos o autodefensas en un pueblo sin Ley

El gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, atribuyó lo ocurrido en el sur a una división o fractura de un grupo de ganaderos y sus ayudantes.

“Las primeras indagaciones apuntan a que un mismo grupo de ganaderos y sus ayudantes en la zona entre Las Choapas y el Uxpanapa se dividieron. Los abusos y amenazas entre unos y otros provocó un enfrentamiento entre ellos y tuvo ese lamentable desenlace”.

En contraste, familiares de Teódulo Gorostieta lo refirieron como un grupo de autodefensas, que tenía rivalidad con otra agrupación del mismo corte, encabezada por Elpidio “N”, según fuentes ministeriales. 

De acuerdo con un allegado de las víctimas, el sábado 16 de enero la familia Gorostieta asistió a una fiesta de 15 años en el municipio de Uxpanapa. Ellos se transportaban en dos camionetas, una Tacoma gris plomo y otra Ford doble cabina.

El testigo asegura que a la altura de la comunidad Poza Azul, Minatitlán, justo en las inmediaciones del domicilio de  Elpidio “N”, uno de los hermanos Gorostieta (Fernando) sacó un arma y disparó a un tepezcuintle —roedor que habitantes de esa región acostumbran a cazar y comer—. Posteriormente se retiraron del lugar.

El domingo 17 de enero, Teódulo y su hijo Fernando habrían ido a casa de otro líder autodefensa (del grupo contrario) para explicar lo ocurrido horas antes y evitar malentendidos, dijo el testigo. El malentendido, en todo caso, paró con la masacre de 12 personas.