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Introspección, insectos y feminidad: obra de veracruzana viaja a Italia

La Bienal de Arte Contemporáneo de Salerno acogerá en su exposición otoñal dos pinturas de Cecilia Burgos, una artista veracruzana que busca la reflexión

Escrito en VERACRUZ el

Ventanal y Reflexionando a Kafka son las dos pinturas de Cecilia Burgos Guerrero que cruzarán el océano para llevar desde el puerto de Veracruz a Salerno, Italia, un boleto directo a la memoria de cada espectador para remover dentro de sí las vivencias que le han ayudado a transitar hacia el ser que es ahora.

La feminidad, un tema recurrente en sus creaciones, motivó las obras que participarán en la muestra internacional durante noviembre. Se trata de dos pinturas en formato circular, el cual elige para la mayoría de sus obras por ser tan trasgresor como su discurso. 

Galerías de ciudades como Barcelona, Serbia y Caldas han albergado algunas de sus pinturas, la mayoría pertenecen a la serie con la que ella lucha por reivindicar lo femenino en el arte: Cecilia no pinta para decorar, pinta para evocar introspección y reflexión.

“Como mujer te asocian con las flores, a las cosas delicadas y los tonos pastel, la realidad es que es complejo luchar contra eso”, narra al mencionar que recibió críticas fuertes cuando inició a pintar con una temática relacionada a la muerte.

“Eran pinturas muy oscuras y todos me preguntaban por qué pintaba eso”, dice la artista independiente, quien también es maestra de tiempo completo en el Taller Libre de Artes de la Universidad Veracruzana en el Puerto; imparte clases de Dibujo, Semiótica e Historia del Arte. 

Burgos decidió que la mejor manera para silenciar esos comentarios -la mayoría de las personas cercanas a ella- fue haciendo todo lo que le dijeron que no podía hacer.  Las flores sí forman parte de sus cuadros, pero no representan delicadeza o suavidad, tiene detrás de si un discurso fuerte y de lucha. 

Una paradoja similar es conocerla: detrás de su voz suave, risa nerviosa, ojos grandes y brillantes emana la firmeza de carácter y convicción que caracteriza su personalidad.

Además de luchar contra los estereotipos de género, se enfrentó a la estigmatización propia del ejercicio artístico; antes de pisar la Facultad de Artes Plásticas de la UV estudió Ingeniería Civil. Una rama opuesta a todo lo que le interesaba, pero por la cual también sintió afición. 

Contó que terminó la carrera lo más rápido que pudo para poder dedicarse a la pintura, actividad que practica desde los 15 años. “Cuando llegué a artes supe que siempre tuve que estar ahí”. Relacionarse con personas dedicadas al teatro, la danza y el cine le permitió enriquecer y mejorar sus técnicas. 

Sus compañeros de clases la recuerdan como una alumna aguerrida, siempre trabajando y priorizando terminar sus estudios. Duranta esta época viajó de intercambio a Cuba a tomar un semestre de clases en el Instituto Superior de Arte (ISA). Aprendió grabado y fotografía, técnicas que aún utiliza. 

¿TODOS LOS CAMINOS LLEVAN A ITALIA?

Al preguntarle a Cecilia sobre el proceso que le permitió a una artista joven llegar a exposiciones internacionales respondió que, pese a sonar cliché, es necesario confiar en tu trabajo y en tus capacidades. 

Dijo que existe público para todos los artistas, por ello, envía sus obras a la mayoría de las convocatorias que descubre, intenta y si no queda en alguna de las muestras no se siente incapaz o insuficiente, pues comprende que sus obras no pertenecen a todos los espacios. Eso las hace originales también.

Su día a día también es clave en su progreso, siempre está al tanto de lo que ocurre en el mundo pictórico, sigue museos, galerías, creadores para conocer las tendencias y crear bagaje visual.  Hace sus propias colecciones y boceta ideas cada que le surgen. 

Reflexionando a Kafka es una de sus obras favoritas, formó parte de las pinturas que la vieron resurgir. Hace casi siete años pasó uno sin pintar. Bocetaba, pero nada se concretaba, ella se sentía carente de talento. 

 

Se trataba de su propia metamorfosis, un momento clave en el que ella se reconoció a sí misma. 

Por su parte, Ventanal explora otro tema especial para Burgos: la mente. “Es que si tu pudieras entrar lo entenderías” dice en entrevista para La Silla Rota. Los procesos mentales que permiten la interpretación del mundo son su fascinación. 

El laberinto dentro de la obra representa todas las posibilidades y caminos que existen por transitar, unos te acercan a lo que buscas, otros te alejan o te acorralan, pero siempre existe la opción de explorar y volver. El ave en el centro significa haber encontrado la respuesta y con ello, el equilibrio. 

Formular la idea completa de una obra le lleva a Cecilia muchos días, incluso semanas. Durante ese tiempo decide la composición, los colores, el tema.  Para su fortuna o desgracia, dice entre risas, pinta muy rápido. Algunas pinturas le toman apenas dos días culminarlas. 

Expresarse a través de las imágenes es su modo de vida, por ello, transita entre una obra y otra con otras técnicas como la fotografía y el collage. Toca temas menos profundos, pero igualmente introspectivos. 

Como artista, se dice preocupada por el ser humano contemporáneo, pues lo nota cada vez menos interesado en el proceso reflexivo individual, pues tiene todo a su alcance a través de los grandes almacenes de información.

Busca que sus obras sean la resistencia al desgaste cognitivo y reflexivo de su público.

EL ARTE EN EL PUERTO

La compra-venta de arte en Veracruz es muy poca y en ocasiones nula. Los artistas deben abrirse camino por sí mismos y sobre todo si se trata de arte contemporáneo, un estilo que Cecilia ha elegido porque siempre prioriza el discurso a la técnica. En Veracruz se comercializa lo decorativo, señaló.

Burgos Guerrero señaló que la falta de mayor difusión del arte contemporáneo es una problemática a la que se enfrentan los creadores, quienes trabajan de manera independiente o colectiva. 

Ella ha encontrado su propio camino como artista independiente tocando puertas. Algunas no se abren, pero muchas otras sí, por lo que ha aprendido a no conformarse ni confiarse.


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