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INM engañó a migrantes: los acorraló y reprimió con la Guardia Nacional

“Ustedes mataron a un niño”, el reclamo de hondureños a elementos militares luego de que un infante se desvaneciera tras inhalar gas lacrimógeno que lanzaron elementos de la Guardia Nacional para replegar a los centroamericanos

Escrito en ESTADOS el

TUXTLA GUTIÉRREZ.- Más de mil migrantes centroamericanos, la mayoría madres solteras de Honduras, avanzaba la tarde de este jueves tranquila, sin sobresaltos, por la carretera de Suchiate a Tapachula. Tenían información que la Guardia Nacional los seguir su camino sin impedimentos. Sin embargo, en Frontera Hidalgo, elementos de la Guardia Nacional (GN) los “encapsuló”, les lanzó gas lacrimógeno, los someterlos y los golpeó. De este hecho, hubo decenas de heridos, entre ellos un niño, el cual reportan grave.

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Este jueves, desde las cinco de la madrugada, la caravana penetró sin dificultad la frontera chiapaneca, cruzó el río Suchiate y a los pocos minutos ya avanzaba sobre la carretera hacia Tapachula. Las banderas hondureñas, guatemaltecas, de El Salvador e, incluso, una de Estados Unidos, eran ondeadas y los gritos de alegría no cesaban. Mientras tanto, soldados y agentes migratorios solo observaban su paso, sin intervenir.

Sin embargo, horas después, en el punto de Frontera Hidalgo, una valla humana creada por uniformados de la GN les impidió seguir. Sus escudos de policarbonato prácticamente rosaban los cuerpos de los centroamericanos que encabezaban la caravana.

Minutos después, como a las 16:00 horas, se acercó un grupo de funcionarios del Instituto Nacional de Migración (INM) y de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar). Eran Alma Delia Cruz Márquez, titular de la Comar en Tapachula, y Paola López Rodas, del INM. Una de ellas, con altavoz en mano, intentó persuadirlos: “Les pedimos, de manera pacífica, que se suban a los camiones, los llevaremos a una estación migratoria y ahí, uno por uno, veremos sus casos, pero todo de manera ordenada, segura y regular”, les prometió.

El ambiente se “calentó” cuando, uno de los representantes de la caravana comenzó a cuestionarla: “Hace rato se habló de ese tema y usted no abrió la boca, y solo habló una representante de la Comar, y ahorita nos dice que nos subamos… mejor explíquenos qué trámite harán, qué documentos nos darán”.

Los cuestionamientos del migrante continuaron y solicitó que les detallaran cuáles eran sus derechos; por su lado, la enviada del INM intentaba leerle un comunicado a toda la caravana, lo que fue imposible.

“Lo que nos aflige es que nos van a regresar a Honduras, y a algunos de ellos los quieren matar allá”, le dejó en claro el indocumentado, quien le insistía que le explicaran, a detalle, qué tienen qué hacer para que los dejen transitar por México.

En reiteradas ocasiones, le exponía a la funcionaria de Migración que la visa es un trámite que se otorga sin la necesidad de que los “encarcelaran” e, incluso, le expuso que la tarjeta por razones humanitarias también es parte de sus derechos, lo que fue avalado por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Tras unos minutos de diálogo infructuoso, los funcionarios se retiraron del lugar. La caravana avanzó un poco más en su caminar hacia Tapachula cuando, de pronto, chocaron de nueva cuenta con los escudos antimotines de los uniformados, quienes sin mediar palabra les lanzaron gas lacrimógeno.

Segundos después empezaron a someter a cada uno de los migrantes, hasta que un niño cayó y, de acuerdo con los reportes, está grave de salud. La lista de lesionados es más gruesa. Quienes intentaron huir por la selva fueron sometidos, mientras que la mayoría era subida a los autobuses.

“Es injusto lo que hacen con nosotros, no queremos guerra… si me van a llevar preso, que lo hagan, pero yo peleo por mi dignidad, porque a mi país ya no puedo regresar”, manifestaba un migrante hondureño vestido de playera rosa y bermuda beige, ante algunas cámaras de reporteros que estaban presentes en el lugar.

Mujeres que intentaban escapar, junto a sus hijos o familiares, se topaban con los elementos castrenses. Los gritos y la sicosis se hicieron presentes. Los migrantes estaban rodeados, por lo que optaron por hincarse y calmar los ánimos de la mayoría. A otros que intentaban huir por el monte, no les quedó de otra que entregarse.

 

“¡Hay niños!”, externaban algunos, con la finalidad de que no los golpearan. Pero otros se quejaban de que uniformados violentaban a otros compañeros. Las autoridades intentaban tranquilizarlos y explicarles, por enésima vez, que serían llevados a una estación migratoria.

—Déjenos pasar —insistían los migrantes.

—Tranquilícense, no se sulfuren, ¡y agáchense! —les demandaban los soldados.

—Estamos en paz, nos rociaron la cara (de gas lacrimógeno) —reclamaban los viajeros.

De pronto, se “reactivaron” los gritos de varios migrantes, pero resaltaba más el de una señora: “¡Se está muriendo, se está muriendo!”. Un infante estaba tirado, bocarriba, en el asfalto, mientras quien se identificó como el papá y otros compañeros intentaban reanimarlo.

Los ánimos “se calentaban de nuevo”, instante que un pequeño grupo intentó aprovechar para evadir a la GN. Luego, entre los mismos hondureños se culpaban por lo que le sucedió al niño. Quedaron “encapsulados” de nueva cuenta.

Al final, los integrantes de la GN, del Ejército Mexicano y de la Policía Federal formaron una valla en ambos extremos de la carretera, por donde caminaron los migrantes para ser subidos a los camiones.

“Hoy por ti, mañana por mí”, le decían los migrantes a los elementos policiaco-militares. “¿qué, ustedes no tienen hijos? ¡Mataron a un niño allá atrás!”, les reclamaban, algunos, entre lágrimas. Otros, mientras tanto, se “ahogaban” por el gas lacrimógeno.

Una madre abrazaba a sus dos pequeños hijos, quienes lloraban sin cesar. “Solo queremos irnos, queremos agua”, les decían a los representantes del INM, quienes los auxiliaban debido a que, en el lugar, no había presencia de grupos de socorro como Protección Civil.

Por momentos, algunos se resistían a subir a los camiones. “¡Vamos a volver!, ¿lo oyeron? Aunque nos retrocedan (sic), vamos a volver”, le decía un hombre de barba a los uniformados, mientras levantaba su puño derecho.

“Fue una represión brutal”: activista

“Es la represión más brutal, absurda, que comete la Guardia Nacional contra los migrantes”, aseveró Luis García Villagrán, activista chiapaneco y representante del Centro de Dignificación Humana, quien mostró 1,118 solicitudes que presentó ante la Comar para regular la situación de los integrantes de la caravana.

Para él, la actitud de Alma Delia Cruz Márquez, titular de la Comar en Tapachula, y de Paola López Rodas, del INM, es de engaño, “de intentar embaucar”, pero sobre todo “a mirar a los ojos a quienes, ya sabían, serían sus víctimas”, lo que provocó la posterior represión.

En el caso del menor lesionado, advirtió que los paramédicos se lo llevaron prácticamente inconsciente, por lo que responsabilizó de este hecho violento a dichas funcionarias, al Presidente y al canciller de México, quienes para él incumplieron con su palabra, de que no habría violencia en contra de los centroamericanos.

De acuerdo con su versión, horas antes se comunicó con el titular de la Comar en México, Andrés Ramírez Silva, quien le expuso que la única condición era que los migrantes estuvieran en territorio nacional, “y sí lo estaban, pero mientras nosotros esperábamos (el trámite), se cometió el abuso”.

Nada cambió, la represión se mantuvo

La caravana migrante que ingresó la mañana del jueves a territorio mexicano por el lado de Guatemala, integrada en casi el 70 por ciento por madres solteras (la mayoría con hijos), intentó llegar a la llamada “Perla del Soconusco”, Tapachula.

A diferencia del lunes, cuando una caravana de parecidas proporciones fue replegada por al menos 600 elementos de la GN y del INM, e incluso hubo intercambio de pedradas y gas lacrimógeno, en esta ocasión se pensaba que sería diferente: las autoridades solo vigilaban el paso de quienes huyen de su país, la mayor parte de Honduras, principalmente por dos factores: la pobreza y la violencia.

De hecho, se supo que el miércoles un grupo de salvadoreños trató de avanzar por suelo chiapaneco, pero al ver a la GN decidió entregarse para evitar problemas.

Según el mismo INM, en un solo día “rescató” a alrededor de 2 mil migrantes (que buscaban ingresar a territorio nacional el lunes pasado), de los cuales entre 700 u 800 fueron retenidos en Chiapas. Incluso, advierte que de esa cantidad ya envió a su país de origen a 460, un poco menos de la mitad en avión y la otra parte en autobuses; el mayor grueso a Honduras.

Como se dio a conocer el mismo lunes pretérito, la caravana que intentaba pasar por el puente internacional “Rodolfo Robles” se desesperó luego de que el INM rechazara su solicitud, y aunque por momentos permitió que entraran pequeños grupos al país, la situación se descontroló.

Es decir, decenas de migrantes comenzaron a cruzar el río Suchiate, pues aprovecharon el bajo nivel del mismo; en su apresurado paso, dejaban tiradas prendas u otras pertenencias, hasta toparse con el “muro policiaco-militar”, con un resultado de más de 60 heridos, la mayor parte indocumentados.

Aunque otro grupo logró el objetivo, cuando caminaba por la carretera fue interceptado por soldados, quienes lo persiguieron con la intención de retenerlo; de este hecho, dos infantes se extraviaron (se reporta que ya fueron localizados con vida), y otro grupo de casi 60 personas se internó en la selva.

Se espera que para el 31 de enero arribe a la frontera otra caravana, lo que ha generado que las autoridades mantengan un cerco para controlarla.

INM niega represión y responsabiliza a migrantes

El Instituto Nacional de Migración rechazó cualquier responsabilidad en los hechos de violencia registrados este jueves por elementos de la Guardia Nacional en contra de migrantes.

En un comunicado, informó que alrededor de las 14:00 horas, funcionarias del INM, acompañadas de integrantes de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados y en presencia de organismos nacionales e internacionales de derechos humanos, establecieron un diálogo con el contingente para invitarlos a conocer las opciones y acceder a una estancia regular en el país, entre la que se contempla el refugio.

Las personas migrantes rechazaron la propuesta y exigieron permisos para un tránsito libre por el territorio nacional hacia Estados Unidos

Ante la respuesta negativa, por parte de las personas extranjeras, se determinó conducirlas a los autobuses, en los cuales se les proporcionó agua, suero y asistencia médica a quienes lo requirieron, especialmente a niñas y niños no acompañados, así como a quienes se estaban acompañadas de personas adultas mayores

Además, el INM informó que detuvo a 800 migrantes de origen centroamericano en el municipio de Frontera Hidalgo, luego de ingresar de manera irregular por la zona fronteriza de Chiapas.

Como parte de este operativo, personal del Grupo Beta del INM realiza tareas para localizar a alrededor de 200 personas migrantes más que, ante la presencia de las autoridades, se dispersaron en los alrededores de esta región, ubicada a aproximadamente 12 kilómetros del Río Suchiate, frontera con Guatemala.

La dependencia también procedió a la deportación de 188 hondureños que ingresaron de manera irregular al país.