“Ahí yo pensaba pensionarme”, dice Rafael haciendo referencia a su antiguo trabajo. Él fue uno de los más de mil trabajadores que perdieron su empleo luego de que la empresa Sistema de Agua y Saneamiento Metropolitano (SAS) desapareciera en el año 2016.
Rafael aún recuerda aquella vez que llegó a trabajar a las extintas oficinas del SAS, después de un mes que estuvo incapacitado por un accidente que tuvo mientras se dirigía a su trabajo. Él era chofer de vigilancia, su labor consistía en cuidar que los pozos de agua funcionaran bien.
Al llegar se encontró con huelgas y manifestaciones de los trabajadores, molestos porque los habían despedido injustificadamente, sin liquidación y sin su fondo de ahorro que les correspondía por ley, aseguró Rafael.
“Cuando vine me dijeron que ya no había nada, que estábamos fuera”, recordó con una sonrisa de resignación en el rostro que se le deja ver entre su cubrebocas.
Fueron 24 años de su vida que invirtió en aquel trabajo donde, admite, planeaba pensionarse y tener un ingreso seguro para su vejez. Comenta que si todo hubiera seguido normal solo le faltarían cuatro años para alcanzar su jubilación.
Pero no fue así, tras el despido se quedó desamparado al igual que su familia, los cuales no contaban con ningún ingreso extra para resistir el tiempo que estuvo desempleado.
Por su edad le fue difícil encontrar trabajo
Otro de los obstáculos que tuvo que afrontar después de aquel despido, fue conseguir un empleo donde pudiera obtener un poco de dinero para mantener a su familia.
Pero eso no fue tan sencillo, ya que argumenta que por su edad le costó mucho poder encontrar un buen trabajo, donde le pagaran más o menos bien.
“Nosotros no tenemos una ventaja para agarrar un buen trabajo, guardia de seguridad o chofer es lo único que hay para nosotros”, asegura.
Como sus demás compañeros, tuvo que resignarse a trabajar en un puesto donde le pagan mucho menos de lo que anteriormente ganaba. Aunado a eso tenía la responsabilidad de pagar su casa de Infonavit, la cual no tenía mucho que había sacado.
Desde ese entonces sigue en pie de lucha asistiendo a cada manifestación para exigir que les devuelvan sus empleos y el dinero que se les debe, ya que, afirma Rafael, ni siquiera respetaron su incapacidad laboral por aquel accidente.
Cuatro años de lucha que persisten ante el covid
Hace cuatro años empezó la lucha de los más de mil trabajadores que fueron despedidos injustificadamente tras la desaparición del SAS, esto en el 2016, luego de que se argumentó que la empresa no podía solventar los gastos de su planta laboral.
En aquel entonces los cabildos de Veracruz, Boca del Río y Medellín, así como el Órgano de Gobierno del sistema, votaron y aprobaron la extinción del SAS lo que se justificó con la Ley Orgánica del Municipio Libre.
Desde ese entonces las manifestaciones para exigir justicia laboral no han parado pese a la emergencia sanitaria, la cual los mantuvo un par de meses inactivos debido a las medidas de confinamiento para controlar la propagación del virus, aseguró la secretaria general del Sindicato Teniente José Azueta, Angélica Navarrete Mendoza.
También señaló que la última audiencia que tenían programada para el mes de julio se tuvo que cancelar por la pandemia del covid, pero de igual manera dijo que ya ganaron dos amparos ante el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje.