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Evidencian vínculo entre policías de Veracruz y "Los Zetas"

Caso de desaparición forzada en Papantla detalla la estructura delictiva conformada por taxistas y menores de edad reclutados como halcones

Escrito en ESTADOS el

“Yo escuché que policías municipales habían levantado a tres jóvenes y que posteriormente El Paco y otras personas los mataron en la loma del rancho La Isla; ahí cocinan a la gente que secuestran y también guardan los carros que se roban”.

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Es la confesión de un menor de edad que se acreditó ante autoridades como halcón del Cártel de Los Zetas. Su tarea del sábado 19 de marzo de 2016 -declaró- fue cuidar las espaldas de ocho policías municipales y delincuentes que habrían asesinado a tres jóvenes originarios de Papantla, Veracruz.

Es el caso de Luis Humberto Morales Santiago, Alberto Uriel Pérez Cruz y Jesús Alan Ticante Olmedo, de 18, 19 y 24 años respectivamente. La historia de su desaparición fue descrita en la recomendación 6VG/2017 emitida el 01 de octubre de 2017 por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

La entidad gubernamental manifiesta que “se contó con elementos para establecer de manera indiciaria que policías municipales en complicidad con diversas personas, quienes en sus declaraciones ministeriales se asumieron como miembros del Cártel “Los Zetas, se encontraban organizados bajo una estructura y reglas de jerarquía definidas para delinquir”.

Por lo anterior, se lee en el documento firmado por el presidente Luis Raúl González Pérez, que la CNDH interpondrá una denuncia ante la Procuraduría General de la República (PGR) para que se investigue a los ocho policías detenidos por el caso, así como a particulares por el delito de delincuencia organizada.

A continuación, se expone una reconstrucción del caso Papantla, con base en la recomendación de la CNDH y en declaraciones de Blanca, madre de Alberto Uriel Pérez Cruz, quien a la fecha culpa al aparato de justicia de Veracruz por haber liberado a uno de los presuntos perpetradores de su hijo.

Policías municipales al servicio de Los Zetas

Corrían las 09 horas, aproximadamente, del 19 de marzo de 2016, Luis Humberto Morales Santiago, Alberto Uriel Pérez Cruz y Noé Martínez López -un tercer joven relacionado con de desaparición- circulaban a bordo de un vehículo con reporte de robo en la ciudad de Papantla.

Los tres habían terminado de libar licor en un antro llamado Dubai. Alberto Uriel llamó a su novia y avisó que la visitaría en su domicilio, ubicado en la colonia Lizardi. Ella y el grupo de amigos saldrían a recorrer la ciudad a bordo del automóvil, no obstante, el paseo fue frustrado con la presencia de una patrulla municipal.

Luis Humberto, Alberto Uriel y Noé se dieron a la fuga con dirección a la zona centro de ese municipio, sin embargo, tras una persecución fueron cercados sobre la calle Francisco Villa por tres unidades de la Policía Municipal marcadas con los números 060, 061 y 084.

De acuerdo con los reportes periciales, el vehículo donde tripulaban los jóvenes, presentaba un impacto en la parte lateral derecha desde la salpicadera delantera hasta la puerta trasera, así como tres llantas desinfladas.

Sobre los hechos, la novia de Alberto Uriel declaró que la patrulla que arribó a su domicilio fue la marcada con el número 084, de la cual el copiloto descendió y disparó a la llanta del vehículo particular.

“Me salí a la esquina de mi casa y me encontré un tortillero que iba en una moto que no conozco, le dije que me diera un ‘ride’ a la calle Zaragoza; caminé al crucero de la 16 y pues desde ahí miré cómo la patrulla 084 les da información a otras dos patrullas que iban llegando y ahí bajaron a los muchachos del carro”, refirió.

Según declaraciones de diversos testigos, los jóvenes fueron recostados sobre el pavimento “y sus playeras se las alzaron hacia su cabeza”. Luis Alberto y Alberto Uriel, fueron repartidos en las patrullas 060 y 061, en tanto a Noé Martínez López le permitieron que se retirara y desde entonces escapó de Papantla.

Con base en las investigaciones ministeriales, Jesús Alan Ticante Olmedo -el tercer desaparecido- el 19 de marzo de 2016 caminaba sobre la calle Eduardo Méndez, donde tomaría una clase de Karate. Al ver el “levantón” él quiso grabarlo con su celular, pero fue sorprendido por los policías y posteriormente fue privado de su libertad.

La familia de Ticante Olmedo consignó ante las autoridades que días antes de su desaparición había sido amenazado por el padre de su novia, un policía municipal de Papantla que patrullaba la unidad 052.

“El señor le dio un golpe a mi hijo, pero mi hijo lo esquivó y por eso el señor, el policía, le dijo a mi hijo que se lo llevarían al monte y que ahí lo golpearían y que lo matarían”, enfatizó el padre de Alan Ticante.

“El Bolas”, de policía a sicario

Una pieza clave en la investigación fueron diversas entrevistas de anónimos que refirieron que el día de la desaparición, de la patrulla marcada con el número 60 descendió un hombre, vestido como policía municipal apodado “El Bolas”.

“Quiero manifestar que cuando se bajaron los policías que iban en la patrulla 084, me di cuenta que de la patrulla 060 también se bajó un joven al que conozco; aunque no sé si ahora sea policía, lo cierto es que lo vi con uniforme de policía de color azul de la municipal; quien iba acompañado de otros policías”, refirió uno de los testigos.

Personas, bajo el anonimato, refirieron que “El Bolas”, perteneció a la corporación de la Policía Municipal y posteriormente se dio de baja. No obstante, para el 19 de marzo de 2016 su padre sí pertenecía a las fuerzas municipales. Meses después fue dado de baja por no acreditar los exámenes de control y confianza.

La búsqueda comenzó para los familiares de los tres jóvenes desaparecidos, una de ellos es Blanca, la madre de Alberto Uriel Pérez, quien desde un inicio se vio asolada por amenazas de muerte.

El 26 de marzo de 2016, antes de denunciar la desaparición de su hijo recibió un mensaje anónimo advirtiéndole que no declarara en contra de Bernardino Castillo, entonces inspector de la Policía Municipal y hoy preso por el delito de alto impacto.

 “Yo solo nada más te dijo el mismo presidente municipal de tu pueblo (Marcos Romero Sánchez) está en este pedo. Cuidado con eso”, se lee en un mensaje al que tuvo acceso E-Consulta Veracruz. 

Blanca no desistió en sus investigaciones y con frecuencia asistía a las instalaciones de la Fiscalía de Veracruz, con sede en Poza Rica. Fue quizá por su insistencia, que para octubre de 2016 fue contactada vía mensaje de texto por una persona que se acreditaba la desaparición y muerte de su hijo, y los otros dos jóvenes.

“Me dijo que dejara esto (la búsqueda) porque me mataría a mi hijo mayor, pero que a él si me lo iría a tirar a mi casa para que no lo buscara como a Uriel. A mí me dijo con groserías que me violaría y que me destazaría”, señaló la madre.

Blanca pidió que se identificara a la persona que redactaba los mensajes. Este contestó con una fotografía, donde se le aprecia portando un arma corta semiautomática Star 9 mm y un rifle de asalto calibre .223; su rostro oculto por gafas oscuras. “Era El Bolas, me lo confirmó”, recuerda la madre.

En un último mensaje Blanca leyó que a Humberto Morales y a su hijo Uriel “los habían ´levantado´ por ´chapulines´, es decir, por dedicarse a vender droga, y que los habían destazado”, mientras que la muerte de Alan Ticante derivó de que “se puso a grabar el momento en que los otros dos jóvenes fueron detenidos”.

“Yo vi a su hijo, estaba muy golpeado y no se pudo escapar”

Para el 29 de diciembre de 2016, Blanca encontró un mensaje privado en su cuenta de Facebook de una persona que le aseguró que quería ayudarla a encontrar a su hijo sin que exigiera dinero a cambio de la información.

“Me da las señas de un predio ubicado entre El Chote y Coatzintla, por las ruinas de la zona arqueológica El Tajín. Me dijo que ahí tenían a varios chavos y que él se había logrado escapara de El Bolas y de otro sujeto apodado Paco El Lavador”.

“Me dijo que mi hijo y los demás ya estaban muy golpeados, que Uriel tenía un tatuaje de la Santa Muerte. Que cuando este muchacho iba a escapar Uriel ya no podía moverse. renqueaba mucho. Que él le dio mi nombre y fue como me encontró por Facebook”, refirió la madre.

Tras leer los mensajes, Blanca contactó a un comandante de la Policía Ministerial de apellido Espinoza. Acudieron al sitio con un dron que sobrevolaron por el área sin embargo el aparato fue impactado a balazos. El operativo se reanudó un mes y siete días después, pero el lugar “ya estaba limpio y no encontramos nada”.  

Menor de edad reclutado por los Zetas delató a policías y sicarios

El 27 de marzo de 2016, un menor de edad, señalado en la recomendación como MV, fue detenido en la Calle 2 de abril, por su probable responsabilidad en la comisión de los delitos contra la salud, en su modalidad de posesión de marihuana, con fines de venta y portación de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea.

En una declaración ante el ministerio público dijo que “vine a vivir aquí, a Papantla, hace un mes para trabajar con unos camaradas que andan de malandros”. Aparentemente, el día de la desaparición él prestó sus servicios como halcón, es decir, como vigía.

El menor también confesó que “escuchó que policías municipales habían “levantado” a los tres jóvenes y que posteriormente El Paco (El Lavador) y otras personas privaron de la vida a las víctimas en la loma del rancho La Isla; que ahí cocinan a la gente que secuestran y también guardan los carros que se roban”.

De acuerdo con un informe de la Presidencia Municipal de Papantla, el menor permaneció detenido 6 meses y 13 días, y posteriormente fue entregado a su madre. El hecho fue condenado por la CNDH al señalar que no se velaron los derechos del detenido al no tener la mayoría de edad. 

Lo anterior fue respaldado por un taxista que también habría prestado los servicios para el Cártel de Los Zetas, quien el 14 de febrero de 2017 señaló que en la época en la que se desempeñó como taxista, él transportó a El Bolas a la comunidad conocida como “La Isla”, en Papantla.

La guía del ruletero, quien posterior a su declaración también escapó del municipio papanteco, sirvió para que las autoridades dieran con el predio llamado La Isla. Allí, se hallaron fragmentos óseos carbonizados que fueron embalados por la Fiscalía veracruzana.

Desde ese descubrimiento, Blanca desaprueba que ha pasado más de un año y, pese a haberse sometido a exámenes de ADN a la fecha no sabe con firmeza si se trata de su hijo y de sus dos compañeros. “El menor de edad aseguró que eran ellos, que ahí los cocinaron, pero es obvio que quiero asegurarlo”, agregó.

Liberan a El Bolas y a otro delincuente

El 12 de junio de 2016, la SSP-Veracruz detuvo a El Bolas y a su pareja en la flagrante comisión de los delitos contra la salud, en su modalidad de posesión de marihuana y portación de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea, por lo que fueron puestos a disposición de la Unidad de Investigación y Litigación en Poza Rica.

El 13 de junio de 2016, la Fiscalía Regional en Tuxpan informó al Ministerio Público de Poza Rica que El Bolas se encontraba sujeto a investigación por la desaparición forzada de Luis Humberto Morales Santiago, Alberto Uriel Pérez Cruz y Jesús Alan Ticante Olmedo.

A pesar de que las autoridades ministeriales fueron informadas de los señalamientos contra El Bolas, “no hay constancia alguna de la Carpeta de Investigación 1 para acreditar que se hubiese recabado la declaración ministerial de Pr2 “El Bolas”, respecto de su probable responsabilidad en la desaparición.

El 02 de diciembre el Ministerio Público de Poza Rica, informó a personal de la CNDH El Bolas únicamente fue consignado por la portación de marihuana y armas exclusivas del ejército. Tras ser vinculado a proceso por esos delitos, obtuvo su libertad con una fianza de 4 mil 500 pesos. Dos días únicamente estuvo detenido.

La CNDH, a través de información recabada en notas informativas, informó que El Bolas y Paco El Lavador fueron asesinados en un enfrentamiento que sostuvieron el 9 abril de 2017, con policías de la SSP Veracruz.

Por las presuntas omisiones cometidas en el ministerio público de Poza Rica, la CNDH exhortó al titular de la Fiscalía de Veracruz Jorge Winckler Ortiz a que colabore en la investigación de dos servidores públicos, concretamente, “por las irregularidades en las que incurrieron en la integración de las Carpetas de Investigación; y se remitan las constancias que acrediten su cumplimiento”.