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Dos años de muerte y desapariciones en Chilapa

Lisandro es una de las 32 personas registradas como desaparecidos, durante los cinco días de irrupción de civiles armados en Chilapa en 2015

Escrito en ESTADOS el

Guerrero (La Silla Rota).- A dos años de la irrupción de un grupo armado en el municipio de Chilapa, Guerrero, que dejó como saldo 32 personas desaparecidas, hasta el momento la violencia no cesa, y los ejecutados, y desaparecidos se siguen contando por decenas.

Del 9 al 14 de mayo 2015 Chilapa estuvo sitiado por civiles armados quienes se autodenominaron policías  comunitarios por Paz y la Justicia que las autoridades no reconocen.

Dentro de los 32 desaparecidos se encuentra el joven Lisandro Nava Reyes a quien su familia sigue buscando como si fuera el primer día que perdieron contacto con él.

Nava Reyes se despidió de su familia a las ocho de la noche del 10 de mayo, a las 24 horas de la irrupción. Salió a ver a su novia como cada domingo.

Su madre, quien pidió el anonimato, recuerda que le pidió que no saliera. “Tenía la costumbre de ver a su novia. Le dije, ‘hijo no deberían de salir esta muye feo, porque andan esos armados ahí”, dice la madre de Lisandro que prefiere no se cite su nombre. Lisandro le contestó que no habría problema en salir pues él no así nada malo; el joven no ha regresado.

Lisandro, de 22 años, es una de las 32 personas que el colectivo Siempre Vivos tiene registrados como desaparecidos, durante los cinco días de irrupción de civiles armados. La organización desde en entonces a la fecha continúa documentado desapariciones;  hasta el momento suman 120 pero, la cifra podría ser mayor.

La versión de la Fiscalía, como casi todos los casos de violencia de la zona Centro de Guerrero relaciona la irrupción del grupo armado autodenominados policías comunitarios con la pelea entre los grupos de Los Ardillos y Los Rojos. Y presumen que los civiles armados están relacionados con el grupo de Los Ardillos que entró a pelearle terreno a Los Rojos.

El colectivo vincula  también a los civiles armados autodenominados policías comunitarios con la delincuencia organizada. 

Su familia comenzó a buscar a Lisandro a partir de la una de la mañana del día siguiente que ya no contestó el teléfono.

Los civiles armados desde su irrupción se mantuvieron en el centro  de Chilapa, hasta donde llegó la madre de Lisandro a preguntarles por su hijo. Estos le confirmaron de la detención de algunas personas que, supuestamente, entregaron a los elementos de la Gendarmería asignados para proteger Chilapa.

En la Gendarmería le confirmaron la detención de seis jóvenes. Ninguno de ellos era su hijo.

Lisandro es un muchacho que se dedicaba a manejar un camión de una  empresa constructora  en la cabecera municipal, y estudió hasta la preparatoria.  

Familias desplazadas por la violencia, balaceras, desmembrados, secuestros, extorsiones, desapariciones, y crimines de políticos es lo que ha vivido Chilapa en los últimos años, resultado a decir de las autoridades de la disputa del trasiego de la droga entre  las bandas de Los Rojos, y Los Ardillos.

La violencia continúa en el municipio pese a los múltiples operativos que las autoridades de los tres niveles de gobierno han implementado para frenar la violencia.

En enero del año pasado el gobernador priista Héctor Astudillo Flores encabezó en Chilapa el despliegue de 3 mil 500 militares, 200 policías federales, y 4 helicópteros para el combate a la delincuencia organizada. Durante su discurso el mandatario estatal dijo que el municipio había pasado de la violencia al salvajismo.

El despliegue policíaco, y militar hasta el momento no ha dado ningún resultado, y han asumido un papel de espectadores.

A dos años de la desaparición de Lisandro su madre exigió que se lo regresen: “Todas las noches pienso, dónde estará mi hijo, qué estará haciendo, yo lo quiero de regreso. A las personas que lo tengan les pido de corazón si mi hijo está con vida que le den una oportunidad que regrese a casa”, imploró entre llanto.