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Coatepec, el pueblo que ya no es mágico por violencia

Las atracciones naturales de Coatepec, se rodean de asaltos con armas blancas o largas, toque de queda y hallazgo de cuerpos.

Escrito en ESTADOS el

Coatepec (La Silla Rota).- Las atracciones naturales de Coatepec, Pueblo Mágico en Veracruz, se rodean de asaltos con armas blancas o largas, toque de queda y hallazgo de cuerpos en parajes de la ciudad.

Desde hace más de cuatro años, los habitantes de Coatepec no viven en tranquilidad para caminar por sus calles, disfrutar de áreas verdes y recibir a turistas de talla internacional.

La Secretaría de Turismo del Gobierno del Federal (Sectur) mantiene en curso el programa de “Pueblos Mágicos” que pretende revalorar a un conjunto de poblaciones del país por representar alternativas frescas y diferentes para visitantes nacionales y extranjeros.

Este programa incluyó en su primera fase a 83 Pueblos Mágicos del país, ahí, Veracruz obtuvo la denominación para tres municipios; Xico, Papantla y Coatepec.

Sin embargo, la denominación como Pueblo Mágico no ha servido para frenar la inseguridad en Coatepec, los habitantes señalan que deben tomar medidas preventivas para disfrutar de su localidad y naturaleza.

La también denominada “tierra del café” cuenta con afluentes de agua cristalina, y atractivos turísticos como la Cascada Bola de Oro, la Hacienda de El Trianón, el Cerro de Las Culebras y otros, que ahora se han vuelto zonas de peligro para los visitantes.

Al ingresar a la localidad, la Cascada Bola de Oro invita de forma tenebrosa a los visitantes y ahuyenta a los pobladores para su exploración matutina y vespertina.

Algunos usuarios de la red social “Foursquare” publicaron su visita al área natural, y comentaron algunas experiencias de disfrute y consejos para evitar ser asaltados por personas que se esconden y fugan entre cafetales.

Otros concurrentes difundieron sus experiencias en el buscador de “Google maps”, aludiendo que la propia Secretaría de Turismo del municipio de Coatepec, advierte de los peligros de visitar estos atractivos.

Se observó la carencia de señalética a las zonas, y los rastros de la presencia de pandillas, quienes grafitearon varias bardas.

Los vecinos aconsejaron acudir con cautela y no tardar demasiado tiempo en la zona, ya que los asaltos ocurren en cualquier hora del día.

Al descender por una calle empedrada, con rocas de río acomodadas para el tránsito de bicicletas, vehículos particulares o a pie, un pequeño cartel se lee a lo lejos “Cascada”.

Atendiendo la única señalética, una casa de ladrillo, abandonada, da la bienvenida al área natural sin presencia de pobladores o turistas.

Plantas de café guían una vereda. De acuerdo a consejos de los vecinos de la zona, 500 metros atrás, una cadena es el límite para seguir sobre un automóvil o camioneta. Los metros adelante deben ser caminando.

Pájaros carpinteros, ardillas, roedores y demás animales de campo merodean la entrada al arroyo, ninguna persona transitó por las inmediaciones, tampoco elementos policiacos.

En este lugar, ciclistas internacionales concurrían para disfrutar del recorrido y condiciones para ocupar sus bicicletas, la zona dejó de recibirlos. Han sido frecuentes asaltos a ellos que lo divulgan entre sus agrupaciones.

“Está canijo”

Un adulto mayor camina junto a cafetales, levanta botellas olvidadas por turistas y aprieta su paso si un vehículo se acerca a él. Sus manos tiemblan, tartamudea e intenta alejarse de desconocidos.

“Aquí a Coatepec llegué hace años, hace como 54 años, era tranquilo. En negocios cobran un billete, los que tienen negocios surtidos, ellos mejor cierran y se van a otro lado”, exclamó a los desconocidos que acercaron a su paso.

El nerviosismo de sus manos se extendió a todo su delgado cuerpo. Intenta relatar la situación de inseguridad, frena, voltea a sus espaldas y vuelve a continuar el relato.

El miedo a ser asaltado o asesinado lo persigue cada día. “De las once de la noche ya no quieren ver gente, al que vean se levantan parejo. Está canijo, ya ni para salir muy noche”.

“El que tiene dinero mejor disimula que no tiene nada, esa gente quiere todo fácil y está duro. Dicen que falta mucho el dinero pero con esa gente es de cuidado”.

Titubea en explicar quiénes son los desconocidos que exigen dinero, sólo se remite a decir que por seguridad no se capte su rostro, su cuerpo, sólo la voz nerviosa repleta de temor por la violencia en Coatepec.

“Son gente de lejos, nada más vienen a hacer lo que hace y se van. Los años que llevo aquí, pues no salgo, llegué a los tres años y ha cambiado mucho, por eso mejor el que tiene lo disimula y vive”.

La recolección del día concurrió las inmediaciones del Río El Trianón. El varón de aparente edad mayor también señala la frecuente de violaciones a menores que caminan solas por plantíos.

Ultrajadas, violadas, asesinadas o desaparecidas concurren en el municipio denominado Pueblo Mágico desde el 2006, cuando el priísta Fidel Herrera Beltrán ostentaba el cargo de Gobernador de Veracruz.

“Los que hacen eso no se conocen, tienen tapada la cara, consiguen su dinero. Limpiaron poco pero es gente de lejos, como del gobierno, son pandillas que tienen la cara tapada. Te salen cinco o seis ¿y tú solo?”, continuó comentando.

A unos metros de su caminar a prisa, ropa desgarrada y sucia reposa sobre el suelo mezclado con plantas. Vestuario de mujer se convirtió en vivienda de roedores e insectos.

Hasta los calzones les robaron…

La familia de “Lalo” concurrió al río La Marina antes del mediodía. Cargaron pan, mayonesa, jamón y algunas bebidas refrescantes que alcanzaran para los menores de edad y cuatro adultos.

Una pequeña poza se creó bajo un frondoso árbol, a escasos pasos de un puente de concreto.

“Me gusta caminar por esta parte pero por lo mismo ya no venimos tarde, en las mañanas sí, porque es otra situación, pero si se escuchaba delincuencia por acá”.

Los rumores corren entre las copas de los árboles. En las tiendas de la esquina y el impacto a algún familiar. A “Lalo” no le ha pasado, pero si a amigos en común que transitaban por los ríos de Coatepec.

La familia de “Lalo” es observada tras un portón amarillo por Teo Molina, vigilante de un centro ecoturístico instalado en el Río La Marina.

Teo comentó que el caso más reciente ocurrió la tarde anterior. Una motocicleta desapareció a las cuatro de la tarde.

“Una pareja vino al río, se fueron al agua y regresaron, pero ya no estaba la moto. Del otro lado estaba la Fuerza Civil pero ya la moto se la habían robado. Estaban preocupados”.

“Otra ocasión, unos chavos se metieron al río, dejaron en la orilla sus cosas y cuando regresaron les quitaron la ropa y el dinero que traían, los asaltaron”.

Los atracos se observan tras la reja amarilla. Los clientes ingresan frecuentemente para evitar atracos o “sustos” que acaben con sus vidas.

De acuerdo con Teo, los robos se cometían hace cuatro años con machete. En 2017 se transformaron en armas de fuego o navajas.

“No se veía esto, hace como cinco años mataron a un muchacha pero de ahí para acá, se encontraron otros dos cuerpos en la parte del río, ahí si quien sabe si los vinieron a tirar o qué”.

Durante los días vacacionales, elementos de la Fuerza Civil desciende de la zona centro a las orillas de la localidad cafetalera. El afluente concurre a familias y policías por menos de una semana.

Al terminar las vacaciones, ambos regresan al centro de la ciudad, alejados de la naturaleza concurrente a robos y abandono de cuerpos inertes.

Toque de queda

A diez kilómetros de la capital del estado se ubica Coatepec: Koatl significa serpiente y Tepetl cerro, aludiendo que también es “Cerro de las serpientes”.

Este cerro, una de las principales atracciones naturales, exhibe una vista panorámica del pueblo cafetalero y localidades aledañas. La vista alcanza hasta el cerro Acamalín, perteneciente al municipio de Xico, otro Pueblo Mágico de Veracruz.

El cerro es concurrido por Miguel Romero Mendoza y Skrappy, un perro pitbull atento a cada especie que emite ruido en la zona.

Miguel labora como velador y cumple las órdenes de sus “patrones” que incluyen cerrar por completo la vivienda cuando el sol comience a esconder sus últimos rayos del día.

Antes de ocurrir la oscuridad, pasea a Skrappy por otro punto turístico de Coatepec. Mientras ambos caminan por el cerro, dos elementos de la Policía Estatal “matan el tiempo” en sus teléfonos móviles.

A lo lejos se observa a una pareja paseando con su mascota, otro perro de gran tamaño.

El varón y la mujer saludan a Miguel. No paran un segundo y continúan con su andar.

“Se está poniendo pesado, suben las pandillas, buscan pleitos, problemas, quieren algo o dinero. Luego jalan cuchillos o armas. Casi no salgo por la inseguridad pero aquí se juntan las pandillas y luego hay peleas entre ellos con piedras”, refirió Miguel.

El refugio perfecto de las pandillas se encuentra entre la naturaleza. Cuevas con letras a tintas artificiales se plasmaron entre la tierra y plantas. Los rayones se leen por diversas paredes de la localidad.

Disputa por definir las áreas para cada pandilla se extienden a punta de golpes a mano limpia o con objetos como piedras o armas.

La confrontación se previene por los pobladores con “toque de queda”. En 2015 se intensificó la protección de no salir después de las diez de la noche.

Dos años después, el toque de queda sigue para algunas familias y negocios que cierran pasando los últimos minutos de las nueve.

“El toque de queda lo hizo la gente, ya no se sabe en quién confiar. No andar en la calle, luego se pelean los chavos y no sales para no peligrar”.