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Claves del derrumbe de edificios del Centro Histórico

La situación es compleja, pero puede ser explicada. A continuación, los 8 puntos clave que detallan el riesgo y las causas del deterioro de algunos edificios

Escrito en VERACRUZ el

Veracruz, Ver.- El reciente caso de un derrumbe, en el que cayó el techo de una vivienda en el centro histórico de Veracruz, saca a flote, de nuevo, la duda sobre la integridad de los edificios históricos del puerto.

Un paseo por las calles del centro de la ciudad basta para darse cuenta del estado deteriorado de la mayoría de los edificios históricos y del abandono en el que se mantienen.

Esto contribuye a la decadencia que sufre el centro de Veracruz: poca atracción turística, inseguridad, abandono del comercio e indigencia.

Así mismo, las condiciones de los edificios ponen en riesgo a los visitantes locales, turistas y a los habitantes que viven legal e ilegalmente en los inmuebles.

La situación es compleja, pero puede ser explicada. A continuación los 8 puntos clave que detallan el riesgo y las causas de los derrumbes en el Centro Histórico.

Trabas del INAH

El Instituto Nacional de Antropología e Historia mantiene una sobre regulación para la restauración de los edificios. Los requisitos son minuciosos y muchas veces el Instituto ha entrado en conflicto con el gobierno municipal, cuando ha intentado restaurar o remodelar algún edificio.

La dependencia del Centro Histórico del Ayuntamiento de Veracruz tiene registrados más de 600 inmuebles antiguos, algunos datan del siglo XVI y XVII.

Presupuesto

El costo de restaurar y darle mantenimiento a los edificios es elevado. El Ayuntamiento colabora con el Banco Interamericano de Desarrollo, para financiar los trabajos en el centro histórico.

Como lo indica en su página web, el BID “provee asistencia financiera, técnica y servicios de conocimiento en apoyo a las intervenciones del desarrollo.” Sin embargo, con los frenos que el INAH pone para dar permisos, cualquier financiamiento es poco efectivo.

Acidez de lluvia corroe paredes

Los edificios se enfrentan a lluvias cada vez más ácidas que en tiempos pasados, como explicó el año pasado la antropóloga Carmelina Priego Medina. La poca o nula protección que tienen, hace que la acidez penetre más profundamente en los materiales de las paredes, no solo en su superficie.

Además, la proliferación de palomas y murciélagos dentro de los inmuebles abandonados y la acumulación de sus excrementos, altamente ácidos, corroe las piedras y el coral con el que fueron construidos.

Material original de construcción

Los edificios de la ciudad de 500 años fueron hechos originalmente con coral arrancado de las costas de Veracruz, ahora se le conoce como “piedra múcara”. Se puede apreciar en algunos de los edificios que han perdido el recubrimiento.

Este material ha soportado varios siglos y el tiempo se cobra todo. Las propiedades físicas del material, las condiciones ambientales modernas y las cada vez más constantes vibraciones por el transporte público, aflojan y sueltan las rocas coralinas que componen las edificaciones.

Salinidad y corrosión

Por la cercanía al mar, la salinidad de la atmósfera del centro es alta, por lo que constantemente están impregnados de sal, que penetra y carcome las estructuras, debilitando las paredes, que aunado a las condiciones anteriores, provocan la amenaza de derrumbe.

Propiedades intestadas

Los dueños originales de muchos edificios heredaron sus propiedades a las generaciones siguientes, las cuales ahora viven lejos del estado o fuera del país, por lo que se encuentran en un limbo, en donde no pueden ser controladas por el INAH o el Ayuntamiento, por lo que no pueden realizarse obras en ellas.

Rentas altas

El abandono, la ubicación del centro en la nueva mancha urbana y las condiciones de los edificios han subido las rentas, por lo que los habitantes y negocios pagan cada vez más dinero en rentas. Esto aporta al poco mantenimiento que se le puede dar a los inmuebles.

Dueños prefieren que se caiga

Finalmente, la negligencia de algunos dueños de propiedades, quienes tienen más interés en dejar que los edificios se caigan por sí solos, a invertir en su mantenimiento. Así, si se derrumban, tienen la oportunidad de volver a construir o vender el terreno restante.