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Chiapas, en lo más álgido de pandemia y sin capacidad para migrantes

No arribará una caravana, sino que centroamericanos entrarán por grupos pequeños, advierte activista de Tapachula

Escrito en ESTADOS el

TUXTLA GUTIÉRREZ (La Silla Rota).- Si los cerca de 2 mil migrantes centroamericanos cruzan, el próximo 30 de junio, la frontera con México, la situación será aún más complicada para Chiapas, en primera instancia, porque sus hospitales están saturados, los casos por covid-19 van al alza (cerca de 4 mil y 258 muertes) y los insumos, medicamentos y oxígeno están escasos.

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De esta manera lo analizan activistas, defensores de derechos humanos y especialistas en el tema, quienes argumentan que Tapachula, ciudad fronteriza de esta entidad sureña, ya está saturada de migrantes no solo de Guatemala, Honduras y El Salvador, sino de Cuba, África y Haití. Se habla de 75 mil varados en estas tierras.

De acuerdo con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (Acnur), en 2019 se contabilizaron 28 mil 533 personas refugiadas en México y 70 mil 400 solicitaron la condición de refugiado durante el mismo año.

El número de solicitantes de asilo durante el año pretérito, agregó, representó un aumento de 138 por ciento en comparación con el 2018. Del total de los solicitantes, 43% eran de Honduras, 13% de El Salvador, 12% de Cuba y 11% de Venezuela.

Mientras que en lo que va de este 2020, las solicitudes, en comparación con el 2019, se duplicaron, es decir alcanzaron el 300%, lo que se traduce en una crisis severa. Además, el 80% de las personas desplazadas del mundo están en países o territorios afectados por inseguridad alimentaria aguda y desnutrición; “muchos de ellos son países que enfrentan riesgos climáticos y de desastres naturales”, resaltó.

Ingreso “hormiga”

De acuerdo con Luis Rey García Villarreal, representante del “Centro de Dignificación Humana, AC”, con sede en Tapachula, no se trata específicamente de una caravana migrante, sino de un ingreso “hormiga” que ya está negociado con las autoridades, sobre todo las del Instituto Nacional de Migración (INM).

Tapachula está hasta el tope. Le sumamos esto de la pandemia, es una tragedia, solo basta asomarse un día a los panteones, y comprobarán cómo entran a cada rato los muertos, los hospitales no se dan abasto y ahora con la llegada de más migración, ¡será terrible!

Para que “no se diga que solo es criticar por criticar, porque para esos son buenos los mexicanos”, Luis García aseguró que, en conjunto con otras organizaciones no gubernamentales (ONG), tienen una propuesta que abonaría a desahogar la problemática para Chiapas: que se acepten las solicitudes de refugio de quienes busquen ingresar en “caravanas”, pero que los interesados sean distribuidos en las 32 representaciones del INM de todo el país.

Incluso, afirma que tiene que haber una coordinación con las fiscalías de los países centroamericanos para que, quienes cuenten con antecedentes penales, sean regresados, “porque no podemos dejar entrar pandilleros”, y de esa forma atender de mejor manera a quienes solo vienen a México a trabajar.

De acuerdo con las cifras oficiales, el 43% de los solicitantes de refugio proviene de Honduras y El Salvador, donde son asediados por Maras Salvatruchas.

Por el momento, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) comenzó a “pintar” los espacios para atender a los solicitantes que entren en los próximos días, y de esa forma abonar a que no haya menos contagios por SARS COV-2. “Son protocolos infantiles, inocentes con los que se trata de atajar esta pandemia, ¿no?”, advierte.

El estado carece de capacidad

Entrevistado aparte, Nataniel Hernández, activista y director del Centro de Derechos Humanos “Digna Ochoa”, en el municipio de Tonalá (región costera), advierte que si el “rumor” se concreta, habrá un caos porque se pondrá en riesgo a la población migrante que viene, porque el Estado carece de capacidad para darle, en primer lugar, la atención adecuada a sus gobernados, “mucho menos a los centroamericanos”.

En estos momentos, dice, tratan de coordinar esfuerzos para que “no los agarren en curva”, no obstante, admite que si esa caravana ingresa a territorio chiapaneco, no habrá cómo atenderla.

Con la pandemia, el flujo migratorio al menos en esa zona disminuyó de forma considerable, lo que también se “palpa” en algunos refugios o albergues como el de la Casa del Migrante (capacidad para recibir a medio centenar de indocumentados), en Arriaga, donde operan a menos del 50 por ciento en la actualidad.

De acuerdo con Centro de Derechos Humanos “Digna Ochoa”, los retenes policiaco-militares se mantienen en las vías terrestres, e incluso están más “difíciles” de penetrar.

Aunque en nuestro país no se aprobó una “guía bioética”, Nínive de Coss, presidenta del Colegio de Profesionales en Trabajo Social en Chiapas, advirtió que, en un momento dado, las clínicas u hospitales sin duda aplicarán lo de: “primero el mexicano, y luego, si hay lugar, los migrantes”, como sucedió en Europa, donde se le daba prioridad en atención a la gente más joven por encima de los adultos mayores o ancianos.

Más problemas: el bioterrorismo, uno de ellos

Para Carlos Méndez, experto en temas de protección contra el “lavado de dinero”, el bioterrorismo es un tema que podría ser utilizado, incluso en estos momentos de contingencia sanitaria, con la intención de infectar o matar animales y personas de forma masiva y, de esa manera, “los delincuentes financieros o terroristas utilicen este caos para cometer fraudes u otras acciones ilícitas”.

De hecho, explicó que también puede introducirse con los migrantes que cruzan, en este caso, la frontera sur y sus puntos ciegos, “no solo se da en los aeropuertos, por lo que esto nos volvería más vulnerables, y lo hemos visto en los últimos meses”.

El caos podría ser mayúsculo si se toma en cuenta que los indocumentados, en su mayoría, viven hacinados y deambulan por las calles de las ciudades de Chiapas, como Tuxtla o Tapachula, sin control alguno.

 

Las mismas caravanas migrantes al parecer fueron financiadas por el propio crimen organizado, lo que comprobó la propia Unidad de Inteligencia Financiera cuando recién comenzaron las mismas; “había operaciones inusuales, desde Chiapas, hacia distintos países considerados de alto riesgo”, detalló el también especialista en tópicos sobre financiamiento al terrorismo.

También recordó que en una estación migratoria en la entidad, apenas el año pasado, se detuvo a un extremista islámico, “y la historia ha demostrado que así comienza el reclutamiento terrorista, por eso decimos que ya se introducen a otros estados del país a cometer este tipo de actos”.

Lo que no se puede permitir, se advierte, es que se repita lo del 2019: que cerca de 250 mil gentes, la mayoría de Centroamérica, permanezcan en la Frontera Sur debido a la dilación en sus trámites, de los cuales solo el 30% obtuvo un documento (visa humanitaria) que les permitirá avanzar o salir de Tapachula.

De acuerdo con los últimos datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), en esta ciudad tapachulteca hay cerca de 400 mil habitantes establecidos, sin embargo, destaca que habría otros 250 mil considerados como población fluctuante, lo que se traduce en migrantes.

Menos oportunidades de empleo

No obstante, el panorama por el coronavirus pinta peor y, sin duda, a los migrantes los deja aún más vulnerables: de acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), de los 227 mil 204 trabajadores asegurados en Chiapas, la cifra se desplomó, es decir se perdieron casi 7 mil.

En ese sentido, arrojó la información oficial, la entidad chiapaneca ocupa el sitio número 25 a nivel nacional, “muy por debajo” de la media, y solo supera a Oaxaca, Morelos, Zacatecas, Tabasco, Baja California Sur, Guerrero, Nayarit, entre otros.

Es decir, esta “caída” representa un aproximado de -3.07 puntos porcentuales; de hecho, está “muy por debajo” de Jalisco, estado que ocupa el primer puesto con más asegurados; no obstante, éste también presentó una baja significativa: hasta el tercer mes de este año contabilizaba 1 millón 831 mil 940, pero hasta mayo había perdido más de 61 mil 600.

Antes de la pandemia, Chiapas registró un crecimiento paulatino en este rubro: en 2015, por ejemplo, sumó 218 mil 804 asegurados, un año después la cifra alcanzó los 221 mil 731; en 2017 ésta aumentó muy leve: 221 mil 909, pero para el 2018 subió a 225 mil 667, mientras que para el año pasado llegó a más de 227 mil.

A nivel nacional, la caída ha sido generalizada: hasta marzo pasado había 20 millones 482 mil 943 asegurados, sin embargo, el IMSS destaca que, hasta mayo pretérito, la cifra también cayó: se perdieron casi 900 mil empleos, es decir -4.39 puntos porcentuales.