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Betzabeth, la única talachera en Veracruz

Betzabeth es dueña de una vulcanizadora de llantas en el fraccionamiento Lomas de Río Medio 4, en donde es la talachera que recibe y atiende a los clientes

Escrito en VERACRUZ el

Betzabeth carga un gato hidráulico, una llave de cruz y un tubo que le servirá como punto de apoyo. En 30 segundos afloja los cinco birlos de la llanta y en otros 30 segundos casi la tiene desmontada del eje delantero.

Es dueña de una vulcanizadora de llantas en el fraccionamiento Lomas de Río Medio 4, en donde es la talachera que recibe y atiende a los clientes, que con regularidad requieren que les reparen sus llantas, por clavos enterrados o daños causados por los baches.

Abrió su negocio hace nueve años, después de reunir los ahorros para comprar las herramientas que necesitaba.

Para ese entonces ya tenía 10 años trabajando en un taller de reparación de llantas, ubicado en la avenida Miguel Alemán, de la ciudad de Veracruz, primero cobrando a los clientes que llegaban y poco a poco realizando trabajos de reparación cuando se juntaba el trabajo.

“Me aburría de estar todo el día ahí, entonces me ponía echar aire y me daban de 10 o de 20 pesos, entonces yo les dije que me enseñaran, me dijeron que era muy peligroso pero me enseñaron y fui aprendiendo”.

Betzabeth abrió su negocio propio para estar más tiempo con sus dos hijas, eso le permitiría administrar sus horarios, ya que como madre soltera le era indispensable.

Aunque sabía que era un oficio que pocas veces se ejerce por mujeres, no se imaginó que desde entonces sería la única mujer en el puerto de Veracruz en trabajar de tiempo completo como “talachera” en un taller de llantas.

“De aquí en el puerto no conozco de otra mujer que sea talachera, sé de mujeres que son dueñas de talleres pero tienen a sus talacheros. Muchas mujeres me dicen que tienen más confianza conmigo”, dijo.

Sobreviviendo a la pandemia

El inicio de la pandemia de covid-19 generó incertidumbre para Betzabeth, ya que la suspensión de actividades no esenciales se presentaba como un preámbulo de una crisis que haría más difícil su posición como madre soltera.

Sin embargo, señaló que en principio fue lo contrario, ya que la reducción de la movilidad y el miedo a usar transporte público hizo que muchas personas recurrieron a su taller para reparar llantas de bicicletas y motocicletas.

“Al principio a mi la pandemia no me pegó, al contrario, se desataron los servicios a domicilio, porque las personas que tenían bicicletas arrumbadas o motos las necesitaron reparar, pero ya ahora en estos meses ya se empieza a resentir, porque la gente está más gastada”.

Sin embargo, a un año del inicio de la pandemia de covid-19 la situación para su negocio es difícil, ya que los clientes no cuenta con dinero para cubrir gastos por reparación y la mayoría de las veces solo pasan a realizar trabajos indispensables.

Por el contrario, Betzabeth afirma que los insumos que utiliza en su taller incrementaron sus costos y tuvieron que ser asumidos por ella, mientras que en su casa los gastos siguen aumentando.

“Yo como soy talachera y ama de casa me toca ver como suben las cosas en la casa, el huevo, las verduras que son casas que usamos en la casa, y por parte de los insumos me toca absorber el aumento en el pegamento, los calibradores que subieron de precio, los gatos ya ni se diga y es algo que la gente no se da cuenta que mis ingresos como talachera son menos y los gastos como ama de casa son más altos”.

Enfrentarse al machismo

Betzabeth se convirtió en la primer y única mujer en encargarse por completo de un taller de reparación de llantas en el puerto de Veracruz. Lo difícil de mantenerse en el oficio afirma es el machismo que enfrenta todos los días.

Para los clientes que ya son frecuentes es normal que una mujer los atienda, sin embargo, el primer comentario que recibe casi siempre es de desconfianza, ya que no creen que sea capaz de realizar un buen trabajo.

La mayoría de las veces les calla la boca con un trabajo impecable, otras veces prefiera no atender a quienes menosprecian sus servicios solo por ser mujer.

“Muchas veces por ser mujer piensan que solo tengo una manguera afuera porque pongo aire, pero yo les digo que no, que también cambio llantas y levanto ponches. Me enfrento mucho al machismo que piensan que por ser mujer no voy hacer un buen trabajo, pero después de que los atiende ya se dan cuenta del trabajo”.

A sus 40 años, de los cuales casi 20 ha trabajado en un taller de reparación de llantas, se siente orgullosa de ser pionera en este oficio. Pero también siente satisfacción de dar un buen ejemplo a sus hijas, como lo hizo su madre y su abuela, ambas jefas de familia.

“Me siento orgullosa, le doy gracias a Dios porque me dio muchos talentos y habilidades, porque no siempre todo sale de la talachera, porque de ahí mismo hay que pagar luz, internet, infonavit, agua y a veces llega un recibo tras otro y a veces no hay trabajo, entonces hago chiles rellenos, tamales y a veces un poco de compostura de ropa, pero me siento contenta y orgullosa porque les doy un buen ejemplo a mis hijas, como lo hizo mi mamá, que también fue una matriarca”.

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