Veracruz, Ver. La noche del miércoles, Juana Álvarez Ricardo, de 39 años, regresó a su hogar tras una larga jornada laboral. Al llegar a su casa, ubicada en el municipio de Yanga, en la región de Córdoba, la mujer discutió de manera acalorada con su hijo adolescente, de 17 años, quien la asesinó a puñaladas y después la escondió en un pozo.
Los gritos y golpes fueron escuchados por los vecinos, pero no les causó extrañeza, dado a que eran constantes pues el menor de edad sufre de esquizofrenia y a veces perdía el control.
La mañana de este jueves 31 de agosto, los colonos iniciaron la búsqueda de la madre pues se les hizo extraño no verla como todos los días. Al no localizarla llamaron a la policía municipal, de esa localidad de la zona central del estado de Veracruz.
Al llegar al sitio, encontraron en el domicilio al joven Jesús que sin reparo confesó a los uniformados que había asesinado a su progenitora y la ocultado, esperando que nadie hallara el cuerpo.
Sentado en una banqueta, el sujeto contó que discutió con Juana Álvarez la noche del 30 de agosto. En un arranque de ira perdió el control y le dio varios golpes hasta dejarla tirada.
Una vez en el suelo, se presume que tomó un cuchillo de la concina y le dio varias puñadas hasta matarla debido a las lesiones causadas y la pérdida de sangre.
Aunque el joven sufre de esquizofrenia, tuvo el razonamiento para llevar el cuerpo de su madre hasta un pozo de agua ubicado en el patio central de su casa.
Como pudo, el delgado muchacho cargó el cadáver y lo aventó al fondo en donde fue descubierto esta tarde por elementos de la Fiscalía General del Estado de Veracruz.
Jesús, de 17 años, ya está detenido y enfrenta los cargos por homicidio en contra de su propia madre. Los abogados determinarán si su enfermedad influyó en el homicidio.