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Alumno de la UV relata agresión de elementos de la SSP

Jonathan Escobedo alumno de la maestría en Estudios de Género de la UV, salió a festejar el fin del ciclo escolar sin saber que esa noche no llegaría a casa

Escrito en VERACRUZ el

Xalapa, Ver.- El pasado 27 de junio, Jonathan Escobedo Gamas, alumno de la maestría en Estudios de Género de la UV, salió con sus amigos a festejar la culminación del ciclo escolar sin saber que esa noche no llegaría a su casa; unos policías estatales hacían rondines y realizaron una “redada” para detener a personas que fueron golpeadas, humilladas y detenidas en Xalapa.

“En el piso uno de los policías me aplastó con su bota mi rodilla y me empezó a apretar tan fuerte la rodilla que sentí que se me iba a romper, me histericé, empecé a gritar muy feo, yo ya no sabía qué hacer, empecé a forcejar (…) Se les hizo muy fácil tratar de someterme con el ‘teaser’, me lo pusieron en la espalda y en el pecho de hecho tengo algunas marcas; tengo aproximadamente entre ocho y 10 marcas en la espalda”, relata al señalar que a una semana del hecho aun siente dolor por las heridas infringidas, ya que desde ese día tiene fuertes dolores de cabeza y oído que no lo dejan escuchar bien.  

La noche que empezó como festejo rápidamente se convirtió en pesadilla para Jonathan, un activista por los derechos de la diversidad sexual que fue insultado por su orientación sexual por parte de policías estatales mientras caminaba hacia su casa; al encararlos, los uniformados decidieron subirlo a la patrulla y con lujo de violencia física y verbal lo llevaron a San José “por ponerse chingón”, según le dijeron esa noche y luego se enteraría que en realidad lo señalaban por estar en estado de ebriedad y en posesión de marihuana, lo cual niega. 

“Me desesperé porque era choque tras choque tras choque, les empecé a preguntar por qué me ponían tantas veces el ‘teaser’ encima y como vieron que no me calmaba me lo pusieron en la nuca, en la parte de atrás de la cabeza, dos veces y fue cuando me desvanecí, me quedé tirado en el piso, afuera de los separos”.

Esa maniobra le dejó secuelas como un intenso dolor en los oídos, mareos constantes y el temor de que en la agresión le hayan dañado el tímpano.

“Me agredieron verbalmente, me hicieron burlas por mi orientación sexual y yo reaccioné, le contesté de manera altisonante y lo siguiente que pasó es que se pusieron muy agresivos, me agarraron, me esposaron, me subieron a la camioneta forzadamente, horriblemente. Me llevaron a San José para meterme a los separos, en el trayecto yo venía forcejeando mucho, venía diciéndoles que me estaban lastimando, de hecho tengo marcas de donde me lastimaron con las esposas. Les pedí que me soltaran un poco las esposas porque me estaban lastimando muchísimo, obviamente no me hicieron caso, se burlaron de mí, llegamos a la estación, me tumbaron al piso, caí de rodillas y me lastimé las rodillas”

Jonathan pasó la noche en la celda, llorando por los momentos previamente vividos, sin la posibilidad de comunicarse con alguien porque se le negó el derecho a hablarle a su familia; al otro día el horror siguió cuando se dio cuenta que como él, la noche anterior los policías estatales “levantaron” a otras personas que se quejaron por la violencia con que los detuvieron. 

Todas las personas que estaban dentro conmigo estaban contando experiencias muy parecido porque no estaban haciendo algo que justificara el nivel de agresión, violencia, brutalidad y abuso de poder que tienen los policías. Había un chavo que le abrieron la ceja, ya traía curitas y me dijo ‘mira cómo me dejaron’, tenía miedo de que le hubieran quebrado una costilla porque le dolía muchísimo, que lo habían pateado”.

Aún con el temor a cuestas, Jonathan advierte que responsabiliza a la policía estatal de lo que pudiera sucederle, ya que aunque no presentará una denuncia, lamentó que la violencia en Veracruz sea tal que se haya normalizado la violencia.

“Me sobajaron, me insultaron por mi orientación sexual, fue todo un cúmulo de agresiones y al otro día le pude hablar para que fuera por mí, me pasaron a un cubículo, ahí estaba una persona, ni siquiera me volteó a ver, todo el tiempo en su computadora y me dijo ‘todo bien’ y yo estaba tan mal que solo quería salir de ahí, ya después me sacaron y me dijeron que esa persona era el doctor que debe revisar que no tengas marcas de abuso por parte de los policías y no lo hizo”.