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"Aguanté sólo 15 días de cuarentena, salgo cuando no está mi esposa"

Juan Reyes, de 72 años, recorre las calles de Puebla con una mochilita en la que carga su herramienta de electricista, en busca de trabajo; no teme al covid

Escrito en ESTADOS el

PUEBLA.- Don Juan Reyes no aguantó más que 15 días en cuarentena. “Me estaba ahogando en el encierro porque uno está impuesto a andar fuera, en Nuevo León, Querétaro, Jalisco, Aguascalientes, Morelos, Guanajuato, Veracruz, y de repente ¡bolas!, todos para adentro”, dice con una sonrisa, sentado en un parque de la Ciudad de Puebla.

Sus hijos, afirma a sus 72 años, piensan que se queda encerrado y le recomiendan que se cuide mucho y les responde que sí, pero él se sale a las calles de Puebla cuando su esposa se va con sus hijas, porque se preocupa por ellas y por los nietos.

Así, este hombre que trabajó en Televisa México en los años 80-82 y luego en lo que ahora es Televisa Puebla, todos los días deja su casa en Bosques de San Sebastián y anda por las calles con una mochilita en la que carga su herramienta de electricista, a ver si encuentra trabajo o si coincide con alguno de sus amigos, nada más para escapar del encierro y el tedio.

Atrás quedaron para don Juan aquellos tiempos en los que cada vez que venía el papa Juan Pablo II a México, Emilio Azcárraga Milmo, entonces dueño de Televisa, les daban vales de 3 mil o 3 mil 500 pesos.

Cuenta que uno de sus hijos estudió electrónica, dos biología y una cultura de belleza, pero a ninguno le dice que no respeta la cuarentena, porque aunque se mantiene sano, por la edad es parte de la población vulnerable ante la pandemia de coronavirus que hasta el viernes 13 de noviembre había dejado en Puebla 39 mil 103 contagios y 5 mil 153 defunciones.

Las cifras no merman la incredulidad de don Juan que se remite a cuando apareció el virus del Sida y decían en la radio:

“Se contagiaba con el sudor y luego los científicos encontraron que no, que sólo era por contacto sexual”.

En la bolsa de su playera, sin embargo, lleva un cubre bocas que sólo utiliza cuando entra a alguno de los negocios donde el uso es obligatorio o cuando alguien que lo contrata se lo exige.

EN LA LÍNEA DEL PELIGRO

Niega sentir temor a contagiarse porque “he tenido accidentes fuertes: me he volteado en Taxco con camiones y hasta me han asaltado”. Cuenta que una vez en un negocio ocho sujetos encerraron, patearon y encañonaron a quienes estaban ahí para comprar y a los dueños.

“Uno de los delincuentes decía ‘a mí me dicen el más maldito’, y yo le dije ‘eres ojete, güey, si me amarras y me tapas los ojos, así cualquiera,’ y que me patea en la pierna, hasta la fecha la tengo lastimada. A una señora la azotaron contra la pared. A mí me pisaban en la espalda y cuando se fueron nos dimos cuenta de que otra señora murió del susto y tiempo después a otro de los asaltados le dio diabetes”.

ES PURA JALADA

Desde su propia experiencia agradece que “nuestro querido y amado gobierno no nos la haya hecho más de jamón (..:), porque desde que salió el virus en China yo no me la tragué: veía en las imágenes de televisión que los policías chinos andaban sin protección y toda la gente estaba encerrada, entonces yo dije, pues es pura jalada.”

Y cómo va uno a creer, señala, si primero nos dijeron que de un mercado de China salió el virus por comer murciélago, luego que los chinos quisieron demostrarle a Donald Trump que ellos eran los chipocludos en el mundo y después que fabricaban el virus y se les salió de control. Y para rematar Andrés Manuel López Obrador aquí en México decía: “tranquilos, no pasa nada”, y sacaba sus estampitas como amuletos. Mi idea es que se trata de una jalada, repite.

Mas las acciones que han tomado los gobiernos han tenido repercusiones en la vida de todas las personas, crédulas o no. Al principio, cuando se detectó el virus en México, recuerda don Juan que el presidente López Obrador dijo que la cuarentena sólo iba a ser “de 12 semanas, o sea, tres meses, pero ya cuánto va (…) y yo no me preocupo mucho porque me pensioné a los 65 años, pero muchos de mis amigos ya han pedido prestado que 2 mil o 3 mil pesos y no saben cómo los van a pagar.”

“LE VOY PELLIZCANDO A LO POCO QUE VA CAYENDO”

En marzo él y su esposa fueron al súper mercado, pero no por carne, sino a “comprar cosas que nos duren, como bolsas de chicharrines y palomas, refrescos de tres litros para endulzar el agua. Con los frijoles de bolsa, que caducan hasta el año 2022, y con los chicharrines preparamos bocadillos de frijol refrito, nunca los habíamos comido así, pero saben sabrosos.”

En su despensa, agrega, también hay limones para hacer agüita fresca, y dulces y ensaladas de verduras que vencen en dos o tres años y así la han ido pasando en estos ya casi ocho meses, sin carne.

Desde que se jubiló trabaja haciendo instalaciones eléctricas domésticas, aunque su fuerte son las industriales, pero las empresas que dan servicio a las proveedoras de las proveedoras de Volkswagen ya no le dan trabajo por la edad.

“Se siente uno mal, inútil, como personas de desecho. Aunque uno tenga capacidad para hacer las cosas, te dicen ‘no, no, te vayas a caer de los andamios o de las grúas’ y no se arriesgan; otros empleadores no quieren problemas con el IMSS, y yo les digo que ni se preocupen porque ya estoy jubilado, pero ni así. No queda de otra que irle pellizcando a lo poco que va cayendo de dinero.”

NOSTALGIA POR EL EMPLEO

Su voz es nostálgica cuando recuerda que antes de la llegada de AUDI al municipio de San José Chiapa, había mucho trabajo porque eran menos las empresas que daban mantenimiento eléctrico a la planta de Volkswagen de Cuautlacingo y sus proveedoras, pero en el sexenio de Rafael Moreno Valle Rosas vinieron muchos eléctricos de Chiapas, Jalisco y Michoacán, se quedaron en Puebla, y eso disminuyó el trabajo.

Antes de irse don Juan cuenta que todos piden guardar la sana distancia, “pero los microbuses no llevan nada más tres pasajeros, porque no es costeable. Así que ¿cuál sana distancia? Hace rato venía en la ruta 52 y un chavo como de unos 18 años venía estornudando mucho, y a todos nomás nos dio risa, pues ¿qué más haces?”.