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Accidente dejó a Ángeles sin moverse; desempleado, su padre pide ayuda

Ángeles fue diagnosticada traumatismo craneoencefálico severo y contusión hemorrágica tras sufrir un accidente el pasado 29 de diciembre

Escrito en VERACRUZ el

María de los Ángeles Hernández Guevara suma 83 días inconsciente acostada en una cama. No puede moverse desde el accidente que sufrió el 29 de diciembre en un camino rural de la comunidad El Hatillo, ubicada en el municipio de La Antigua, en el estado de Veracruz.

Ángeles fue diagnosticada traumatismo craneoencefálico severo y contusión hemorrágica, desahuciada por médicos del Centro Médico Nacional Adolfo Ruiz Cortines del IMSS, fue enviada a casa, según lo relatado por familiares.

“En el IMSS nos dijeron que no podían hacer nada más por ella, la enviaron a casa con paracetamol, un medicamento para el estreñimiento y dos medicinas para evitar la infección”, narró su padre Frumencio Hernández Jiménez.

La única esperanza que su familia tiene para que se recupere, es un procedimiento quirúrgico recomendado por un médico particular, pero el costo de la operación alcanza los 80 mil pesos.

Debido a la situación económica de la familia y que su padre perdió su trabajo después del accidente, no pueden pagar la única alternativa médica que les ofrecen.

“Vimos un neurólogo particular en la ciudad de Xalapa, el médico valoró con una resonancia magnética que el problema era que tenía el cráneo sumido y exceso de sangre que mantenía presión sobre su cerebro, la cirugía que planea nos dice que le ayudaría a despertar y recuperar del 70 al 80 por ciento de la movilidad”, dijo.

Piden ayuda en redes sociales

María de los Ángeles es una joven conocida entre los pobladores de la pequeña comunidad de San José Ingenieros, ubicada en el margen del río La Antigua.

A través de redes sociales, la comunidad se volcó para difundir su caso, con la intensión de buscar apoyo entre los usuarios.

El número telefónico 2295306567 acompaña las peticiones de sus amigos para sumarse con algún donativo.

Entre los vecinos y amigos la conocen como “La Prima”, por la forma peculiar con la que saludaba a quienes pasaran por su casa o se encontraba en el camino cuando salía o llegaba.

Ángeles era integrante de un grupo de oración en la iglesia católica de la localidad, buscada por la gente de la zona para celebrar los rezos en celebraciones que se realizan con regularidad en las casas.

La última vez que participó como rezandera estuvo a cargo de organizar una novena a la Virgen de Guadalupe en el mes de diciembre, días antes del accidente, recuerda su familia.

Es la segunda de tres hermanos, un hombre que es el mayor y una hermana dos años menor que ella. 

Con regularidad conseguía empleos para contribuir en el gasto de su casa. Cuando se encontraba desempleada se dedicaba a la venta de comida u ofrecía productos por catálogo.

Familia dedicada a sus cuidados

Un cuarto de 12 metros cuadrados se convirtió en el refugio donde su padre Frumencio Hernández Jiménez, se mantiene al pendiente de los cuidados de Ángeles, le da sus medicinas y le habla por largas horas, sin saber si lo está escuchando.

“A veces mueve la mano, a veces parpadea, pero no sabemos si nos escucha o si entiende lo que le decimos, yo quiero creer que sí, mi esposa y yo queremos pensar que nos oye”, dice Frumencio, al pie de la cama donde se encuentra su hija.

La joven de 27 años sufrió un accidente cuando conducía su motocicleta, para evitar atropellar a un perro perdió el control y chocó con otro conductor que circulaba en el carril contrario, quedó inconsciente desde entonces.

Se dirigía al Rastro Municipal de Vargas, para recoger a su padre a la hora que salía del trabajo, como lo hacía todos los días debido a la falta de transporte público a la localidad de José Ingenieros, de donde es originaria.

Tras el accidente fue trasladada al Hospital Regional de Cardel, para después ser ingresada al Hospital del IMSS en la avenida Cuauhtémoc de la ciudad de Veracruz, donde su estado de salud ya no mejoró.

Luego del accidente de la joven, el señor Frumencio perdió su empleo, debido a las idas y vueltas que daba para atender a su hija, decidieron decirle que tendría su puesto una vez que resolviera sus ocupaciones personales.

La ayuda económica que recibe de sus otra hija e hijo le permiten cubrir los gastos de medicamento e insumos para atender a Ángeles, mientras que amigos y familiares se acercan para que no les falte comida.

Pese al apoyo de la comunidad, la familia no puede reunir los 80 mil pesos que requiere para que la joven sea intervenida, en una cirugía que podría ayudarla a que despierte y recupere su movilidad.

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