Sinaloa (La Silla Rota).- Kristal Estefanía Rodríguez de cinco años se alistaba para ir al kínder en el fraccionamiento Nuevo Horizonte, cuando sus piernas perdieron la fuerza, aun así asistió a clases, pero al finalizar la jornada escolar su vida cambió.
Comenzó el viacrucis
Durante ese día Guadalupe, su madre, fue informada de que Kristal no había podido siquiera sostener el lápiz, asustada llevó a la niña al Centro de Salud de la comunidad, el diagnostico que los médicos: una infección que no requería que la menor fuese internada.
Días después las piernas de Kristal cedieron y al tratar de levantarse de su cama cayó y se golpeó. Esta vez Guadalupe acudió al Hospital General de la región, donde la atendieron pero únicamente le cambiaron el medicamento para tratar la infección y la regresaron a casa.
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Debido a que el medicamento ayudaba a mitigar el dolor el diagnostico no cambió, hasta que días después Kristal perdió la movilidad en todo el cuerpo, entonces los padres preocupados por no saber que le estaba causando sufrimiento a la niña la llevaron a un nosocomio privado.
Nunca fue una infección
En ese sitio se supo que el verdadero causante del deterioro en la salud de Kristal no era una infección, la niña tenía síndrome de Guillian Barré a punto de entrar en etapa terminal, dicha enfermedad hace que los nervios dejen de enviar señales al cerebro y el cuerpo termine por perder la movilidad en su totalidad. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la enfermedad es más común en hombres adultos y puede causar la muerte en casos graves.
A pesar del tiempo desperdiciado con tratamientos erróneos Kristal pudo salvar la vida en el hospital privado, sin embargo, la familia se encuentra endeudada pues el sueldo de soldador del padre no es suficiente para solventar los gastos.
Con información del Debate