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Así fue el fraude millonario contra comerciantes del STC Metro

Autoridades del gobierno capitalino detectaron una red de defraudadores que ganó millones de pesos comercializando módulos de manera ilegal

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Escrito en ESPECIALES LSR el

Durante años, en la administración del ex jefe de gobierno capitalino Miguel Ángel Mancera, una banda de defraudadores ganó millones de pesos comercializando supuestos "módulos comerciales" dentro del Metro de la Ciudad de México, bajo el cobijo de policías auxiliares y funcionarios del sistema de transporte.

Un negocio millonario.

Martín “N”, el líder de la red de defraudadores, se hacía pasar como trabajador de dos empresas que vendían, traspasaban o rentaban los espacios comerciales por pagos entre 50 y 100 mil pesos, más las rentas mensuales.

Documentos en poder de La Silla Rota revelan los supuestos "permisos" que estas empresas tenían para comercializar los módulos comerciales que estaban totalmente fuera de la legalidad.

En marzo de este año, la nueva administración detectó que había pequeños stands que no aparecían en las cuentas ni expedientes administrativos del sistema. Entonces empezaron a retirarlos.

El área de supervisión de la gerencia de PATR comenzó a hacer recorridos y a las personas que no tenían un documento legal le fueron confiscados los módulos o vitrinas con todo y la mercancía. 

“Estos operativos empezaron en marzo (de 2019) y a la fecha se han retirado 153 módulos y vitrinas. Todos ellos porque no había un sustento de cómo ingresaron al Sistema y mucho menos que los estuvieran operando”, explicó en entrevista para La Silla Rota Julio Emilio Van Dooren Osio, subgerente de Administrativos Revocables del STC Metro. 

Estamos hablando de 2 millones de pesos en una sola estación, en un tiempo que pudo haber sido desde el inicio del año. Más súmale rentas de 15 mil pesos por cada módulo en 40 son 600 mil pesos al mes. En 6 meses son tres millones y medio. Lo que podría asegurar es que es un tema de millones. Golpeamos a grupo que generaba mes con mes millones, y esto es solo en Pantitlán

El funcionario relató que desde hace tres meses en el STC se inició una revisión de todos los Permisos Administrativos Temporales Revocables (PATR) que fueron otorgados en años anteriores a aquellas personas que cubrían ciertos requisitos para poder comerciar desde dulces, ropa, comida hasta celulares. 

Hoy en día no hay otra manera de operar dentro del Sistema más que con un permiso. El otorgamiento del permiso es una situación que no es de un día para otro. El Metro no funciona como un Centro Comercial donde tú puedes llegar a decir qué está en renta y rentarlo. Sino que tienes que hacer todo un proyecto y una propuesta que entra a un comité. Obtener un permiso puede tardar de uno a dos meses
 

En esa revisión detectaron dos tipos de permisos: los irregulares e ilegales. Los primeros son aquellos que se consiguieron de manera lícita, pero que ya vencieron y en algún momento se podrán actualizar. Los otros eran falsos. 

Los espacios comerciales ilegales

Derivado de esos desalojos, varias personas se quejaron en la Subgerencia de Administración de PATR. Las autoridades les pidieron que acreditaran el ingreso del módulo, así como las facturas. Sin embargo, estos comerciantes presentaron documentos apócrifos u obsoletos. Refirieron que alguien se los había vendido.  

Se les hizo ver que habían sido engañados y que entonces la queja no tenía que ser contra el Sistema, sino contra la persona que les había ofrecido o les había vendido o traspasado estos lugares. Les pedimos que si tenían algo de información al respecto nos la dieran para que también nuestra área legal empezará a buscar la manera de combatir este suceso que afectaba al Sistema y a particulares
 

El 5 de abril de este año se realizó otro operativo en las cuatro líneas de la estación Pantitlán, donde se retiraron 18 módulos. “Fue el golpe quizá más fuerte que se haya realizado en contra de este grupo”, indicó Van Dooren Osio. 

Dos días después llegaron siete personas a la Subgerencia, una de ellas era un hombre que de manera retadora exigía que se le regresara los módulos. El titular de esa área le dijo que hiciera la solicitud por escrito, lo cual hizo. En ese documento relató con detalle cómo supuestamente le habían vendido los espacios comerciales. 

A la semana, un usuario de Twitter denunció que un hombre lo había defraudado con unos muebles y aparte cobraba cuota al día. Publicó una foto de él. La sorpresa fue que resultó ser el sujeto que días antes se había presentado a la Subgerencia a reclamar su mercancía. El 10 de junio fue detenido en la estación Balderas de la Línea 3. 

Luego de su aprehensión, más de 15 personas interpusieron la denuncia ante el Ministerio Público y lo señalaron como quien les vendió con permisos falsos los módulos y además le tenían que pagar una renta de hasta 15 mil pesos al mes. Se hacía llamar Martín “N”. El STC ha detectado que por lo menos en Pantitlán operaba 40 módulos. 

Hablamos de unos 60 afectados en términos prácticos de que sí obtuvieron un módulo o entregaron un dinero, más todos aquellos que pudo haber un interés y nunca se cristalizó
 

El modus operandi de la red de defraudadores 

De acuerdo con los testimonios de las víctimas, los espacios se promocionaban a través de flayers y tarjetas de presentación para vender, traspasar o rentar locales, vitrinas y módulos de madera que miden un metro de largo por un metro de ancho. 

Los flayers tenían la identificación de una empresa denominada Kiosco Urbano S.A de C.V. con dirección en José Vasconcelos 113, San Miguel Chapultepec. Las tarjetas de presentación, así como las placas colocadas en los módulos portaban el nombre de Grupo GTM S.A de C.V, situada en la calle de Popocatépetl 36, colonia Hipódromo Condesa. En realidad, estas compañías no existen, eran fantasmas. Las ubicaciones son edificios de departamentos. 

“Este grupo, por lo que vemos, estructuró empresas muy completas, porque tenían áreas de venta, administrativa, de seguridad, operativa y lo más curioso del caso es que llegamos a tener videos, donde se ve que ya tenían una pequeña fábrica de módulos de madera que ellos iban haciendo en función de la demanda que tenían de lugares”, apuntó Van Dooren Osio. 

A pesar de que se promocionaban a través de empresas supuestamente establecidas hacían la transacción dentro o alrededor de las estaciones del Metro. Los volantes con el logo e identificación eran el gancho. 


Para poder hacer este negocio se presume que dicha banda estuvo coludida con personal del STC de la anterior administración para obtener los permisos e ingresar sin que fuera detectada. Martín “N” utilizaba una autorización expedida en 2011. 

“Se vinculó con gente del área correspondiente para que le sacaran copias fotostáticas de los permisos originales, que probablemente tenían un permisionario que sí había cumplido en el área correspondiente o incluso alguien sustrajo y se los vendió a esta persona.

Martín “N”lo único que hacía era tratar de acreditar que él tenía posesión de todo lo que estaba comerciando. Se lo mostraba a la gente y se hacía pasar por algunos de los permisionarios que estaban ahí acreditados. Tenían, además, la manera de ir sacando más documentos”, dijo el funcionario. 

Según las declaraciones de las personas afectadas, en varias ocasiones los policías auxiliares eran los que realizaban la labor de venta, ofrecían un local o les decían que podían contactar a la persona indicada.