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“Mi bebé murió, pregúntame su nombre”, el duelo de una mamá guerrera

“Mi hijo Teddy hubiese cumplido tres años esta primavera, pero ni siquiera llegó a conocer nuestra casa: murió a los tres días de nacido”, recuerda la madre

Escrito en MUNDO el

¿Cómo se llama a un padre que ha perdido a su hijo? No existe un término para ellos en idiomas como el castellano o el inglés: es como si para la sociedad resultara un asunto demasiado doloroso como para enfrentarlo.

Elle Wright perdió a su hijo Teddy poco después de dar a luz y con su testimonio quiere desafiar esa idea de que solo quienes tienen hijos vivos pueden ser considerados padres.

“Mi hijo Teddy hubiese cumplido tres años esta primavera, pero ni siquiera llegó a conocer nuestra casa: murió a los tres días de nacido”, recuerda la madre.

Cuando sucedió, me sentí catapultada a una especie de maternidad que nunca había anticipado.

Me enteré de mi embarazo en septiembre de 2015, después de 10 meses intentándolo. Recuerdo estar esperando que mi marido, Nico, volviese a casa para darle la noticia.

“Puse la prueba de embarazo con el resultado positivo sobre sus manos y, cuando la vio, noté como le cambiaba la expresión de la cara. Él estaba radiante, yo lloraba. Nunca creí que el sentimiento de felicidad del día de nuestra boda pudiese llegar a ser superado”, detalla a la BBC

Elle no imaginó lo que pasaría con su bebé el día que le dio la noticia a su esposo de que estaba embarazada.

“Esperamos a nuestra primera ecografía, a las 12 semanas, antes de contárselo a alguien. Yo misma no podía creerlo hasta que vi a nuestro bebé flotando en la pantalla. Pateaba y se retorcía tan lleno de vida”.

Seis meses más tarde, tuve a mi niño en mis brazos durante un rato. Estaba callado y se sentía tan pequeñito.

Elle cuenta a la BBC que el médico nos explicó que nuestro bebé había tenido un pequeño problema para "arrancar" pero que ahora respiraba y estaba estable.

DAÑO IRREVERSIBLE

"No teníamos ni la menor sospecha de lo que pasaría, tan solo 74 horas después de que nuestro bebé naciera... Y decidimos llamarlo Teddy. Su nombre completo iba a ser Edward Constantine, este último debido a lo mucho que nos gustaba Constantine Bay, en la costa sur de Reino Unido. Yo soñaba con ver a Teddy dando sus pasitos de bebé hacia las olas en una de nuestras playas favoritas de esa zona.

Teddy nació con una enfermedad conocida como aciduria 3-metilglutacónica o 3-MGA.

De momento, una enfermera me despertó sacudiéndome el hombro. Sus palabras fueron: "Tengo que llevármelo, está muy frío".

“Vi sus bracitos colgando mientras ella lo sacaba de su cuna. Había dejado de respirar y nadie sabía durante cuánto tiempo. Se requirieron 18 minutos para resucitarlo y posteriormente nos enteraríamos de que el daño cerebral que había sufrido era irreversible”.

“No creo que algún día pueda describir cómo me sentí al enterarme de que no se podía hacer nada por Teddy y que moriría ese mismo día”.

Teddy nació el 16 de mayo de 2016 y murió el 19 de mayo, de una enfermedad metabólica muy rara llamada aciduria 3-metilglutacónica (3-MGA).

“Eso significa que todo le resultaba venenoso: hasta el aire que respiró apenas nació. Mi cuerpo lo había mantenido vivo y fue por eso que pude conocer a Teddy durante un corto tiempo, sostenerlo, olerlo y sentir el calor de su piel sobre la mía”.

Cuando llegó la hora de desconectarlo, me senté en un sofá en un cuarto privado flanqueada por Nico y mi madre. La enfermera dejó de bombear aire a los pulmones de Teddy y retiró de alrededor de su boca los últimos pedazos de cinta adhesiva y nos pasó a nuestro bebé.

“No tuve miedo cuando sus pequeños respiros se detuvieron, quería que se sintiera a salvo y que supiera que lo queríamos. Eso es lo que hace una madre, ¿no? Se olvida de sus propios sentimientos para proteger los de sus hijos… Pero creo que sentí como si mi corazón se rompiera físicamente en ese momento. Al menos esa es la única manera en que puedo describir ese sentimiento”.

"TEDDY MURIÓ"

Elle Wright es envió unos pocos mensajes a unos pocos amigos. No conseguía decir "murió" o "está muerto". Tuvieron que pasar unos meses antes de que pudiera decir o escribir juntas las dos palabras: "Teddy murió".

Uno de los momentos más duros fue el regreso del hospital, cuando Elle y su esposo encontraron los objetos que habían preparado en casa para recibir a su bebé.

La idea de ver a la gente o contarles lo que había pasado me hizo sentir mal y me escondí durante unas buenas seis semanas, viendo solo a mi familia y algunos amigos muy cercanos.

Sin embargo, una de las personas que escogí ver fue una mujer que conocí en una clase de yoga y cuyo bebé había nacido en el mismo hospital que Teddy un día después.

“Fuimos a tomar un café y conocí a su dulce y bella bebé. Sentí una sacudida de celos pero me contuve. Ella fue amable y paciente mientras charlábamos sobre nuestras experiencias durante las semanas siguientes a nuestros respectivos partos: las dos éramos madres, pero nuestras historias eran muy diferentes”.

"¿Cuándo volverás a trabajar entonces?", me preguntó de repente. Me di cuenta de estaba hablando con alguien que no me entendía. No volvimos a encontrarnos.

MUJERES GUERRERAS

Luego encontré a los amigos que nunca supe que necesitaba. Por casualidad, vi una publicación en Instagram de una madre desconsolada: Michelle. Michelle tenía una hija, Orla, que había nacido muerta en mayo.

Mientras leía sus palabras me di cuenta de que ella también estaba planeando nuevas rutas a lugares, evitando sitios con cochecitos y mujeres embarazadas, y usando gafas de sol en todo momento para enmascarar las lágrimas, pensé: "Gracias a Dios, no estoy sola".

Intercambiamos mensajes de solidaridad y ella me dijo que había creado un grupo de WhatsApp para recibir apoyo de otras mujeres que también habían perdido a sus bebés en los últimos meses.

El grupo se llamaba Mujeres Guerreras, y ha estado funcionando durante más de dos años. Nos referimos a los bebés como "La pandilla", celebramos sus cumpleaños y nos turnamos para escribir todos sus nombres juntos en la arena cada vez que alguna de nosotras va a una playa.

Sus amigas del grupo de WhatsApp, Mujeres Guerreras, le ayudaron a entender que hay otras personas pasando por la misma situación.

Me parecía catártico escribir el nombre de Teddy. Y lo escribía en el cristal de las ventanas, en la arena de nuestras playas favoritas, en cualquier lugar que lo hiciera sentir un poco más cerca.

"¿CÓMO SE LLAMABA?"

Perder a un niño desafía el orden natural de lo que esperamos y es una perspectiva demasiado dolorosa para permitir que nuestras mentes lo consideren, escribe la BBC.

La sociedad no tiene un nombre para los padres que han perdido a sus hijos.

Cuando la gente me pregunta si tengo hijos, me preocupa contarles mi historia porque sé que los hará sentir incómodos. A veces las personas dicen cosas como: "No te preocupes, serás una gran mamá algún día". Sé que la gente tienen buenas intenciones, pero es tan insensible.

Cuando le digo a alguien que tengo un hijo pero que no regresé con él a casa, hace una gran diferencia si la persona me dice: "Lo siento mucho, ¿cómo se llamaba?".

Me hace sentir que mi narrativa de la paternidad es válida y que Teddy era una persona, que importaba entonces y que todavía importa.

Después de la muerte de Teddy, escuché la frase: aprenderás a sentir el amor más que la pérdida.

Para mí, eso es exactamente lo que decir su nombre en voz alta nos permite hacer. Al oírlo, normalizarlo y reconocer su existencia, estamos llenando ese espacio cavernoso de pérdida con amor.

AJ